miércoles, 26 de marzo de 2014


26 de marzo de 2014. Miércoles.
PAÍSES BÁLTICOS
 
Alas de acero, en vuelo. F: FotVi
 
-A las 16:19, en Altaria, salgo para Madrid, donde pernoctaré, hasta las 6: 25 horas; para, desde la T 2, en Barajas, emprender viaje hacia Frankfurt, desde donde volaré a Tallín, Estonia. Lugar de destino. «¡Dios, acompáñame!, si así te parece», he rezado (11:56:13).

martes, 25 de marzo de 2014


25 de marzo de 2014. Martes.
DONACIÓN
 
Antes fue idea, en la raíz del árbol. F: FotVi
 
-Pienso que toda flor, toda hoja, antes de serlo, son una idea, sólo una ida, en el interior del vegetal donde luego se manifiesta, se hace expresión, eclosión, decía el sabio. Es como la palabra en la boca, que primero es idea y luego aliento con significado; significado que dice, que habla, que distingue y singulariza. Singularizar, o dotar de dignidad aquello que se señala. Por ejemplo, amor; la palabra amor primero fue idea y más tarde, en la boca, combustión de la palabra, que arde allí para quemar en otra parte, dignificando. El amor, si lo es, dignifica lo que toca; como la palabra que lo dice. El sabio, Diario, tenía razón: amar, pero con significado de amor, o donación, dignificando (20:50:41).

lunes, 24 de marzo de 2014


24 de marzo de 2014. Lunes.
LA LUZ DE LA CERILLA
 
Otro sueño, en el jardín. F: FotVi
 
-Cuando se va alguien bueno, se nota más la escoria. Y es que la mejor denuncia de lo malo es la virtud. Por mucha que sea la oscuridad, si aparece una llama, aunque sea la de una cerilla, repliega aquella oscuridad y con su luz da esperanza al entorno, al contexto. La cerilla escribe claridad, para que el alrededor se libre de la noche, donde los miedos. No se valora la luz de la cerilla donde hay más fulgor, sino donde abunda la tiniebla, la ofuscación, los sótanos infectos. Ayer murió un hombre bueno y se nota más el desecho. Ayer murió Adolfo Suárez, el que ideó  la convivencia en democracia, la ideó y la hizo realidad, y que, ahora, al morir, parece como, sin pretenderlo, se hubiese llevado con él un trozo de esta democracia. Hay demasiada oscuridad que converge hacia la cerilla con la que Suárez iluminó lo primeros pasos de la salida del caos en el que vivíamos para apagarla. Con Suárez, la convivencia (la democracia), su luz, su parpadeo de esplendor, su difumino de esfumar sombras, sus aleteos de vuelos en libertad, han muerto un poco, o están a punto de morir del todo. De él dijo Francisco Umbral: «Adolfo Suárez, duque de Suarez, la más límpida lámina del siglo…, el que se inventó España». Inventó otra España, en la que vivíamos como en una Arcadia feliz y que ahora trozo a trozo, con desgarros, como si volviéramos a un nuevo 36 (corrupción, crisis, violencia en las calles, salvadores de todo pelaje por doquier, desencanto, secesionismo, políticos sin casta de tales, trepas, iconoclastas, perversos acaparadores, etcétera) nos la están arruinando, nos la están «desoñando»; es decir, nos la están dejando sin sueños para hacerla de nuevo hermosa y habitable. Yo hoy rezo por Suárez (era hombre de fe) y por España. Para que podamos decir lo que el poeta en el salmo 125: «Que el Señor cambie nuestra suerte, / como los torrentes del Negueb». Para que, aunque sembremos con lágrimas, cosechemos entre cantares; y puedan decir de nosotros aquello de: «Al ir, iban llorando, / llevando la semilla; / al volver, vuelven cantando, / trayendo sus gavillas». Diario, ¡cosechar entre cantares! ¡Otro Suárez, para otro sueño! (20:47:50).

domingo, 23 de marzo de 2014


23 de marzo de 2014. Domingo.
BODAS DE ORO
 
De lo viejo, rompiendo en vida, en el jardín. F: FotVi
 
-Es cura y, sin embargo, amigo (esta fórmula se suele decir y está gastada, pero yo la digo, por aquello de la libertad), y sabe algún idioma tan raro como el hebreo o el arameo, porque el griego y el latín, que también domina, son otra cosa. Es escriturista, por lo que el Señor debe temerle; el Señor teme mucho a escrituristas y teólogos. Se ha dicho de los escrituristas que son el Anticristo (Ratzinger, con matizaciones, en Jesús de Nazaret). Pero un Anticristo que tal vez haga falta, para desmontar el tinglado de la farsa de los que afirman que sólo la exégesis estrictamente científica, «en la que Dios no dice nada ni tiene nada que decir», es la buena y la que «está a la altura de los tiempos». Es decir, lo progre en la exégesis (interpretación, glosa o análisis) de lo que Dios haya dicho o haya querido decir. Hay exégetas que si Dios no ha dicho una cosa, la suponen, y, si la ha dicho, la tergiversan. O sea: Dios siempre dice lo que al exégeta progre le parece que dijo o debió decir. Mi amigo no es así; él escribe sobre lo que Dios ha dicho, sólo, y trata de entenderlo y hacérnoslo entender a los demás. Él ha sido no sé cuántas cosas; pero, ante todo, ha sido cura, y lo ha celebrado con el gozo del que ha sido elegido y ha cumplido con la elección. El cura no elige a Dios, es Dios el que elige al cura. Pedro, el de Galilea, pescador, no eligió a Jesús de Nazaret, fue Jesús el que se acercó al lago y le dijo: «Pedro, sígueme», y Pedro dejó todo y lo siguió. Y fue «pescador de hombres», como Jesús le había prometido; pescó para la vida eterna a aquellos que oyeron su palabra (la de Jesús) y la pusieron en práctica, desde la libertad. Mi amigo, el cura, se llama Miguel Pérez Fernández, nació en San Pedro del Pinatar, y ha celebrado las Bodas de Oro de su ordenación sacerdotal. 50 años de vida entregados al estudio de la Escritura, a la enseñanza y a la vida pastoral; y todo, por el reino de Dios, el que se nos prometió como reino de paz, de justicia, de vida, de gracia, de amor. Es decir, el reino soñado por cualquiera que se estime y estime a la humanidad, y en el que aún se trabaja. Su último libro se llama El beso de Dios. Midrás de la muerte de Moisés, en el que se trata «de una manera muy humana no sólo a Moisés, sino también a Dios, porque Dios -dice el autor- está lleno de humanidad». Como el autor, que, al recordar a los suyos (sus padres, sus hermanos, ya fallecidos) lloró. Fue un buen día de amistad y celebración; con Dios, Diario, de por medio, también celebrativo él, y festivo (20:06:28).

viernes, 21 de marzo de 2014


21 de marzo de 2014. Viernes.
REGALO
 
Haciéndose el poema, en el jardín. F: FotVi
 
-Dijo el sabio: La historia está hecha de silencios, que, sin embargo, hablan. Cuando la historia habla de alguien, éste ya ha callado, pero sus obras son su palabra. Se entra en la historia, no por lo que digan de uno en vida, sino por lo que recuerden de uno al irse. Y añadió: Lo más trágico de la muerte de un poeta es irse sin palabras, y dejar así sus poemas en orfandad, inacabados. Y, si un sabio dice tal cosa, ¿qué hacer, Diario, sino darle la razón y seguir adelante, celebrando la primavera, el poema que en esta hora se nos regala? (20:54:17).

jueves, 20 de marzo de 2014


20 de marzo de 2014. Jueves.
DIOS DESCIFRABLE
 
Dios descifrable, en el azul de estos ojos. F: Facebook
 
-San José es santo de mi devoción; y no es que otros no lo sean, pero, en mis devociones, a unos los abordo más y a otros, menos; y a los más, nada. (Abordar; en realidad estoy diciendo rezar; o sea, hacer oración). Decía mi madre que había que rezar a los santos más influyentes, y, entre ellos, señalaba a la Virgen (pero de la Consolación, patrona de Molina y alguna vez a la de la Fuensanta), a San José, a San Antonio, y así, hasta una decena. Luego venían los demás, a los que solo respetaba, pues decía que todo santo lo ha sido por algo. Ella, en su vejez, rezaba todos los días 6 rosarios; «y lo suelto», decía. Lo suelto era para los santos que quedaban en segundo plano, o en la penumbra de su piedad. Alguna vez rezaba a San Pascual Bailón, no sé por qué. O sí lo sé: quizá porque San Pascual vio a Jesús en la eucaristía, en una aparición, y ella era muy devota del Santísimo Sacramento. El caso es que todos los días rezaba, y mucho; alababa a Dios y alguna vez le pedía algo, no demasiado, para no cansar. Y lo hacía (pedir) por los demás, y apenas alguna vez por ella. «Señor -decía-, me estoy quedando ciega», era su oración, no pedía ni exigía, sencillamente exponía, y se arregló con unas gafas de mi padre. Todas las mañanas hacía sus menesteres y leía el periódico y, una vez informada, a cumplir con el cupo de los rosarios; eso mientras pudo; al final (vivió 100 años) sólo rezaba, y se lamentaba, cuando lloraba, de no tener lágrimas, y murió en paz. Para morir, sólo le bastó cerrar los ojos y doblar un poco el cuello, y ahí se quedó dormida. Yo la recuerdo toda paz, e ironía. Es hermoso contemplar a alguien donde habita Dios, y más si en él Dios se acomoda a la grandeza de la humildad; así Dios se despoja de su excelsitud y es un Dios menos teológico y más descifrable, más asequible, sobre todo porque se revela más amor. Esta es la razón por la que San José es santo de mi devoción; y es que, desde el silencio, cuidó, educó y amó a Dios; y, sin decir palabra, hizo el himno más excelso de la sencillez entregada (19:54:09).

martes, 18 de marzo de 2014


17 de marzo de 2014. Lunes.
CULEBRITAS TIESAS DE ACERO
 
Perdida y hallada, y no en el pajal. F: Wikipedia
 
-Cuidado, me he dicho, se me ha perdido una aguja y no en un pajal; y ando buscándola en casa por si se rebela y me ataca. Y es que las agujas, cuando se pierden, ni laten, ni dicen, ni se mueven, pero pueden atacar y morder, y, a veces, hasta con resultados fatales: pueden matar. Las agujas son culebritas tiesas de acero, sin ondeados, que pican y envenenan. Esta es la razón por la que, perdidas, hay que buscarlas y devolverlas al acerico, donde se tienen controladas y disponibles, seguras. Bueno; es ésta una metáfora demasiado simple que trata de explicar, aunque no lo logre, lo del avión malasio perdido y aún no hallado ni en el cielo ni en la tierra. Y decir que este avión (con forma de aguja, pero aerodinámica) sí se ha perdido en el pajal del mundo y no hay modo de dar con él. Ni satélites, ni radares, ni detectores de metales. Nada. Una aguja camuflada en un pajal. Eso dicen los noticieros. Y lo peor es que iban personas en su interior con el deseo y la ilusión de llegar a buen puerto y seguir viviendo, eso que tanto amamos los mortales y que suele cortar sin aparente sentido (o con sentido) a veces la muerte, esa señora  siempre de luto y tan poco lírica. Sin embargo, junto a la noticia de la pérdida del avión y la incapacidad de dar con él, no obstante los extraordinarios medios que dicen existir para lograrlo, se lee en la prensa la noticia según la cual parece haberse producido la primera localización en el universo de «ondas gravitatorias primordiales»; o sea: se trataría de haber dado con unas pequeñas ondulaciones producidas en su tiempo nada menos que por el Big Bang y que darían información sobre «los primeros instantes de vida del cosmos». Y me maravillo; y, con asombro, me digo: ¡sintiendo aún el primer temblor o gorjeo del inicio de todo! Es decir, percibiendo los latidos de un universo todavía bebé, y que crecía a pasos agigantados produciendo estrellas, galaxias, espaciosos infinitos, en los que apareció una mota de roca llamada Tierra, donde Dios instaló su soplo y fue el hombre. El hombre, que contempla todo, y lo toca, y lo celebra, y le da nombre, definiéndolo en la palabra. Secuela, pues, del soplo, que con el habla, le dio el dominio de las cosas; para dignificarlas. Otros lo verán de otra manera, yo lo veo así, y lo celebro, y lo digo, y me pregunto: ¿Cómo es posible dar con las ondas gravitatorias primordiales y no con el avión malayo perdido y aún no hallado en el templo de la ciencia, dado que hasta un pelo de la cabeza es detectado por los sofisticados artilugios de que dispone el Gran Hermano para controlar vidas y haciendas? Decir, Diario, que no entiendo casi nada, o, tratándose de política y de políticos, lo entiendo casi todo. La ciencia, por fortuna, es otra cosa, donde cabe el hallazgo y la celebración, con el asombro (12:30:17).

domingo, 16 de marzo de 2014


16 de marzo de 2014. Domingo.
TIZNE
 
Blanco sin tizne, en el jardín. F: FotVi
 
-Otra vez el sol, como un martillo de fragua, pero sin echar aún chispas. Es invierno. Las chispas vendrán después, cuando te tiendas en la arena y pongas tu espalda a ser acribillada por el sol. La espalda, donde tamborilean los dedos del sol, y dejan sus huellas de tizne. Curioso: tiznarse para lucir, esconder el blanco para hacerse negritud, desorientar, tan característico de nuestro tiempo. Como aquella persona que era casi toda postiza: llevaba dientes postizos, un ojo de cristal, un tacón más alto que el otro para igualar el desnivel de las piernas, lentillas, peluca, y mucha sonrisa, que no era suya, sino copiada del espejo, al que robaba las muecas que otros iban dejando. Porque el espejo lo guarda todo; hasta los miedos de los largos corredores de las grandes mansiones, donde los fantasmas y los murciélagos, y las telarañas. Negritud, pues, en vez de blancor, sólo como ejercicio de vanidad veraniega, hasta que haya que empolvarse (otro postizo) para disimular una peca, o las ojeras de una noche de insomnio y pesadillas. Impostado es una palabra que significa artificialidad, falta de naturalidad, fingimiento; es decir, mentira. Se podría llamar, pues, a la insolación del verano, negritud impostada. Hay mucha impostura (apariencia de verdad) en nuestra sociedad, y más en las altas esferas, donde están el poder (con tristeza lo digo: también el eclesial, a veces), la política, el periodismo (mullidor de opinión), las altas estancias financieras, la justicia, el deporte… Es decir, tiznarse para lucir; o impostura, Diario, de la negritud, aunque nos repela luego lo negro que nos viene de la miseria y de la injusticia, y muera en las alambradas del mundo alegre y confiado y, en tantos aspectos, culpable: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos… (20:04:56).

viernes, 14 de marzo de 2014


14 de marzo de 2014. Viernes.
SALIVA EN LA HERIDA
 
Curiosidad (tras las espinas), en el jardín. F: FotVi
 
-Tan pequeña, tan mínima, y cómo duele. Podando un rosal, una insidiosa punta de espina, menor que la de un alfiler, enfiló la yema de mi dedo y se instaló en ella. Golosamente. El dedo, con sacudidas, intentó que saltara la espina, pero no ocurrió, y ahí estaba, doliéndome, como un aguijón de avispa terco y voluntarioso, y hasta voluptuoso. Y he pensado: con qué eficacia ejerce la espina su misión de estar…, y doler (iba a decir otra cosa, pero aquí no cabe, por aquello de ser lo que soy; me he dicho: cuidado con la boca; y cuidada está). Dolía, hasta que esta mañana, con un alfiler y unas pinzas, hurgando, he intentado deshacerme del incómodo inquilino del dedo. Y aquí estoy: aguardando a ver si lo he conseguido. Con todo, más duele el dolor del hambre, o el del exilio, o el de una enfermedad inesperada, me he dicho, y me he echado saliva en la herida (dicen que es curativa), y me he sentido aliviado. Esperando que deje de doler o duela menos. Como espero que cambie la humanidad y sea más juiciosa, y fraterna; al menos, esto, Diario; la fraternidad hasta hermosea el dolor, y lo atenúa, es la saliva (casi lírica) de toda herida (20:01:00).

jueves, 13 de marzo de 2014


13 de marzo de 2014. Jueves.
ÁRBOLES Y CORCHEAS
 
Pájaros con corcheas en el pico, en ABC. Idea (luminosa): Mena
 
-Por estas tierras, no ha habido invierno, y, así, de un salto, el otoño se ha hecho primavera, y ya están aquí los primeros acordes de la sonata de La Primavera en Mi Mayor de Vivaldi. ¡Los oigo! En otoño los árboles suelen desprenderse de hojas, ahora, en primavera, se desprenden de pentagramas y corcheas y hay violines, con los pájaros de violinistas, que las cazan al vuelo y las hacen música, y nidos. Los pájaros las cazan, las meten en un nido y las vuelven descendencia; hasta otra primavera con notas musicales en los árboles, se deben decir, o soñar. Sin embargo, todavía hay algún día de añoranza del invierno y se pone gris y apenas lluvioso, como hoy. Unas pocas gotas que quizá quepan en una lágrima; o en dos, para ser más exactos. Lágrimas, por lo conocido que se va y por lo que llega, aún por conocer. Se va el invierno (y la vida) y llega la primavera, que también se irá. Es decir, todo yéndose, como el río, o los ecos de un grito entre montañas. Subes a la montaña, gritas, y el grito, dando tumbos, y cada vez más débil, se va alejando, hasta perderse. Igual que la vida; y sus vanidades. Mientras, suceden cosas, unas importantes y otras sencillamente cosas, sin más. Ha pasado un año desde la elección de Francisco como papa. Y se ha celebrado, en general, con alegría; la alegría con la que él predica el evangelio, y lo vive. En esta celebración alegre hay disonancias, cacofonías; pero menos. Prevalece la alegría por el acierto del Espíritu Santo, que dio (esta vez, sí, según casi todos: hasta El País, el periódico global, por ejemplo), que dio en el clavo. Lo que quiere decir (según éstos) que alguna vez se pilló los dedos, se equivocó. Yo, sin embargo, creo que siempre acierta; aunque se equivoque, o así lo parezca. Y aquí, en España, se ha desvestido a Rouco y se ha vestido a Blázquez, de presidencias. Eso, sí: la Iglesia sigue, a pesar de los zarandeos del mar de la Historia y las acechanzas del maligno, que diría un clásico. Y yo, Diario, celebrando la primavera con Vivaldi y Mena, el dibujante de ABC, al que en sus dibujos le salían árboles y pájaros con corcheas, como un modo de arrancar, aun en días grises como éste, una sonrisa, y, si es posible, musical (20:55:05).

miércoles, 12 de marzo de 2014


12 de marzo de 2014. Miércoles.
SILENCIO Y ORACIÓN
 
Música o trágica ironía, en Auschwitz. Polonia. F: FotVi
 
-Ayer celebré el silencio y la oración, y recordé, con pena, la muerte que nos sobrevino un malhadado 11 de marzo de 2004, cuando el siglo XXI todavía era casi un niño y empezaba a dar sus primeros pasos, difíciles, inseguros, pero, como toda vida que se inicia, esperanzados. La esperanza, allí, en lo alto de las ramas del futuro, donde se dan y se muestran los frutos, como en un árbol. Y entonces fue el miedo, no a la muerte, sino a los que provocan la muerte sin causa (o por causas inconfesables), lo que me provocó un terror imposible en el alma. Me llené de miedos, como casi toda España. La muerte aterra, y, más, si es injusta. Aunque dijera Borges, en una verdad a medias, que la muerte «es una vida vivida», tal vez lo sea si se trata de una vida y una muerte acontecidas según ley de vida. Se nace, se vive, y se muere. Inicio, nudo y desenlace, como en un relato clásico. Se vive y se muere, natural; pero si hay un tajo en la vida, inesperado, brutal, ya no hay «vida vivida», sino muerte adelantada. Y esto ya es la tragedia. La cruz fue una tragedia, como lo fueron los campos de exterminio nazis o los Gulag soviéticos. Lo del 11 de marzo fue un Auschwitz, aunque en miniatura, tan terrorífico como aquél de entonces. El terror no está en la cantidad, sino en la calidad del odio que lo provoca. Todavía se desconoce (o no lo suficiente) de quién (o quiénes) partió la idea: una idea (si se me permite) demoníaca, por enfermiza. El demonio es una enfermedad que pretende corroer el bien, o la enfermedad del mal por el mal. Pues ahí está: el 11 de marzo, la maldad hecha atentado terrorista, con resultados de desastre sin sentido. 192 vidas cortadas, y más de 2000 heridos; el odio en estado puro, sin mácula y sin porqués. He leído en un periódico (ABC) los nombres de los fallecidos aquel día: el primero es Eva Belén y el último Csaba; una ciudadana española y un ciudadano húngaro, atrapados ambos en una muerte sin sentido, demencial. Y, en el medio, un catálogo de nombres y apellidos de gentes inocentes que, en ese momento, no hacían más que vivir e intentar dejar vivir. ¿Atentado de tipo político, religioso? En todo caso, Diario, una aberración más de mentes enfermas de odio y vileza, e inválidas de humanidad (21:38:10).

martes, 11 de marzo de 2014


11 de marzo de 2014. Martes.
SOBRAN LAS PALABRAS
 
Silencio blanco, en el jardín. F: FotVi
 

-Como hoy 11 de marzo sobran las palabras,
digo silencio y cierro sus puertas,
y en él me quedo como gusano en su claustro de seda.
En el silencio no se oye nada, salvo el silencio mismo, que, rezando,
idea la fragilidad de colores que luego será la mariposa.
De los silencios nacen mariposas,
como del grano de trigo, trigales.
¡Oh, silencio, no te oigas, deja que rece!
Si hablas, se callará la oración,
y no habrá mariposas que iluminen los hilos de seda del sol.
En tu mudez, silencio, se oirá la vida,
y habrá otra vez mariposas que pongan
hilos de seda al sol y espigas con trigo en el trigal. 

¡Cállame, silencio! 

(19:34:23).

lunes, 10 de marzo de 2014


10 de marzo de 2014. Lunes.
MEJOR, TALLO
 
Melodía, en el jardín. F: FotVi
 
-Dijo una vez un aspirante a sabio: «Celebraré a toda mujer que mire con mirada de mujer». La mirada, donde el alma asoma, donde acaricia el corazón, añadió. Este aspirante a sabio no hablaba de las manos, ni de la belleza del rostro, ni del talle (mejor, tallo), ni de la sabiduría de la mujer. Todo esto, y en más o menos grado, se le supone en el haber de la mujer. Contando con que todo eso, y en perfecta consonancia con la fantasía de cada cual, puede ser objeto de añadidos y composturas, de ajustes y remiendos. A más fantasía, seguía diciendo, más tinglado y exuberancia para la representación y la farsa; bella farsa, sin embargo. Aunque en ellas, decía, todo es bello, hasta el sacrificio de los tacones altos en suelo resbaladizo. El aspirante a sabio sólo tenía ojos para la mirada de la mujer; para él, en la mirada, estaba toda la mujer: su verdad o su disfraz, su belleza, que dice ir más allá de líneas (digamos geometría) o aspavientos físicos, su lírica o su prosa, su fortaleza o su debilidad, su ternura o sus aversiones, su vida toda. Dios las hizo así, decía. ¿Y el hombre? Lo mismo, Diario, pero sin tanta celebración y melodía; más prosaico todo, sin apenas lírica, qué quieres, finalizaba (21:31:35).

domingo, 9 de marzo de 2014


9 de marzo de 2014. Domingo.
PEQUEÑA NUBE DE POLVO
 
Tulipán, celebrando a una mujer. F: FotVi
 
-Si se finge, se es hipócrita, dice el diccionario. Sólo si se es actor, no existe la hipocresía cuando se finge. Pues «hypokrisía», en griego, significa «representación de un papel en el teatro». (Diccionario de María Moliner). Farsante, doblado o mátalas callando, nebulón o mosquita muerta, son, entre otros muchos, sinónimos de hipócrita. El hipócrita es un bicho que se pone la máscara de un ave; y, aunque no sea ave, por su atuendo (las alas impostadas), lo parece. Hace graciosas piruetas y agita las alas, haciendo como que vuela, pero en realidad sólo da saltitos en la tierra. Como la rana o el marsupial. Levantando, eso, sí, en cada salto, un pequeña nube de polvo, una boria, que tapa y disimula el engaño. En esta sociedad nuestra vivimos de máscaras, un carnaval perpetuo. Por esto o por lo otro. Nos vestimos de estupidez y salimos en grupo a celebrar la simpleza; a lo peor es que sólo somos eso: minucia. Ayer, la sociedad del bienestar se puso la máscara del día de la mujer y celebró con algaradas el acontecimiento. Se celebra a la mujer, en general; como el altruista celebra a la humanidad, sin más. Santa Teresa de Calcuta celebraba a la humanidad, cogiendo a un moribundo en la calle y dándole el pecho de sus cuidados, como la madre al hijo. Madre Teresa de Calcuta la llamaban. (Yo aún la llamo así). Como el samaritano al apaleado que quedó malherido al lado del camino. Los hay que se preocupan de la humanidad en su conjunto; pero si se acerca un pobre a su puerta, le dicen: perdone, y lo despiden con la música a otra parte. El día de la mujer: pero ¿qué mujer? ¿La que es madre, la expropiada de dignidad, la que lo da todo, la que lo exige todo? ¿Qué mujer? Celebrar a la mujer en general es como celebrar al viento, que nunca es posible cogerlo con las manos. Atrapar el viento, ¿cómo? Una entelequia. Celebrar a la mujer, sí, Diario; pero haciéndolo con la que en este momento se tenga delante, aunque sea en el recuerdo; en ella (aunque esté en el recuerdo), celebra a todas las mujeres. Y como dice un proverbio chino: «Si esperara la perfección, nunca acabaría mi libro» (20:14:47).

viernes, 7 de marzo de 2014


7 de marzo de 2014. Viernes.
FLOR ENTRE ESPINAS
 
Entre espinas, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy no escribo yo, dejaré que esta pequeña cosa llamada flor entre espinas lo haga por mí; hable y diga: «¡Vivo!», y, a pesar de las espinas que la acechan, me transmita su convulsión o estremecimiento por vivir y dejar vivir. En el milagro de la vida, Diario, dejar vivir, sin aspavientos, sin cóleras, pero con la paz de la justicia: que el sol salga para todos (19:44:31).

jueves, 6 de marzo de 2014


6 de marzo de 2014. Jueves.
LENTEJAS
 
Humildad y belleza entre raíces, como la lenteja, en el bosque. F: FotVi
 
-Hoy, en Javalí (el Viejo, tan antiguo como el recodo del río que le da nombre), he comido lentejas. En tiempos, se decía que comer lentejas era comida de pobre. Como si el estómago, ante el hambre, supiera de qué iba e hiciera remilgos, o se metiera en dengues. Madre decía que tenían hierro, y de ahí su bondad. Y a Negrín, presidente del gobierno en la segunda república, le atribuían el dicho o refrán: «Lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas». Tal vez por eso, de estudiante, todos los días o casi todos nos daban lentejas, al mediodía y a la noche, e incluso hechas puré los sábados por la noche, por lo que llamábamos al tal mejunje la sabatina. Garbanzos y lentejas se iban turnando; pero a pesar de todo, preferíamos las lentejas, por estar limpias de invitados y más sueltas; a los garbanzos los flipaban de bicarbonato, decían que para ablandarlos, y terminaban siendo un todo confuso, de color tísico, como el engrudo. Lo comíamos, a veces, con la nariz tapada, pero lo comíamos, mandaba el hambre. A las lentejas o los garbanzos le acompañaba un minúsculo trozo de pan y una naranja, el agua podía beberse sin mesura; los domingos (el día del Señor), sin embargo, se nos daba arroz con pollo; siempre más arroz que pollo, y se podía hablar. Los días de las lentejas y los garbanzos, desde un púlpito, se nos leían historias piadosas y la vida de Isabel la Católica; con una variante: llegado don Félix, extraordinario músico, los domingos, en la cena, oíamos música clásica y, por petición de un grupo, amigo de la música española, algún pasodoble, acompañado incluso (se nos permitía) de moderados olés. Con todo, eran años felices, años de estudio y rezos, y mucho juego, y dudas, y sueños. Hasta a mí, entonces, me dio por hacer poemas. Hoy, en Javalí Viejo, las lentejas de mi sobrino Javi (de chuparse los dedos) me han traído estos recuerdos, Diario: el de madre y el del Seminario, donde dio comienzo lo que soy, que no es mucho, pero sí lo suficiente para sentirme feliz y, si volvieran aquellos tiempos, repetirlos agradecido. Rosa-rosae, la Virgen Blanca del patio, las notas del piano, que dejé en el camino, la capilla, aquel gol que hice y que no fue porque dijeron que lo había metido con la mano, las églogas de Virgilio…, recuerdos… (20:47:06).

miércoles, 5 de marzo de 2014


5 de marzo de 2014. Miércoles.
GLORIA DE LA CENIZA
 
Embellecer la belleza, en el jardín. F: FotVi
 
-Todavía llevo ceniza en la frente y en los dedos. Esta mañana he oficiado la celebración de la ceniza, ese signo que nos recuerda de dónde venimos y adónde vamos. O el gran viaje de ida y vuelta, mientras se vuela. Porque es el caso que, bien sea debido al célebre Big Bang incontenible (ciencia) o al gran Arquitecto  y Escultor divino (fe), todos venimos de la ceniza y a ella volvemos. Es decir, hoy, me digo, yo con ceniza en la frente, y pensando desde la ceniza. Y no es que yo me considere un cenicero o lugar de colillas, sino sólo y maravillosamente un poco de ceniza, de polvo, que piensa y se enamora, y sueña. (Son los vuelos de la ceniza soñadora).
 
«Serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado».
 
En las palabras, el poeta pone alas a la ciencia y sonidos de lo alto a la fe. Y ambas, la ciencia y la fe, se encuentran en el poema. Si es sorprendente que la ceniza hable, lo es más que, en el poema (en las palabras), embellezca a la misma belleza. Mirar la belleza (una flor, un ocaso, la luz de los ojos de un niño, sus enigmas) y sentirla es ya un milagro, aunque sólo sea interior; pero mirar la belleza, y decirla, es el gran milagro de la ceniza (polvo enamorado), que contempla y habla, y, en el decir, hasta sublima la belleza. Como se puede ver, Diario, Quevedo, en la palabra, dignificó la ceniza y engalanó la belleza, para gloria de la ceniza (20:15:22).

martes, 4 de marzo de 2014


4 de marzo de 2014. Martes.
LA VERDAD CALLADA
 
Fría desnudez, en el jardín. F: FotVi
 
-Suele ocurrir: el dinero vence a todo, incluso, a veces, a las más arraigadas creencias. El dinero es algo que no tiene voz pero tiene voto. Levanta y derriba imperios, y enferma democracias. Europa es una democracia herida de muerte, sin ningún valor al que agarrarse, salvo el de la economía, que así es llamado ahora el dinero. La sabiduría china afirmaba que cuando habla el dinero, la verdad calla. El dinero es sutil y repta como la serpiente, hasta que logra la picadura fatal, no en el cuerpo, sino en el alma, que es donde más rápidamente emponzoña, y mata. Si el alma se vuelve negra, con qué se blanqueará, pensaba un corrupto. Y es que se miró el alma y sintió la mirada negra, como cegada de tizne, tanto era el negror que su alma despedía. Los hay corruptos de toda clase y condición; hasta la pobreza puede corromperse, si el dinero le sonríe. El dinero desplaza dioses, incluso al Dios del amor en el que hubo un tiempo en que creía Europa. Lo ha dicho el papa Francisco: «El dios dinero está ahora en el centro y no la persona», y el dinero es el que manda y ordena; es el nuevo orden. «Y lo que no cabe en ese orden, dice el papa, se descarta». Se descarta a los niños «que sobran, que molestan, que no conviene que vengan». Y a los viejos, pobrecillos. El dios dinero no es un Dios-amor, que se da, sino un dios-interés, que recoge, creando a su alrededor sólo pobreza, tanto espiritual como de la otra. Un panorama éste, Diario, que deja helado. También lo ha dicho el Papa: «¡Helado!» ¡Brrr!, con vaho en la boca (20:42:01).

lunes, 3 de marzo de 2014


3 de marzo de 2014. Lunes.
SALÍ AIROSO DEL TRANCE
 
Veneno y belleza (baladre), en el jardín. F: FotVi
 
-Como diría San Juan de la Cruz, al final, salí airoso del trance. Fue antes de la misa, el domingo, en San Blas, y cuando abría las puertas de la iglesia. Con un vientecillo fresco, el sol iba de nube en nube, saltando y escondiéndose, jugando al escondite invernal. Yo estaba casi eufórico: me agradan estos días inciertos de invierno y pienso en los países donde nieva. Como diría Umbral: la nieve es tiempo en plumas. Recogía los saludos de los que iban llegando y saludaba yo a mi vez. De pronto, aparece un señor en bicicleta que me pregunta si soy el párroco, le digo que sí, y me dice que está en el paro, que tiene una familia que alimentar y si le puedo ayudar. Le digo que la iglesia ayuda a través de Caritas. Insiste. A estas horas, dice, está cerrada. Y pienso: es cierto. Y le digo la verdad: en ese momento no llevaba yo nada encima, ni un mal céntimo; pero no debió creerme y se lanzó al ataque, un ataque verbal, fiero, envuelto en gritos. Ataque, además, emboscado en una cierta maldad. Yo diría que llevaba el discurso preparado, y escondida la rabia. Desde ladrón y asesino, hasta violador de niños, me llamó de todo. (Es cierto que el pecado de unos pocos, suele, como el agua de la fuente, salpicar a otros; ya saben lo que se está aireando estos días: un pecado atroz de determinados religiosos que enloda a toda la iglesia; pero que la iglesia ya ha reprendido y castigado). Una anciana, Inés, le quiso ayudar; pero también se revolvió contra ella, echándole las culpas de lo que es la iglesia y la causa de que todavía exista. Reconozco que, por lo inesperado y violento del ataque, me sentí nervioso y abatido, y con un profundo malestar. Y así salí a celebrar; aunque me fui serenando. En la homilía hice una ligera mención del percance y seguí hablando de la, según Isaías, maternidad de Dios. Dios, Padre y Madre. Ya lo afirmó el santo papa Juan Pablo I, dije. Y en el momento de hablar al pan y al vino para que fueran cuerpo y sangre de Cristo, según las palabras de Jesús, todo había pasado. Y sin ser santo, pero sí consecuente con lo que predicaba, puse la otra mejilla. No sé si es la primera vez, creo que sí. Y tan es así, Diario, que pensé: si volviera, le ayudaría de cualquier manera: aunque fuera pidiendo para él. La otra mejilla. Y es que, me dije, no todo es predicar: no está mal de vez en cuando hacer aquello que se predica, y esta vez lo hice. Y me sentí, si no santo, sí feliz. Y que conste que no se trata de contar ninguna batallita, no estaría bien  (19:53:21).

domingo, 2 de marzo de 2014


2 de marzo de 2014. Domingo.
¿MADRE?
 
Maternidad, o amor afable. F: FotVi
 
-Hoy, en misa, he hablado de la maternidad de Dios. Dios es Padre, pero con hechuras de Madre. Cuando estoy con cualquier fiebre (de desamparo, de insatisfacción, de infidelidad o desconfianza por mi parte) me lo imagino Padre, que, como las madres, y con el fin de calmar las décimas de fiebre de mis dudas u ofuscaciones, de mis miedos y carencias, de mi debilidad, pone la mano en mi frente y tranquiliza mi fiebre. Quizá la fiebre sigua, pero atenuada. Es como si parte de la fiebre se fuera en la mano de Dios. Dios es amor, dice San Juan. Es decir, es todo y el único amor. Cualquier amor, pues, participa de ese amor. Pero en todo amor hay ecos, resonancias: sucede el amor, la pasión, el rapto, e inmediatamente le siguen el sosiego, la paz, el amor afable, la ternura. Dios es amor de cruz, terrible; pero también amor de padre que espera al hijo pródigo y, cuando lo ve llegar, sale al camino y lo abraza, con impulsos de madre. Dios es amor que atrae, sin asustar. Una vez más Isaías lo explica así: «Sión decía: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado”». Y sigue: «¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas?» Yo, sin madre ya en la tierra, Diario, me acojo a la maternidad de Dios, que, en las entrañas del bautismo, me engendró a una nueva vida y, en esa vida, a mí, su criatura, me sigue amando con amor de Madre, que abraza y nunca deja de poner su mano en la frente con fiebre de mis dudas y torpezas, incluso de mis delirios; pero sin dejar de ser Padre. Padre, pues, y Madre (20:14:19).