domingo, 10 de agosto de 2014


10 de agosto de 2014. Domingo.
UN SIGLO DE TRES DÍAS
 
Como plegarias, en el jardín. F: FotVi
 
-Domingo, y en el exterior de la Ermita de San Blas, en Santiago de la Ribera, junto al Mar Menor, 40º; es decir, un calor de asfixia, de infierno de Dante sin Dante. Y, sin embargo, la iglesia, llena, y la celebración, festiva. Recordamos las palabras del papa Francisco: y rezamos por la paz. En las lecturas se nos aparecen personajes como Elías, el tempestuoso, el que se rio de los profetas de Baal e hizo llover fuego del cielo para quemar la ofrenda del sacrificio, el perseguido, además; otros personajes, Jesús y los suyos, y Pedro, en plan estirado y provocador, y falto de fe: «Si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua»: otro Elías, que luego, como aquél, hallaría la fe y la salvación en la humildad: «¡Señor, sálvame!», sin humos ya y vuelto a la realidad (irracional, a veces) de la fe. Y, entre golpes de abanicos y niños que hacen de niños (es decir, van, vienen: viven) y silencios y plegarias, se va haciendo la eucaristía, que nos lleva, actualizándolo, al misterio de la cruz y de la resurrección. El calor interior es más intenso que el exterior: se nota en los ojos que miran y en las manos, que, de vez en vez, se juntan y, acompañando a las palabras, rezan. Cuando predico, todavía me entran nervios, pero más si me graban; y hoy me han grabado; cuando más tarde me oigo, oigo a otro, y en el otro, perversamente, me critico a mí mismo, y no soy muy benevolente. Mejor que las palabras caigan en el alma de quienes las oyen, den su fruto, y que luego se las lleve el viento. La familia, con Candela, se marchó el jueves, y a tres días vista, Diario, parece un siglo; un siglo de tres días, que los hay (20:46:26).

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