jueves, 26 de diciembre de 2013


26 de diciembre de 2013. Jueves.

GORJEAR EVANGELIO
 
Coral y director, cantando la Navidad, en el jardín. F: FotVi
 
-Suele ocurrir: ida la lluvia, vuelve el sol. Una metáfora de la vida, quizá. Aunque haya vidas que siempre parezcan ser una ciclogénesis explosiva y letal, destructiva, como la que ha cruzado estos días por estas tierras de rey, autonomías, partidos y sindicatos golosos de la pasta (y no de dientes) y la España invertebrada, de Ortega. Pasado el gozo de lo Humilde, de una ternura especial, la Navidad, llegan los días del exabrupto, de la megalomanía de la progresía al considerarse el único evangelio de la modernidad; días de la mediocridad política e institucional que nos aflige, de la pobreza y el desencanto de tanto ilusionado que en poco más de dos años ha empezado a dejar de serlo, me refiero los 11 millones de votos (así es la democracia), que a la hora de la verdad no pueden nada o casi nada.
Sin embargo, me gusta la alegría y no ser paleontólogo de la tristeza; es decir, buscador, en cualquier raíz o resto fósil social, el ADN de todo lo que es aflicción o pena, calvario, sufrimiento. El Señor de los cristianos vivió un calvario y un sepulcro, a los que siguió y seguirá por siempre una poderosa y definitiva resurrección. Estamos en tiempo de resurrección, por eso de año en año vuelve la Navidad y no el solsticio de invierno o un felices fiestas frío, esclerótico, convencional. Yo digo feliz Navidad como el que acaricia el pan antes de comerlo o mira a los ojos a un niño y contempla el otro mundo donde vive, que es asombro, luz, inocencia creadora, paraíso de cuentos ya soñados o por soñar; todo un mundo o mundos nuevos en los que perderse una vez, para poderse encontrar siempre. 
 Navidad, o días de sol, para tantos otros días de lluvia como, debido a agentes extraños, nos toca malvivir a lo largo del año. Mi noche de Navidad fue en familia, y con Candela como gracia de Dios en el Portal doméstico; ese portal donde siempre amanece un sol, el de la amistad, que ilumina y fortalece, y alegra como el vino. Noche de Navidad, o noche de armonía entre el cielo y la tierra, pues hay ángeles que cantan y pastores que hacen ofrendas, y un niño que gorjea evangelio (amor y cruz) desde el instante mismo de su nacimiento; amor y cruz, Diario, y resurrección (19:09:57).

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