sábado, 28 de febrero de 2015


28 de febrero de 2015. Sábado.
ANUNCIACIÓN PRIMAVERAL
 
Acontecimiento, en el jardín. F: FotVi
 
-Abro la ventana y el sol me da la mano, me saluda eufórico, luminoso, con atuendo casi primaveral, mientras un pájaro, con Dios en su pico como canto, revolotea en el seto. Se extasía. Hoy, último día de febrero, el sol ha adelantado el equinoccio de marzo y se ha vestido de luces, de ensueños quizá; como el poeta, que hace que las palabras signifiquen lo que ellas como tales palabras nunca soñaron decir. La palabra se amplía en el verso del poeta, como en el abecedario de la primavera el árbol. En el patio, el melocotonero de la maceta -quebradizo, apenas un tallo- ya ha escrito, como el almendro impaciente del campo, su poema en flor. Pequeñas flores para un gran acontecimiento. «Entre el verde pinar sin estaciones / y el mar sumido en rebelión eterna, / vuelves tú, temporal y bello, almendro, / a prometer la dulce primavera», así cantaba al almendro Dionisio Ridruejo, celebrando la humildad del árbol hecha anunciación primaveral, gozo del invierno que despierta y bosteza floreciendo. Hoy, Diario, no diré nada más; o sólo añadir que Dios es bueno; bueno él, porque, al menos a mí, como al árbol belleza, me inspira bondad, que es el otro florecer del alma; o eso creo (28/02/2015).

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