sábado, 28 de febrero de 2015


28 de febrero de 2015. Sábado.
ANUNCIACIÓN PRIMAVERAL
 
Acontecimiento, en el jardín. F: FotVi
 
-Abro la ventana y el sol me da la mano, me saluda eufórico, luminoso, con atuendo casi primaveral, mientras un pájaro, con Dios en su pico como canto, revolotea en el seto. Se extasía. Hoy, último día de febrero, el sol ha adelantado el equinoccio de marzo y se ha vestido de luces, de ensueños quizá; como el poeta, que hace que las palabras signifiquen lo que ellas como tales palabras nunca soñaron decir. La palabra se amplía en el verso del poeta, como en el abecedario de la primavera el árbol. En el patio, el melocotonero de la maceta -quebradizo, apenas un tallo- ya ha escrito, como el almendro impaciente del campo, su poema en flor. Pequeñas flores para un gran acontecimiento. «Entre el verde pinar sin estaciones / y el mar sumido en rebelión eterna, / vuelves tú, temporal y bello, almendro, / a prometer la dulce primavera», así cantaba al almendro Dionisio Ridruejo, celebrando la humildad del árbol hecha anunciación primaveral, gozo del invierno que despierta y bosteza floreciendo. Hoy, Diario, no diré nada más; o sólo añadir que Dios es bueno; bueno él, porque, al menos a mí, como al árbol belleza, me inspira bondad, que es el otro florecer del alma; o eso creo (28/02/2015).

viernes, 27 de febrero de 2015


27 de febrero de 2015. Viernes.
PARADOJA DE LA INFELICIDAD
 
Un mundo no tan feliz, según Aldous Huxley. F: FotVi
 
-Tragedia es la palabra. Aldous Huxley, como ironía cínica de una situación de dictadura espiritual y biológica, intelectual e igualitaria, terrible, escribió Un mundo feliz, o paradoja de la infelicidad. Es decir, un mundo feliz de infelices, de agentes de la desdicha, de tumbas de la idiotez. En el relato, el mundo parece feliz, aunque en realidad sea un mundo de esclavos. Y esclavos de la nada; o esclavos del soy feliz sin saber en qué. Felicidad sin causa, o la felicidad de ficción. Sin embargo, en este ¿mundo feliz nuestro? planea la tragedia a cada instante, hemorrágicamente. Tragedia de un mundo sin meta, replegado en sus miedos y hedonismos, en sus ínfimas y débiles convicciones sin convicción, o de su fe tan descreída. Se apaga la luz del humanismo (griego, romano, cristiano, con raíces sumerias) en occidente y surge la barbarie de lo fanático, de lo irracional, y no hay convicción ni coraje en este mundo nuestro para parar esta caótica insensatez. La barbarie que nos viene de oriente siega vidas, etnias, y destruye la historia martilleando el arte, la cultura, dejándonos sin la luz de nuestras raíces, las que nos iniciaron en el balbucear del primer alfabeto escrito, en el primer sueño de levantar una ciudad y hacerla avenencia, vecindad, trato cercano, así como en el fervor (sueño de historia ya) de perpetuar la recordación de la vida y sus avatares en escritos y monumentos. ¿Un mundo feliz el nuestro? ¿Dónde, cuándo, cómo lo cuento? «En el futuro, la maldad debe ser perseguida, reconocida, y, en lo posible, evitada»; consejo de Aldous Huxley en el prólogo a su relato «un mundo» no tan «feliz». Y decir, Diario, que nunca un consejo de tanto saber debiera pasarse por alto, ¿o sí? (20:46:44).

jueves, 26 de febrero de 2015


26 de febrero de 2015. Jueves.
DEBATE Y SIRTAKI
 
Dialogando con su belleza, en el jardín. F: FotVi
 
-Ayer hubo viento fuerte; hoy, ventolín, palabra que, aunque no esté en el Diccionario de la Real (Francisco García Pavón, novelista, ya lo usó), todo el mundo entiende lo que quiero decir: ayer hubo un viento de abanico grande y hoy, un viento de menor voltaje, tímido, de buenos modales, casi irónico. No ocurrió así en el llamado Debate del Estado de la Nación, o debate de la paranoia. El Debate (que bien podría llamarse agarrada, bronca, o déjeme que yo le grite para que usted no me oiga) consiste en no decir nada (o casi), sino en hacer como que se dice para acallar al contrario y colmarle los oídos de palomas a los de la bancada allegada (de izquierda a derecha) para que vuelen en sus ensoñaciones de repetir, en las siguientes elecciones, escaño y mamandurria, y palmas y pataleo. ¿Quién ganó el Debate? ¿Diga? ¡Que quién ganó el Debate! ¡Ah! Y el que asó la manteca (el periodista) se va con su micrófono a otra parte, hasta el año que viene, en el que el Debate se haga con escenografía bolivariana y música griega, quizá. ¡Ah! ¡El sirtaki de Zorba el Griego, Diario, aquella película! (19:12:56).

miércoles, 25 de febrero de 2015


25 de febrero de 2015. Miércoles.
YO SOY CRISTIANO COPTO
 
No importa el invierno, en el jardín. F: FotVi
 
-Como no me gusta ni ser ni estar en lo políticamente correcto, llamaré hipócrita con todos sus sinónimos (hasta el de beatón) a los que, habiendo salido a la calle el 11 de enero a fingir que ellos también eran Charlie Hebdo (revista satírica, dicen, pavorosamente ametrallada el 7 de enero en París), no hayan hecho lo mismo ahora y proclamar: «Yo soy cristiano copto», tras haber sido decapitados 21 fieles cristianos  en Libia el 15 de febrero último. La mano que urgió el gatillo en París fue la misma que llevó la hoja del cuchillo al cuello de estos cristianos egipcios, hasta segarlos. Y es que, por lo visto, no es lo mismo morir por una gracieta irreverente y blasfema que por la fe en la trascendencia. (Es un decir). La gracieta se ríe de la fe, y es celebrada. ¡Qué risa da festejar la gracieta que ofende a la fe! La fe, por el contrario, ha de callar y morir en silencio o en el tímido bisbiseo de una oración, sin que los de la gracieta irreverente y blasfema se conmuevan. ¡Allá tú, si rezas! La fe no tiene derecho a ser defendida en la calle, porque no entra en el digesto o resumen de cosas que son consideradas libertad de expresión: diosa intocable de lo políticamente correcto ahora y en la hora de esta hipócrita y «alegre y confiada» sociedad nuestra (Benavente). La fe, aunque sea vida para miles de millones de creyentes, no es, sin embargo, gracieta irreverente y blasfema que deba ser respetada y defendida al modo como lo fuera Charlie Hebdo, aquel triste 11 de enero, por lo que, si es decapitada (la fe), allá ella; o bien decapitada está. La fe, que no es gracieta (ni irreverente ni vendible y no rentable por tanto), no es bien vista por la elite de un mundo de mercaderes y falsos profetas, que a lo más que aspiran es a vivir en la turbulencia de su soberbia y su propia adoración, con el engaño como bandera. Es tiempo este de levantar templos a la idiotez, a la poquedad, y derribar toda excelencia. Triunfa lo bufo y cae lo ecuánime y sabio, lo que perdura. Anímense los perros que andan bajo la mesa del rico epulón, que, en vez de lamer las heridas de Lázaro (el pobre), esta vez se las morderán. Ahí están las fauces, Diario, las del EI (Estado Islámico) con sus yihadistas y las de las gracietas irreverentes y blasfemas, ambos enseñando los dientes, que gotean sangre, luego de haber mordido (19:02:38).

lunes, 23 de febrero de 2015


23 de febrero de 2015. Lunes.
BUCÓLICA
 
Llorando, por no reír, en el jardín. F: FotVi
 
-Día este de bucólica de Virgilio; es decir, sol, serena paz, y Títero, que, echado a la sombra de una copuda haya (Égloga 1ª), ensaya tonadas pastoriles. ¡Ay! Sin embargo, yo me resisto a entrar en el juego de lo políticamente correcto (lugar común para los que carecen de ideas), y así vengo en llamar a la libertad de expresión, conveniencia (o provecho) de unos pocos, y a la actividad política (siempre hay una excepción), manera de embaucar y hacer creer que el voto (o ensoñación) que se echa en la urna es propiedad del que lo deposita y no de la engañifa del que lo pide, y que el tan llevado y traído silencio de Dios, es sólo una invención del poderoso para acallar la voz de los humildes, y así, Diario, podíamos seguir, hasta el infinito. O sea, que no me gusta andar por lo políticamente correcto. Y tanto es así, que nunca digo lo de «río por no llorar», lo encuentro falso y pedante, tonto; yo, en estos casos de risa y llanto, de sacudida emocional inevitable, suelo decir: «lloro por no reír», otra tontería, pero más eficaz; digo: «lloro por no reír», y entonces me da la risa; risa que, regada por el llanto, suele salir más alegre y menos funcional, más limpia  (20:22:12).

domingo, 22 de febrero de 2015


22 de febrero de 2015. Domingo.
DESIERTO
 
Desierto, en Göreme, Capadocia. Turquía. F: FotVi
 
-Me conmueve leer en Marcos, el evangelista, aquello de que «el Espíritu empujó a Jesús al desierto», donde éste se quedó «cuarenta días, dejándose tentar por Satanás». De los sinópticos, Mateo señala que «fue llevado» al desierto y Lucas que «era conducido»; es decir, ante la descripción de la realidad de Jesús en el desierto, Mateo y Lucas eligen la mesura, mientras que Marcos, con una cierta rudeza, opta por la derechura: fue «empujado», obligado con un cierto apremio o atropello, quizá porque, aunque debía conocerlo, para salvarlo, le perturbara el lugar. Como le impondría la muerte, pidiendo pasar de ella, pero yendo a la muerte. Si es posible, dijo, pase de mí este cáliz, el de la cruz, el de la deshonra, el de la destrucción. Terrible cáliz. Porque, aunque Dios, era humano; es decir, con todas las debilidades de lo humano. (Salvo la debilidad del pecado, señala la Escritura). El desierto es hambre, el desierto es sed, el desierto es soledad, y lo más cruel de todo, el desierto es silencio. (Y en este caso, como en el de la cruz, aun, para el Hijo de Dios, silencio de Dios). El desierto podría ser una descripción perfecta de nuestro mundo actual. Como el desierto, nuestro mundo es hambre, es sed, es soledad, es silencio. Y la causa de todo es la injusticia. La injusticia lleva sobre sus hombros todas las lacras del desierto del mundo. Por la imposición de unos pocos, la injusticia es hambre, es sed, es humillación, es soledad, es silencio. Y Jesús (quizá, como ocurrió con la cruz) hubo de ser «empujado» al cáliz del desierto, para beberlo y poder así salvarlo. ¡El repulsivo y pavoroso silencio de la injusticia! Sin embargo, como Ana Frank, la niña que muriera en el campo de concentración de Bergen-Belsen, Jesús, en el desierto, Diario, debió pensar: «Tuve suerte, la de haber sido arrojado bruscamente a la realidad». Aunque con la posibilidad de hacerla hermosa, aterradora, no obstante, realidad (20:38:40).

viernes, 20 de febrero de 2015


20 de febrero de 2015. Viernes.
¡DADNOS LA INFANCIA!
 
Dibujando sueños, a pesar de la guerra, en Siria. F: Googel
 
-He visto un vídeo donde se observa que -a pesar del horror, o dentro del horror mismo que creamos los humanos- la luz, a veces, y en este mundo nuestro tan hostil a la claridad, prevalece sobre las sombras. Y es que la luz de la inocencia, en ocasiones, suele encender las sombras hasta convertirlas en antorcha, en deslumbramiento, en clamor de fuego. Sombras encendidas, pues; o sombras convertidas en llamarada. El vídeo muestra un coro de niños sirios que, con lágrimas en los ojos y a ritmo de himno sagrado, canta, denuncia, acusa: «Somos los niños de Siria -dice. Mirad lo que nos está pasando. Estamos sufriendo masacres, matanzas, desahucios, y el miedo nos domina… Somos los niños de Siria. Mirad lo que nos está pasando. Los sueños de nuestra infancia permanecen en nuestro interior y todavía no han crecido. “Injusto, dinos: ¿Qué te hemos hecho para que nos asesines? Puedes matarnos, puedes hacernos sufrir, puedes dejarnos huérfanos, y puedes asesinarnos, pero NO podrás cambiar lo que hay en nuestros corazones”. Protegednos de los bombardeos, proteged nuestra INFANCIA. Han derrumbado nuestra casa, y han quemado nuestro colegio. Protegednos de los bombardeos, proteged nuestra INFANCIA. “Mundo, ¿Qué está pasando? Vuestro silencio nos está matando”. Dadnos la infancia, danos la seguridad. ¡Dadnos la infancia! ¡Dadnos la seguridad! Tenemos derecho a vivir con seguridad, libertad y dignidad. Tengo derecho a vivir como un ser humano y dibujar mis sueños. En Al Hula han asesinado a los niños, y la sangre se está derramando a chorros. “Mundo, ¿dónde estás? ¡Dadnos la infancia! ¡Dadnos la seguridad!” “Gente, tendednos vuestras manos. ¿Por qué no nos hacéis caso? ¿Os satisface ver cómo el ejército mata a los niños pequeños? Gente, tendednos vuestras manos. ¿Por qué no nos hacéis caso?” “Mundo, basta ya de tanto silencio. ¡Nos estamos muriendo! ¡Que Dios nos dé paciencia! ¡Somos los niños de Siria! Mirad lo que está pasando… ¡Dadnos la infancia…!” Aquéllos a los que dijo la gente: los hombres se han reunido contra vosotros, temedles. Pero esto no hizo sino darles más fe y dijeron: “¡Dios es suficiente para nosotros; qué excelente guardián!”» Esta es la letra del himno (¿sagrado?) que he oído en el vídeo y que me he limitado a transcribir. Yo -personalmente- me he sentido llamado injusto, mundo, gente, silencio, y me he preguntado por qué no hago algo para darles su infancia a estos niños, y que como cualquier otro niño, en su casa, en la escuela, y sabiéndose libres, Diario, puedan dibujar sus sueños y, una vez dibujados, poder hacerlos realidad. ¿Por qué no? (21:16:17).

jueves, 19 de febrero de 2015


19 de febrero de 2015. Jueves.
LA BOCA, MI SUFRIMIENTO
 
Silencio, o belleza de las flores, en el jardín. F: FotVi
 
-Ya estoy en el camino de mi salvación bucal, o eso me dice el dentista. La boca, que tantos placeres excita (el de la palabra hablada o escrita, por ejemplo; la palabra, que, aun la escrita, siempre antes está en la boca, donde se asoma el alma en ella, donde el espíritu clama en ella), también solivianta al sufrimiento, sacándolo a relucir hasta extremos de tortura, a veces, cruelmente. ¿Quién no ha sufrido su boca, física o intelectualmente, alguna vez? La boca, mi sufrimiento, que diría el poeta. Hay veces que hace sufrir a causa de los dientes, pero otras, por las palabras. ¿Por qué no me habré callado esa palabra?, solemos decir tras un traspiés lingüístico improcedente, maligno con maldad de maldición, quizá. Callarse las palabras, aunque digan la verdad, en ocasiones es virtud. Y creo que Nietzsche no tenía razón cuando afirmaba que «la palabra más soez y la carta más insolente son mejores, y más correctas, que el silencio». Una más de sus mentiras o alucinaciones, que tanto «iluminaron»  (es un decir) a Hitler. «Dios ha muerto», dijo una vez, y lo tenía en su boca. Y es que se ha dicho que hay silencios más elocuentes que las mismas palabras. En el teatro (también en el de la vida), los más obstinados y locuaces aplausos suelen suceder en el mutis del actor, cuando han callado las palabras, y queda, en el silencio del alma, el eco sólo de las mismas, sólo su hálito trágico o lúdico. Quiero decir, Diario, que a causa del dentista ando más en silencios que en palabras; hasta el miércoles, en que me habrá nacido nueva dentadura, dice, y podré expresar entonces las letras (o fonemas) /t/ y /d/, dentales ellas, o sujetas al imperio de los dientes, sin los que es casi imposible ponerlas en vuelo de dicción, liberarlas y que hablen (20:27:03).

martes, 17 de febrero de 2015

17 de febrero de 2015. Martes.
¿PIENSA LA CENIZA?

¿Piensa la ceniza?, en el jardín. F: FotVi

-Me gusta febrero porque no es un mes monótono, previsible; no es estanque, sino ola en movimiento. Lo mismo se le ve vestido de sol como de viento y lluvia; hoy han tocado viento y lluvia, y frío. Es un mes carnavalesco, múltiple, al que le llaman loco. Loco de atar, por estar desatado. En febrero se celebra la ceniza; es decir, se la bendice y se la hace cruz en la frente. Liturgia de la vida. La ceniza es recuerdo de donde se viene y a donde se va. Febrero, con la ceniza, me estremece y me hace desandar caminos que me alejaron de mi vida; desandar caminos, para volver a mí. Y me digo: cuando yo ya sea ceniza, sólo ceniza, Diario, ¿qué pensaré? ¿Piensa la ceniza, la ceniza que fue fuego? (20:03:43).

lunes, 16 de febrero de 2015


16 de febrero de 2015. Lunes.
ARDOR ANTICLERICAL
 
Hacia donde el sopla el viento, en el jardín. F: FotVi
 
-Lo leo en un periódico global que se dice paradigma de la tolerancia y no doy crédito a lo que leo. Un columnista, después de dar por sentado que toda religión, por el simple hecho de serlo, es mala, afirma: «Con semejantes “razonamientos» -aquéllos que hizo el papa Francisco sobre la libertad de expresión y la ofensa indiscriminada y festiva por norma en su nombre-, no se hace fácil la simpatía a este Papa». Y concluye con esta perla casi yihadista, por intolerante: «Al fin y al cabo es el jefe de una religión». Es decir, al fin y al cabo el Papa es jefe de esa lepra, de esa indignidad, de esa negritud social, que es la religión. A las personas que viven su fe, su manera de darle otra dimensión y estética a su vida, de ser felices, quizá, de otro modo, se les pretende arrebatar hasta el trozo de pan y el sorbo de vino de su dignidad, acusándolas de religiosas. Acuden a Torquemada, el inquisidor (con razón, a veces), para violar y pintar de negro la imagen de la Iglesia y no caen en la cuenta de que ellos son Torquemada; ellos condenan y ejecutan desde sus columnas de opinión todo lo que no se ajusta a sus dilemas, a sus tramoyas intelectuales, a su progresismo de mercadillo de Rastro. Esto -lo señalado- viene escrito en El País, modestamente considerado por sí mismo, como periódico global. Y por un escritor macizo, que, con bloques de hormigón literario, hace libros, que, aunque celebrados, son infumables. ¿Su nombre? Javier Marías. Como diría Francisco Umbral de otro escritor (cuyo nombre me reservo), Javier Marías no hace literatura, no enriquece y hace donoso el lenguaje, no hace «prosa creadora», sólo redacta. «Entendemos por prosa -dice Umbral en su ensayo La prosa del siglo- aquella que contiene en sí todos los elementos de la poesía, pero liberada de la prótesis de la versificación». Prosa, que, contando y narrando, recree el lenguaje, lo haga joya, diamante tallado, lujo del habla. Julián Marías, padre de Javier, siempre me ha atraído como escritor más que el hijo, aun ahora. Todavía me es libro de consulta su Historia de la Filosofía, con prólogo de Zubiri, 5ª edición, año 1950. Todavía en sus páginas (de atractiva prosa) suelo volar sobre el nido del cuco de filósofos como Descartes, Kant, Kierkegaard, Nietzsche, con su eterno retorno, hasta Ortega, maestro e inspirador de Marías. Y digo no entender cómo habiendo tenido Javier un padre como Julián Marías, una biblioteca que habría colmado de sueños y ficciones al mismo Borges, buenos colegios y una niñez feliz, cómo, digo, ha podido llegar a este ardor anticlerical que, como veneno de escorpión azul, que diría Gonzalo Millán, poeta chileno, parece haberle alcanzado hasta los mismos huesos, a los que, si no llegan los sentimientos, Diario, sí debiera llegar el corazón, que los irriga y oxigena, y les da vida (12:58:29).

domingo, 15 de febrero de 2015


15 de febrero de 2015. Domingo.
ABRAZO
 
Gozo de un abrazo, en Roma. F: Vaticano
 
-De pronto vi que lo solemne humilde se abrazaba a lo humilde sin solemnidad, y resultaba un abrazo de hermoso afecto, fraterno. Armónico. (Armonía, del latín harmonĭa: ajustamiento, combinación)  Y es que, en la estrechez del abrazo, los latidos se combinan y ajustan al modo de la maquinaria de un reloj y dicen la hora exacta de la verdad (la de la complicidad y la avenencia) de unas conductas y de un modo de ser. De pronto vi que un papa llamado Francisco (lo solemne humilde) abrazaba a otro papa llamado Benedicto XVI (lo humilde sin solemnidad) y a mí el gesto me pareció evangélico; es decir, lo encontré buena noticia, porque en este abrazo se unían, sin estridencias, lo sabio humilde (Benedicto) y la sabia humildad (Francisco), signos ambos de que cuando dos se abrazan en nombre de Dios, éste se hace presente en la rica humildad del abrazo. Ocurría en el consistorio del día de ayer para la creación de 22 nuevos cardenales. Abrazo, pues, Diario, de lo solemne humilde y de lo humilde sin solemnidad, y, en el centro, la iglesia toda abrazándose (con Dios) en el gozo de ese abrazo (20:32:20).

viernes, 13 de febrero de 2015


13 de febrero de 2015. Viernes.
VIAJE AL RECUERDO
 
Perorando, en la Radio. F: FotVi
 
-Camino de Paestum, y en una playa en Salerno, Don Emeterio Cuadrado -nuestro «anciano padre», según él, era su método infalible de eludir trabajos, él leía y tomaba notas-, Álvaro, Manolo y yo montamos la tienda de campaña y, tras la cena y unos acordes de Manolo en la guitarra, aflamencados, intentamos dormir (o dormitar, o tentar al sueño), sin apenas conseguirlo. Hasta que un ruido de hierros y cadenas, de infierno o guerra, nos despertó del casi no dormir. Eran las 6:30 de la mañana de un día de finales de julio de 1967; día italiano de luz azul y mar tranquilo, y huérfano, sin embargo, de bañistas. Las máquinas en una playa, aun en verano y en el Tirreno, espantan a todo posible cliente de sol y zambullida, y de vaso de cerveza, resudado. Viendo que la máquina parecía querer embestirnos, desmontamos todo y, cargado el 4 L hasta la copa (era nuestras botas de siete leguas hasta Bríndisi, desde donde navegar hasta Patras, Peloponeso, Grecia) salimos de allí pillando galgos. Antes, y a esto voy, yo había encendido y oído en la radio del coche la meditación grabada del padre Vicente García Hernández (perdón), que daba cada día en Radio Nacional de España del Sureste. Me turbó oírme decir unas palabras que invitaban -aún conservo el texto- a asombrarme y dar gracias a Dios por las cosas pequeñas que cada día se me regalaba poder contemplar y usar, amándolas. «Concédeme -le pedía yo a Dios- la olvidada virtud de poder asombrarme por las cosas pequeñas». A tantos kilómetros de distancia, me dije, y oyéndome, como si oyera a otro, decir estas cosas que me sonaban bien, y me maravillaban, a tanto me sabían. Según Sty. Harkianakis, teólogo ortodoxo: «Los griegos, que veían en el asombro la virtud más elevada de la condición humana, deseaban ser siempre un pueblo de filósofos (…), eternos niños», para no dejar nunca de extasiarse en el asombro. Y remedando a Leila Guerriero: contar siempre así con unas gotas de asombro, para poder vivir. Recuerdos estos, traídos a posta hoy, para, en el día Mundial de la Radio, hacerme una llamada al corazón y, por lo que viví y paladeé de hermoso en la Radio, darle las gracias; gracias por haberme ofrecido la posibilidad de escribir y amar la palabra, y, en la palabra, la comunicación, en la que se completa el don de conocerse y, entre otras cosas, también, Diario, el de entender las miradas (20:57:07).

jueves, 12 de febrero de 2015


12 de febrero de 2015. Jueves.
PENSAMIENTOS BLANCOS
 
Mi Ángel blanco, en Canarias. F: La Salle
 
-¿Sabes cómo viste un ángel? A mí me lo ha revelado la ciencia angelical de Candela: los ángeles visten de blanco. ¿Como su mundo interior, como la risa que ella siempre ríe y las lágrimas que alguna vez llora? Sin duda. Risa y lágrimas blancas. Yo -por qué negarlo- también veo blancos, con el alma de los niños, el interior del amor y las entrelíneas de los libros. Hoy, Diario, vestida de princesa turca, Candela se ha ido de carnaval, y yo (jinete en mis pensamientos blancos), también con ella (20:55:26)

miércoles, 11 de febrero de 2015


11 de febrero de 2015. Miércoles.
3 PES
 
Loado mi Señor, que diría el de Asís. F: YouTube
 
-Si a alguien le encajan las 3 Pes de práctico, párroco y papa, puede tratarse de un tipo excepcional (o parecerlo). «Práctico», porque no se ande por las ramas y llame al pan, pan y al vino, vino, y ponga los pies en el suelo, aunque sea en un barrio de pobreza en los arrabales de Roma (arrabal, qué palabra más de Borges -«la dulce calle de arrabal / estremecida de árboles y ocasos…», palabra de Borges y de tango, de bohemia). «Párroco», porque no actúe subido a una mitra y camine, sin embargo, con zapatos de ir por casa, cómodos y antídoto contra los callos, y, crudamente cercano, salude y ría, y conozca toda la riqueza que a veces (casi siempre) esconce la pobreza. (Realeza, riqueza, pobreza, palabras que riman en consonante, como grandeza, para un bello poema clásico, quizá, para los cuartetos de un soneto, quizá). Y «papa»; como se ve, palabra con otras dos Pes, de padre y pobre, ricos de alma. Si a alguien le encajan estas 3 Pes y se llama Francisco («loado mi Señor», que diría el de Asís), puede tratarse, sin duda, de un tipo excepcional (19:52:23).

martes, 10 de febrero de 2015


 
10 de febrero de 2015. Martes.
LABERINTO DE TIGRES
 
Luz en la noche, sin embargo, en el jardín. F: FotVi
 
-Más Mas, y más de lo mismo, en Cataluña (leo); es decir, corrupción y más corrupción (en Mas y en otros lares: los de su entorno y los de más allá, el resto), y todo el desparpajo del mundo, además, para pasar de puntillas sobre las brasas de este fuego incesante y perverso, que nos abruma. El humo de la corrupción (y de sus heces) nos asfixia. Y si echamos el lazo a los sinónimos de corrupción («esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando horror a los prados y a los rebaños…», que imaginara Borges en La escritura del Dios), vemos que la corrupción vive -dice el Diccionario- en lo que se «echa a perder», y en lo que se «deprava», así como en lo que se «daña» o «pudre». Palabras, en sí, que apestan, y que afectan al cuerpo social. Y luego están los sinónimos que arruinan y enferman las almas, como el de «pervertir» o «seducir a alguien». Es decir, la red de tigres que horrorizan a los prados y los rebaños; el rebaño de los mortales que votamos al tigre que nos devora y se relame de gusto celebrando luego la docilidad terrible y resignada de la manada, que siempre, Diario, vuelve a las andadas; es decir, al voto gratuito. Corrupción: o la peste de nuestra democracia desnortada 19:53:16).

lunes, 9 de febrero de 2015


9 de febrero de 2015. Lunes.
VOLAR SIN ALAS
 
Irme en sus vuelos, desde el jardín. F: FotVi
 
-El sol, vestido de frío en invierno, es siempre un sol de cristal, y tan es así que con cualquier golpe, aunque sea de lluvia, se quiebra. Esta mañana se ha roto la vidriera del sol y se ha precipitado hecha añicos de llovizna, oscura. El color de los cristales rotos del sol es el gris, como el de las cenizas, luego de quemarse al fuego lento y sin embargo alegre en el hogar. El gris, color sin luz, sin inspiración, sin encanto, sin seducción, es color persistente de una sociedad frágil, lúdica si se quiere, pero triste, brumosa, desarmada. Qué nos puede seducir de una sociedad inculta, agriamente vulgar, que, como norma o divertido ejercicio de destrucción, incita al mal, se conmueve ante lo despreciable y pasa de lo que es digno y platónico, soñador. Subir hasta los sueños, apresarlos con esfuerzo, remontarse y hacerse en ellos vuelo sin alas, trasparencia en la trasparencia, es una solución, utópica acaso, pero salvadora de nuestra sociedad. Si lográramos tal cosa, Diario, habríamos dejado atrás el camino de lo gris, de las cenizas, y hallado el otro camino lúcido que nos devolviera, soñando, algo de lo perdido, quizá (21:08:54).

sábado, 7 de febrero de 2015


7 de febrero de 2015. Sábado.
VERDAD O MENTIRA
 
Pan y vino, y Palabra, en mármol. Catedral de Zagreb. Croacia. F: FotVi
 
-Jesús curaba de enfermedades y hacía otros signos para que las palabras tuvieran voz. Y es que no basta con decir «amo»; hay que amar. El amor no sólo se dice, el amor se hace. La palabra está para dar forma y resonancia a la idea, la reviste, la enjoya, pero el signo (la cruz, en este caso) es su dimensión, lo que la agranda, la dilata. Jesús recorría la Galilea -dice San Marcos- predicando y curando enfermedades. La idea es la flecha; la palabra (terrible, a veces, sublime, siempre) es el arco que la lanza, la propaga, le da vuelo y alcance, hasta concluir en el signo (curaba), donde se concreta la verdad o mentira de la palabra. La idea va, camina, se hace oír en la palabra, que ha de concluir como realidad en el signo, en el acto; es decir, en el amor, en el ágape, donde, a su vez, vuelve a hacerse eco que se repite. O este esquema: idea, más palabra, más acto, y, tras el acto, la eclosión, el estallido, el irse a florecer en otra parte. Sin trigo -suele decirse-, la predicación apenas o nada vale; en la mesa, pues, con las palabras, han de estar el trigo y el pan, y, si es posible, el vaso de vino y su fiesta, su fuego. Sin pan y sin vino, aunque haya Palabra, no hay Eucaristía (misterio). Es decir, para que haya misa, tiene que haber mesa preparada con manjares, aunque sean humildes. Y tan es así, que estos manjares, y en una cena, fueron (y siguen siéndolo) el prólogo de una cruz; de un amor crucificado. Amor y muerte en una cruz. Muerte que, sin embargo, Diario, fue vencida por el amor; amor que resucitó en más amor, en más vida, hasta el día de hoy (20:21:36).

viernes, 6 de febrero de 2015


6 de febrero de 2015. Viernes.
MIRADA DE HIELO
 
Sobre patas de frío, en las Salinas. San Pedro del Pinatar. F: FotVi
 
-El frío -digo yo- es un lobo con mirada de hielo y estos días están siendo fríos como miradas de lobo. En la estepa -dicen-, con el lobo de frente, te haces témpano (diarrea) desde el aliento a los pies. Y si eres témpano -digo yo-, puedes quebrarte y ser montoncito de cristales rotos (diarreicos) en la nieve, cristales que excitan al lobo a ser más cruel. Y, en las ciudades y las carreteras nuestras de cada día (sin lobos, aún) nieva caos -dice la prensa-; es decir, nieva incompetencia, confusión, falta de olfato para prevenir. Y es que hay políticos que son así: siempre suelen prevenir lo que ya ha ocurrido; sucede casi en todo: en economía, en la distribución justa (injusta) de la riqueza, en mirarse el ombligo y no levantar la mirada hacia el más allá, llamado porvenir, ese milagro de la utopía… El frío, Diario, el que siempre hiela más al pobre Lázaro que al rico Epulón; o el que indica en el termómetro de lo ético y lo moral, la baja temperatura de una sociedad (20:59:01).

jueves, 5 de febrero de 2015


5 de febrero de 2015. Jueves.
DANZAN ESCLAVITUD
 
¿Libertad?, la de la lluvia, en Liubliana. Eslovenia. F: FotVi
 
-Como diría el sabio: «Hete aquí que hay esclavos que pretenden hacer libres a aquellos que ya lo son». La libertad que ofrecen estos esclavos es su propia y terrible esclavitud, a la que, por andar hocicando siempre en ella, se amoldan, y les conmueve, y les hace vibrar. Hablan y hablan esclavitud, gritan y gritan esclavitud, y hasta danzan esclavitud. El sabio creía que no sólo a cadenas de fierro (José Martí, poeta) podría ser sometido el esclavo, sino a otras más temibles todavía; la esclavitud de las ideas, por ejemplo, de la que Samuel Butler, novelista, escribiera precavido; y de la esclavitud de las ideas enflautadas de ideología, añadiría yo. Una idea puede liberar; pero si, ensortijándose como culebra se torna ideología, la idea echa espinas y puede herir, y guerrear, y convertir en losa lo que era ala, hasta caer en un Gulag o en un Auschwitz; es decir, en una pavorosa atrocidad. Así, lo que pudiera llegar a ser utopía, acaba por convertirse en sinfonía de alambradas y hornos crematorios, en muerte. Libertadores, salvadores no entran en mis cálculos. No creo en salvadores. En lo que se refiere a mi libertad y dignidad, sólo un salvador me ha convencido: el que me ofreció medios para salvarme de mí mismo, mi más peligroso enemigo. Me enseñó a ascender a mi alma y, una vez en ella, entender lo que soy y, eliminando vicios, claroscuros, artimañas, tratar de perfeccionar lo hallado, hasta conseguir, Diario, la más bella y luminosa libertad, la que es raíz de toda dignidad. Nadie me puede hacer libre, si yo, antes, no lo soy en mí mismo (20:38:51).

miércoles, 4 de febrero de 2015


4 de febrero de 2015. Miércoles.
ADIVINANZA
 
¿Persona?, en Las Palmas. F: FotVi
 
-Me asombra contemplar a personas que apenas lo son, pretendiendo salvar a otras que parecen serlo. A quiénes me refiero, no lo diré; sólo indicaré que hay personas, que, aun pareciéndolo, no lo son. Para mí persona es aquella a la que más que el físico (y por qué no), se le ve el alma, y no en las palabras, sino en los actos. ¿Adivinas, Diario, a quienes me refiero? (19:34:40).

martes, 3 de febrero de 2015

3 de febrero de 2015. Martes.
ADULTOS ASCENDIDOS A NIÑOS

Frágil sueño, en el jardín. F: FotVi

-Y, por donde vino, se fue (el viento). El viento que, como cola enorme de dragón ha sacudido el mundo y sus cosas, nos ha dejado. Se ha ido con su música de ira y clamor a otra parte, y por el mundo anda, cabalgando sobre su misma furia. Y, ahora que se ha ido el viento, decir que hay otro viento que no es ira, ni encono racheado, ni látigo casi verbal, y que, en ocasiones, nos puede trasformar en adultos ascendidos a niños, con la sensación de podernos quebrar, tan bellamente frágiles llegamos a sentirnos. Yo ayer fui niño; y me sentí tan frágil, que hoy soy más fuerte. El cristal y el hielo son frágiles, pero, aunque quebradizos, no pueden doblarse. Ayer, día de la luz, o la Candelaria, fue la onomástica de Candela, mi otra luz, en Canarias; y, para celebrarlo, intenté ser y comportarme todo el día como niño. Y me fue bien; me sentí más libre, y, aunque con los achaques propios de la edad, me supe más ligero de espíritu y más soñador, no más soñador por tener más sueños, sino por parecerme más originales los que me enredaron durante todo el día. Soñé, por ejemplo, que era menos arisco, que en mis manos, al darlas, tenía más tacto; es decir, más ternura; que Dios no era un mandamiento, sino una insinuación (amorosa); soñé que la felicidad, que es un instante, dura tanto (llenándonos de hermosas nostalgias) porque se vive y se recuerda con más intensidad que otras cosas; soñé en el cielo que es un beso, o en el infierno que puede ser no darlo; soñé que el amor que no se da es vida que se pierde en el camino, tan corto, de la vida; soñé que me veía niño, y lo fui, hasta que desperté y percibí, con sorpresa, que seguía siendo niño; y hasta hoy, Diario, que he dicho una palabra (silencio) y el mismo silencio la ha callado; cosas de hacerse como niño (20:28:44).

domingo, 1 de febrero de 2015

1 de febrero de 2015. Domingo.
EL LAMENTO DEL LOBO

Aventada por el viento, en el jardín. F: FotVi

-¡Ay, el viento, cómo avienta! El viento, formado del mismo material que la palabra, habla doblando árboles y barriendo suciedad de calles y paisajes. Dobla la fidelidad del árbol a la tierra, hasta arrancarlo, a veces, y levanta la suciedad, haciéndola volar sin alas, para delatarla. Como la escoba y la Real Academia Española de la Lengua, me gusta todo lo que «limpia (aunque no fije) y da esplendor». Un viento fuerte de decoro y clarividencia, de justicia y solidaridad, de amor con ágape, es con lo que sueño; y, aunque diga el bueno de Calderón que los sueños, sueños son, yo confío que algún día pasen de sueños y se hagan realidad. Vientos, Diario, que, como el lamento del lobo en la anoche, avienten el miedo, que es el que hace que el habitante de la estepa se rearme de grandeza y audacia y proteja así su vida y su hacienda; es decir, su dignidad (19:46:43).