domingo, 17 de noviembre de 2013


17 de noviembre de 2013. Domingo.

ENFURRUÑADO
 
Enfurruñamiento, en el jardín. F: FotVi
 
-Hay días que (de ningún modo se trata de una aseveración ideológica o de posicionamiento político), hay días, digo, que, al salir uno de casa, echa a andar con el pie izquierdo. Y entonces, ya se sabe: todo o casi todo sale torcido, o bizco, o se toman caminos falsos, y es fácil dar un traspié y caer de espaldas como ciertos bichos, innombrables, de alcantarilla. Son tan innombrables estos bichos, que nunca diré tratarse de cucarachas.
Y si se es bicho de caparazón duro y se cae de espaldas es difícil luego darse la vuelta y ponerse otra vez en pie. Ya le pasó a un tal Kafka, escritor, que boca arriba y bicho él en una cama, imaginó espléndidas historias, todas ellas bisojas y llenas de sinuosidades, pero divertidas y ejemplares. Pues yo, esta mañana, he echado a andar con el pie izquierdo, y todo, o casi todo, me ha salido, por lo menos, trompicado y como borroso.
San Blas, en Santiago de La Ribera, es un barrio, por hermoso, digno de ser vigilado y protegido, cosa que no sucede. Con bosque e iglesia, y amplias avenidas, a veces parece un estercolero. Mobiliario urbano, farolas, señales de tráfico, aparecen en muchas ocasiones destruidos sin que parezca importarle a nadie. Crecen las malas hierbas y, tras la fiebre de los sábados, abundan residuos peligrosos de botellones y otros excesos.
Esta mañana, he encontrado abierta la puerta que cierra el vallado que protege a la iglesia, y forzada la cerradura del portón que da acceso a la misma. Parece que nadie ha entrado; pero ahí quedan los hechos, y los miedos. Luego, en el templo, no funcionaban ni los micros ni el tocadiscos; es decir, un desastre. Y, como un niño con pataleta, me he enfurruñado; pero, al fin, me he tragado el enfado y he celebrado la misa en paz y sin otros incidentes, interiores. Y me he dicho: esta es la consecuencia de echar a andar con el pie izquierdo.
Por lo que, Diario, hago propósito que, en el futuro, vigilaré mis pasos, pues empezar el día con buen pie, evita tropiezos y la posibilidad de caer de espaldas y, como bicho de caparazón duro, patalear sin causa, aunque sea mirando al cielo (20:16:40).

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