lunes, 30 de marzo de 2015


30 de marzo de 2015. Lunes.
EL PERRO FLACO
 
Alpes franceses, desde el avión. F: FotVi
 
-Día de sol y palmas, y ramos de olivo, y todo al viento; ayer. Solemnidad, pues; pero, en los ojos de los niños, también ayer, fiesta y clamor de estupefacción. Los niños claman en los ojos, arden, y no nos detenemos en esa fuente de asombro, que es inspiración. Ayer, sol, palmas y ramos de olivo, con niños asombrados; hoy, sin solemnidad (o con la solemnidad de la sencillez) lavo y tiendo la ropa, y rezo un poco para enjoyar las palabras y no dejar que sólo digan ayes (de ¡ay!) o sandeces. Anoche, un poema, no me dejó pegar un ojo. Los poemas, que siempre andan detrás de los ojos, mordiendo el envés de las pupilas, si se adelantan al sueño en la noche y lo roban, ya no hay sueño, y puedes despedirte de él y pensar en cosas, como en un accidente de avión sucedido en los Alpes, lugar por el que yo también he pasado, y echando fotos (que ahora me estremecen) desde la ventanilla. Un paisaje nevado, abajo, y el poder de los motores y su vuelo estático, casi de alfombra mágica, arriba. Y ahora sé que tiemblo; con posterioridad de haber sucedido todo, tiemblo. El no dormir me inspira poemas. El no poder dormir me destapa el más allá o el detrás de los ojos y se pone a sugerirme latidos en la sien que luego sé que serán palabras en verso, o armazón de espiga (que eso es el verso) de belleza. Así da comienzo el poema que me desveló anoche: «A perro flaco, todo son palabras, / me he dicho», y sigue una coma, y, con el tiempo, seguirá -espero- todo un poema. Quería decir o hablar de las palabras que engañan o falsean en política, en religión, a veces, en ideología, siempre. «A perro flaco, todo son palabras». Lo verás, Diario, en las próximas elecciones: donde dar tu voto, dicen, y a pesar de ser voto de perro flaco, es hacer «democracia». Y «¡No!», dice el perro flaco (20:03:41).

sábado, 28 de marzo de 2015


28 de marzo de 2015. Sábado.
QUINIENTOS AÑOS Y UNOS VERSOS
 
5 siglos de enamoramiento, en Teresa de Jesús. F: FotVi
 
-¿Qué son quinientos años si quedan versos como éstos (imborrables), en la memoria del tiempo? «Ya toda me entregué y di / y de tal suerte he trocado, que mi Amado es para mí / y yo soy para mi amado.» O estos otros: «Véante mis ojos, / dulce Jesús bueno; / véante mis ojos, muérame yo luego». Ella escribió esto, y, de ella, otros escribieron esto otro; ejemplo, Lope (de Vega): A Santa Teresa de Jesús, herida por el Serafín con el dardo: «Herida vais del Serafín, Teresa, / corred al agua, cierva blanca y parda, / que la fuente de vida que os aguarda / también es fuego y de abrasar no cesa. // ¿Cómo subís por la montaña espesa / del rígido Carmelo tan gallarda, / que con descalzos pies no os acobarda / del alto fin la inaccesible empresa? // Serafín cazador el dardo os tira, / para que os deje estática la punta / y las palmas se os queden en el palma. // Con razón vuestra ciencia el mundo admira, / si el seráfico fuego a Dios os junta / y cuanto veis en Él traslada el alma.» Tomado de un librito que adquirí en Molina, en un quiosco de la Plaza Nueva, el 6-VIII-1955. Este es su título, tan simple: Teresa de Jesús. Sus mejores poesías. Editorial Brugera, S. A. Barcelona-Buenos Aires. Es una joya que guardo y que celebro de vez en cuando, leyéndola. Celebración, pues, de la lectura, como se celebran los misterios. Con solemnidad y reverencia. Pongo calma y dulzor en mis dedos y entonces abro el libro, y leo, y dejo que pase el tiempo, hasta que doy con el ser de lo que he leído. Teresa de Jesús nacía en Ávila de los Caballeros el 28 de marzo de 1515. Quinientos años, o un ayer de eternidad. Se muere, para quedar en las obras. Y Teresa quedó en sus obras: sus conventos, su poesía, su prosa. Y en su santidad, que es, en esencia, Diario, lo que celebramos. «Vuestra soy, para Vos nací, / ¿qué mandáis hacer de mí?»; o total disponibilidad, de enamoramiento (20:50:48).

viernes, 27 de marzo de 2015

27 de marzo de 2015. Viernes.
SILENCIOS

Mirando, en el jardín. F: FotVi 

-Esta mañana, al rezar, me he sentido pequeño animalillo al sol, como la hormiga o la imponente araña diminuta. Y, sin embargo, qué curioso: me ha parecido ser yo el centro clamoroso de todo; la araña, mirándome, el geranio, mirándome, la hormiga con sus cosas, sus asuntos de llenar la despensa, evitando mi pie, el melocotón salido de la flor, poniéndose ya a ser melocotón, como abultándose ante mis ojos, o el silencio, tan silencioso, a mi lado, invitándome al rezo, y yo rezando y distrayéndome con todo, también con el silencio. El silencio distrae mucho a veces. Sobre todo si a uno le da por querer oírlo y no oye más que su soledad. El silencio suele acariciar la soledad con mano de seda. Como se acaricia a un gato chico, sólo que la soledad no runrunea como el gato, y no se oye, y es sola, tan terriblemente sola, que hiela el alma, a veces, de silencio. (Helar el alma es hacerla cardo helado, allá donde todo es interior, nada de paisaje, cripta sólo). Aunque caer en la cuenta de la soledad, es percibir ya que algo te acompaña. Te acompaña el silencio de no ir acompañado, el silencio que, como respuesta a tus palabras, es más y más silencio siempre. El silencio de los muertos, suele decirse, y es claro: nadie ha puesto nunca palabras en la boca de la muerte: o porque no se le ha prestado atención a lo que dice; o porque una vez escuchado lo dicho por ella, no da tiempo a repetirlo, tan veloz es el tajo que te abate. Y tras rezar esta mañana, Diario, me he repetido con Unamuno: «Creo en Dios porque creo a Dios», y así, rotos mis silencios, he dado compañía a mi soledad (20:18:13)

jueves, 26 de marzo de 2015


26 de marzo de 2015. Jueves.
GRANDEZA
 
Humildad y poesía, en el jardín. F: FotVi
 
-Ahora se lee, no por el placer de leer, sino por el afán de avanzar, dijo el sabio. Es la razón por la que se agencian o compran tochos grandes, libros abundosos en hojas pero carentes de sabiduría, de delicia, quizá, de sobresalto literario. Pero es igual; si viajas con mil páginas de un libro (el tren, el avión, horas de viaje), y lo abres y, como diría Poniatowska, te «recargas» en el respaldo del asiento y te dispones a avanzar por las páginas llenas de palabras, con el sólo afán de avanzar, y avanzas sólo, sin más, entonces avanzas pero no lees. Sólo avanzas, sin encantarte en los gajos de la lectura, en su arboleda, en su manantial. Yo leo para leer, y no tanto para avanzar. Avanzo, pero leyendo; me intriga el final, y lo deseo, pero con la lentitud de la lectura recreada, regostada; es decir, salivando el placer de la lectura; suspirándolo a veces ante un hallazgo, como cuando se saliva una ensoñación bella. ¡Ay!, decimos, y seguimos salivando por la emoción de lo soñado. Sobre todas, me gusta leer la prosa que me hace pensar, la que me dice «Párate y piénsame», y, pensándola, me hace salir complacido, enamorado de lo que he leído. Algo tan sencillo, tan grande, como este poema que hoy he leído en Facebook (ese montón de vanidades) y que dice, decía, Diario: «Hay un lugar en ti que no te pertenece. / Puedes llamarlo Dios. / Tendrás a quien culpar de tu desdicha.» Título: Ejercicio dominical; autora, Katy Parra, o poeta y humildad; o humildad y poesía; es decir, grandeza (19:11:179.

martes, 24 de marzo de 2015


24 de marzo de 2015. Martes.
MARTES Y 24
 
Modesto homenaje, en el jardín. Víctimas accidente avión en Alpes franceses. F: Fotvi
 
-Hoy es martes y 24 (no 13) y la lluvia vuelve a amenazar, pero sin caer. Si fuera martes y trece, quién sabe los chuzos de punta que caerían. Pero casualidad que sólo es martes y veinticuatro, y me temo que sólo lloverá en la mente isobárica del meteorólogo de turno. Con todo, como Dios aquel día que se encontraba raro y pensó ir al teólogo -viñeteó Mingote -, aquí en el sureste, el tiempo debiera ir no al meteorólogo sino a la realidad, tan terca en no llorar sus lluvias ni siquiera haciendo añicos los anticiclones más severos, que las impiden. Y estaba escribiendo estas líneas de amor y odio de la lluvia con nuestra región, cuando leo que se ha producido otra tragedia, una más, la de cada día, que nos hace estar siempre alerta ante el dolor. Un avión se precipita en los Alpes en la Alta Provenza, en Francia. Ciento cincuenta muertos. (Entre tantas vidas cortadas, dos bebés y sus madres, y catorce jóvenes estudiantes). El dolor no reposa, no da tregua, es un animal que no cesa de intentar morder y lo logra, tantas veces. Nunca hay dicha total. La felicidad es sólo un fragmento terrible en nuestras vidas, que siempre cede el paso al sufrimiento. Fragmento, y terrible, porque no dura, y porque toda felicidad es un mal acostumbrarse, como un ir de copas, quizá, y caer luego en la hiel de la resaca. Gozas, ríes, y de inmediato se te aparece el diente encendido y execrable del dolor, que arde al morder. Pesar y oración, Diario, o una pequeña luz en la tiniebla de la desesperanza. «¿Cuándo se nos otorgará el privilegio de respirar aire fresco?», pedía Ana Frank en su Diario, antes de morir en Auschwitz (21:01:31).

lunes, 23 de marzo de 2015


23 de marzo de 2015. Lunes.
LIBROS
 
Sueños, en una parte de mi modesta Biblioteca. F: FotVi
 
-En casa no había más libro que el Devocionario Católico de madre: Santa Misa, oraciones, novenas, triduos y otras devociones. Fue el primer libro que abrí y al que, precavido, toqué sus hojas; madre lo abría, fijaba la vista en él y movía los labios. Yo lo abrí, pasé el dedo sobre las letras en hilera, y moví los labios. Me llamaron la atención aquellas cosas tan pequeñas (como bichos en fila) que, según madre, decían cosas. Manchas pequeñas (todas distintas) que decían cosas y hacían mover los labios a madre. Yo me quedaba absorto mirando a madre; ella miraba el libro y movía los labios. Yo entonces -cinco o seis años, o menos, quizá menos-, no sabía que a lo que madre hacía se le llamaba leer, por lo que yo abría el libro y, como ella, miraba y movía los labios, pero sin leer. Un día le dije: «¿Por qué mueves los labios cuando abres el libro?» «Muevo los labios -contestó-, porque leo», y no entendí. «¡Porque leo, leo!», repetía yo, y se me quedó bailando en los oídos aquella respuesta; mover los labios es leer y yo movía los labios y creía leer. Luego supe que leer era otra cosa. Me lo reveló una monja llamada Sor Matilde, en Molina; recuerdo: señalando con el dedo, me decía: «Esto es la a y esto la m», y así fui aprendiendo. Hasta que supe que la m con la a, hacía ma, y una ma con otra ma, hacían mamá. Y así, con este bagaje, fui a casa y dije: «¡Mamá, ya sé leer!». Y madre se alegró y se lo contó a la vecina, y madre y la vecina se alegraron, y hasta hoy, que, cuando leo, muevo los labios; y, aunque sé que es manía, es un modo de decirme a mí mismo que estoy leyendo. Hoy, Día Internacional del Libro -muerte, dicen, de Cervantes, Shakespeare, el Inca Garcilaso de la Vega, etc.-, he tenido a bien recordar el primer libro que yo tuve en mis manos -Devocionario Católico- y que fue la semilla de mi modesta biblioteca de ahora, por la que, como Borges por su Biblioteca de Babel, es como si yo, Diario, anduviera por infinitos sueños (20:35:37).

sábado, 21 de marzo de 2015


21 de marzo de 2015. Sábado.
¡AH!, BOSTEZÓ TODO
 
Los pájaros blancos del sol, en el Mar Menor. San Pedro del Pinatar. Murcia. F: FotVi
 
-Tierras del sureste. Entonces, el sol, después de varios días huidizo y terco en no aparecer, en esconderse, ha salido, galanteador, a ofrecer sus respetos a la primavera. (Decir que suena mejor primavera, que equinoccio; equinoccio suena a artilugio, a artefacto robótico, que, en un momento dado, puede descomponerse en tornillos y planchas de metal, en pura chatarra). Este año, la primavera se adelantó, dicen, y, con un pie en el día 20 (de marzo) aún, ya era primavera; no pudo esperar al día 21, que es fecha oficial de su alumbramiento, o de su arribo al bello despertar (¡Ah!, bostezó todo) de la flora y la fauna. Los meteorólogos daban para hoy truenos y rayos y ha salido el sol, animal silente, y ha llenado de pájaros blancos el paisaje. El sol, en estas tierras, suele ser descortés y burlón con los técnicos que quitan y dibujan nubes en el cielo; las lluvias, sobre todo, se ríen de sus oráculos y sus mapas de isobaras, tan lindos e incurvados, tan líricos, que invocan a la feminidad. Isobaras, pues, engañosas; más o menos, como promesa de político en campaña electoral o de escritor que afirme haber vendido diez millones de ejemplares de su última novela infumable; ensoñación esta ni siquiera creída por él. Hay veces que la isobara dice que te va a dar el oro y el moro de la lluvia, para quedar luego en un modesto pis, o chaparrón ridículo. Y, como casi cada día, esta vez en Yemen (antes de ayer, en Túnez), un clamor de matanzas (142 chiíes ejecutados en mezquitas -esta vez musulmanes como ellos) son el resultado de aquello que Occidente, como alivio a sus miedos, llamara «primavera árabe»; es decir, la primavera de la debilidad de nuestro mundo confiado. Yo, Diario, sin importarme su credo, también he rezado por ellos; desde la paz de un día soleado, he rezado por ellos (20:37:41).

viernes, 20 de marzo de 2015


20 de marzo de 2015. Viernes.
PALABRAS PARA DAR
 
San José con el Niño, de Salzillo, en Ricote. F: Googel
 
-Me conmueve José de Nazaret, santo y carpintero; santo y hacedor de mesas, sillas y alguna que otra puerta de sicómoro (sólo el lujo del rico usaba puertas de cedro en Galilea); artesano, pues, de sillas para sentarse a la mesa y de puertas para dejar entrar al amigo (¿Por qué no al enemigo?) y, entornándola, dar largas, luego, en conversación y amistad, pausando la salida. José fue reputado o tenido por padre de Jesús, el hijo de María, su esposa. Fue hombre que se fio de Dios (como Abraham) y Dios de él, e hizo posible, con María, el Misterio. El Misterio (o Misterio de misterios): Dios, que, por ser amor, se hizo Hombre, y amó; es decir, dio figura al amor, intentando salvar a lo humano (desde el amor) de las terribles y sombrías abominaciones del desamor de los humanos. José de Nazaret cuidó del Hombre (Dios) en su niñez: en su crónica de la niñez de Jesús, Lucas dice que Jesús «crecía en sabiduría, en estatura y en gracia». José, pues, enseñó a vivir a Jesús, a crecer, a ser hombre. Los primeros pasos, las primeras risas, las primeras palabras (¡estrenar palabras, qué luz!), las primeras preguntas y respuestas: «Padre, ¿por qué Dios?, ¿por qué el cumplimiento de la Ley?, ¿por qué la Pascua…?»; hasta que supo dar pasos propios y responderse incertidumbres a sí mismo. José lo llevó de la mano, y hasta lo perdió en el templo a los doce años. María y José lloraron esta pérdida; pero supieron (sin saber) que Jesús debía «estar en las cosas de su Padre». Jesús crecía, pues, en edad, en sabiduría humana (y divina), y en gracia. José ayudó a Jesús a crecer en edad y en el saber humano; pero la gracia es cosa de Dios. Me conmueve José de Nazaret, porque de sus silencios sacó palabras para dárselas a Jesús, del que llegaron a decir que tenía palabras de vida; y muchas de estas palabras, Diario, salieron, sin duda, de la boca de José (20:12:36).

miércoles, 18 de marzo de 2015


18 de marzo de 2015. Miércoles.
LAMENTO
 
Día cremoso, en La Torre. F: FotVi
 
-Se mueve el día, invernal; se mueve ventoso y lloviznoso. La luz es de leche y yeso, casi cremosa. La toco (la luz) y parece quedárseme pegada a la mano; tan compacta es. Como lo es -un decir- el merengue de la política y sus entornos espesos, en los que caben: intereses creados, corrupción, palinodia retórica, mentira, simulación, robo, y algún canto, que, aun de sirena, suena hermoso. Clamar justicia o equidad, por ejemplo, se oye bien, aunque, luego, no se cumpla. La pastosidad blancuzca del día, me recuerda toda esta masa pringosa, sucia, que atasca conciencias y libera demonios, y que constituye el ir tirando de una sociedad -la nuestra- enferma y sin brújula, deshabitada de valores, e indefensa, por tanto. Mi lamento, Diario (20:07:22).

martes, 17 de marzo de 2015


17 de marzo de 2015. Martes.
JUSTICIA CON VICIO
 
Flor de limonero, con la que hablo, en el jardín. F: FotVi
 
-Perdónenme, pero se lo estoy diciendo bajito, y con palabras sencillas de decir, como pan o libro, o caray, se lo estoy diciendo, digo, a una flor de limonero que acaba de abrirse, y que no sabe aún que será limón y que, luego, en la mesa, será acritud sabrosa, joya vegetal áspera, pero indispensable en la gastronomía. De vez en vez, yo hablo a las cosas: al lápiz, a la luz, y, si es luz de atardecida, mejor, por ser luz más frágil y suave, y, aunque mística, casi tangible, y al agua hablo, al agua y a la sed que ella calma, y no hablo a la silla toda, sino a la pata de la silla, que, como columna de templo, sostiene a la silla y a mí; en fin, yo hablo a todo, hasta al silencio, y lo hago en silencio, para que sólo se entiendan nuestras almas, la del silencio y la mía, donde anda, alentando, la vida. Pues le estoy diciendo, bajito, a la flor del limonero, que no creo en la justicia, humana. Es, según veo, justicia que se pliega a intereses de poder e ideología; es, por tanto, justicia impura, con vicio. Un caso: una madre, sin recursos, encuentra una tarjeta de crédito y extrae de un cajero una pequeña cantidad (193 euros) para comprar comida y pañales para sus hijas. La justicia viciada la condena a un año y nueve meses de prisión (inmediata) por un delito de falsedad en documento mercantil y otros seis, por estafa. Obtuvo indulto para el primer delito y no ingresó en prisión; pero no para el segundo, por lo que hubo de pagar 900 euros, teniendo que realizar trabajos, además, para la sociedad. Esta misma justicia viciada, sin embargo, ha puesto en libertad a un etarra (Valentín Lasarte), asesino de 7 personas, y no arrepentido. Justicia ésta (le he explicado a la flor del limonero) de andar manga por hombro, y perversa, por injusta. Es justicia que no ve lo que no quiere, y, cuando ve, si no conviene, mira para otro lado. ¿Y la florecilla? Horrorizada, Diario (20:07:18).

lunes, 16 de marzo de 2015


16 de marzo de 2015. Lunes.
AÑOS VIEJOS
 
Iglesia de la Asunción, en Molina de Segura. Murcia. F: FotVi
 
-Llovizna y sol, o una pequeña lumbre (el sol) como nacida de las cenizas. Niebla, llovizna y sol, así es el invierno en su agonía. Mis inviernos, de niño, eran inviernos de frío y Plaza Vieja. En la escuela (de Navillo), era el frío y el saber; en la Plaza Vieja, el rayo de sol y, pelada a dentelladas, la naranja, como merienda. Luego, jugar al fútbol -pelota de trapos- o a la guerra; aunque, al final, ambos juegos, el del fútbol y el de la guerra, terminaran lo mismo, guerreando. Dos bandos: los de la Plaza Vieja y los de la Plaza Nueva (o del Casino). Plaza Vieja, los pobres; Plaza Nueva, los menos pobres. Salvo unos pocos, en Molina, entonces, sólo había pobres-pobres y menos pobres. Con todo, mi niñez fue feliz; mis padres, y el entorno, me confirieron la paz que da alas y risas a la niñez, y que la hacen tranquila y dichosa, no perversa. Que ¿por qué esto? Porque, a veces, Diario, las circunstancias -el sol, la lluvia, el frío, una palabra oída al vuelo, una lágrima, quizá- traen recuerdos (de la niñez), que logran aligerar los años viejos y sus cuitas invernales (21:20:29).

domingo, 15 de marzo de 2015


15 de marzo de 2015. Domingo.
SIN RESPUETA
 
¿Vejez o belleza?, en Dídima, templo de Apolo. Turquía. F: FotVi
 
-Oí a un sabio que decía: «Si has llegado a la vejez, alégrate: has vencido a la vida». Mientras otro, se lamentaba: «Si has llegado a la vejez, llora, ya ha dado contigo la muerte». Y yo, desconcertado, les pregunté: «¿Y a qué año de la vida se llega a la vejez?». Y ni uno ni otro, Diario, supo qué contestarme (20:09:35).

viernes, 13 de marzo de 2015


13 de marzo de 2015. Viernes.
BIEN HALLADO
 
Quijote que leí de niño, edición año 1931. F: FotVi
 
-Cuando son hallados los restos óseos de alguien (famoso o no), sucede que o van envueltos en momia o son huesos que se manipulan con guantes para evitar así untarse de la cal pudorosa de la muerte. O así me lo parece a mí. Es decir, al igual que el paisaje del Carso en Eslovenia, vienen a ser algo así como huesos kársticos, que irradian blancura. Los huesos no hablan, pero dicen. O eso dicen. Han hablado -ejemplo- los huesos del hombre de Neandertal, así como los de las momias en Egipto. Los huesos hablan de años y de costumbres, y hasta de vicios y heroísmos, y los hay que viven (con circunspección de muertos) en Museos. En los museos, se ven huesos que fueron cráneo, mandíbula, dedo, pierna, y hasta oquedades donde miró el ojo o habitó la sabiduría. Oquedades estas terribles, sin embargo, que inquietan. ¿Qué vio el ojo o qué supo el cerebro? Los hay que dejaron por escrito lo que vieron sus ojos y lo que contuvo su cerebro; los llamamos sabios; sabios de las letras o de las ciencias. Otros no escribieron, sólo vivieron, que no es poco, e hicieron el bien; otros también lo hicieron, vivir, pero sin dejar vivir. Son los tiranos y perversos, los execrables, hicieron el mal. Ahora, en Madrid, y en un convento (el de Las Trinitarias), parece que han sido hallados los restos de Cervantes, que, tras escribir El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha, murió en olor de admiración y estupor literarios, tan grandes resultaron, Diario, el tal Don Quijote y el que (concibiéndolo) lo parió (que diría el Hidalgo). Bienvenido, pues, Cervantes, en tus huesos; lo que siempre queda, con el Ingenio, en el tiempo y el espacio (20:44:47).

miércoles, 11 de marzo de 2015


11 de marzo de 2015. Miércoles.
LA GRAN TRAGEDIA
 
Tras la lluvia, el sol. F: FotVi
 
-Ayer lavé y tendí la ropa, y, con la ropa, puse mi alma a orearse. El sol, un vientecillo suave (al modo de la brisa que pasara por delante de la cueva de Elías), rezo de Laudes bajo el olivo y una lectura reposada (Platón, Fedro; un poema de Antonio Lucas, La Fugitiva; y San Juan de la Cruz: Canciones entre el Alma y el Esposo: «¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido?»), dos horas, de lectura, y fue entonces que algo parecido a la felicidad se cruzó conmigo, y lo agarré con fuerza, con fe de garfio, y me pareció que era feliz. Hasta hoy, que, recordando el 11-M de 2004, me he preguntado cuál es la razón de la maldad -siempre sin causa- del ser humano, y me he entristecido. Hacer el mal, como norma, la gran tragedia, me he dicho. Y parece no haber causa, o una causa lógica y entendible, para el mal. Hace 11 años, un atentado terrorista mata a 192 personas y deja heridas a 1858, y, tras la conmoción del momento, se volvió a la vida. La vida sigue y el mal sigue; ambos, mal y vida, siguen: el uno como ruina, la otra, como ensoñación. Que ¿por qué rezo, Diario? Quizá para poder seguir entreviendo en sueños que existe el bien, o su estela, y que no todo es mal (20:59:52).

martes, 10 de marzo de 2015


10 de marzo de 2015. Martes.
FRÍO INTELECTUAL
 
Aburrimiento, en la antena. F: FotVi
 
-Una sociedad blanda y aburrida (la nuestra), hecha de esponjas y engreimientos, y sin ni siquiera un ataúd para el entierro, que, como no sabe qué hacer, al igual que el diablo, mata moscas con el rabo; eso, sí: el rabo de la imbecilidad. Llegan jóvenes del resto de la «alegre y confiada» Europa a hacer «balconing» a nuestras playas, y muchos caen, como moscas (moscas de anzuelo para cebo de la muerte) en el intento. Un balcón, una mente estúpida, una borrachera, y a volar, hacia la muerte. Un vuelo de unos metros, sin alas (sin las alas del juicio y la misericordia hacia uno mismo), hasta caer y darse de bruces en el final de la mayor estupidez, que es morirse por nada. Y ahorita mismo (que diría un sudamericano) leo que tres famosos deportistas franceses están entre los muertos en un choque de helicópteros en Argentina. ¿Qué hacían? Un «reality show»; es decir, algo muy real y de mucho riesgo, excitante, pero sin causa, para satisfacción sólo de la curiosidad de unos televidentes, que afanan grandes emociones, para no morir (muriendo al fin, ya se ve) de aburrimiento. Europa, blanda y aburrida; y tiritando de frío intelectual. En Europa, apenas queda el euro devaluado frente al dólar y Dios en la trastienda de las conciencias, como ha querido y conseguido la mal llamada laicidad (la secta), que no es más que un templo a la nada en una sociedad sin norte, pavorosamente paralizada. Hasta me he puesto solemne, Diario, en un tiempo de cruel frivolidad e inconsistencia, bufo, y tan enfermizo, que parece sufrir de postración irreversible (20:15:09).

lunes, 9 de marzo de 2015


9 de marzo de 2015. Lunes.
SE OYEN COSAS
 
Oyendo la piedra, en el Teatro de Éfeso. Turquía. F: Ch. Giner
 
-A veces se oyen cosas, frases, y las dejamos ir, las dejamos pasar, sin escucharlas. Se escucha, si se logra acomodar el oído al silencio interior. Sólo si hay sensibilidad interior, se es capaz de escuchar lo que suena fuera de uno. Oír la vida de las cosas, aun las menos ruidosas, como la lámpara que alumbra la lectura o el mismo renglón vivo por donde transita lo escrito, es sabiduría. Se escribe sin gritar y el resultado, a veces, es un grito terrible y hermoso, que sacude sociedades y culturas. Porque más que leer, hay que escuchar lo escrito. Escuchar donde nadie, o muy pocos oyen. Esta mañana en una emisora (Cope) he oído unas palabras sabias, que me han hecho, interiormente, escuchar. Eran palabras de una misionera en Mali, el lugar más pobre, dicen, de la tierra. Y traducidas por mí, en mi alma, en el allá de mi interior donde oigo todo (incluso lo que calla; digamos, Dios), ha venido a decir: «La infelicidad, a veces, no es causada por lo que a uno le falta, sino por lo que le sobra». Mali, pobre, y Europa, rica; y ella, misionera, tratando de plantar cara a esa pobreza; pero conviviendo con ella e intentando hacer verdad lo que afirmaba: no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. He oído, y, tras escuchar, me han conmovido sus palabras, y su gesto: vivir en la pobreza para, desde dentro, aliviarla y, en lo posible, allanarla, destruirla. «Una mesa, una silla, un plato de fruta y un violín, ¿qué más precisa el hombre para ser feliz»?, escribió Einstein, en una incursión por su sabiduría, que, por lo visto, Diario, iba mucho más allá de la teoría de la relatividad y sus sucedáneos (20:17:27).

domingo, 8 de marzo de 2015


8 de marzo de 2015. Domingo.
EL SUSTO
 
Vive y deja vivir, en el jardín. F: FotVi
 
-Y de pronto, tras los manejos del médico (¡dentista!), y con los ojos aún cerrados y la boca abierta, oí que me decían: «Ahora a aprender a hablar y a comer», y, ante un espejo, y sorprendido, me vi con dientes y haciendo muecas. Y en ello estoy, Diario, aprendiendo, como un niño, a hablar y a comer. Y espero, también como un niño, seguir sorprendiéndome por el susto (o milagro) de la vida; o el milagro de vivir, y el de dejar vivir, mi lema y mi credo (19:07:32).

viernes, 6 de marzo de 2015


6 de marzo de 2015. Viernes.
MIEDO
 
Belleza de la fragilidad, en el jardín. F: FotVi
 
-Como la palabra que está en la boca pero no sale, así tengo yo el miedo en la punta de la lengua, a punto de echarlo fuera, pero sin que suceda. El miedo es algo que nace en la mente y se hace, a veces, estalactita de punta feroz en la garganta. El miedo es libre, como el abrir o cerrar un libro; pero yo, que no temo al dentista, siento miedo, sin embargo, de mi debilidad. Mi debilidad frente al dentista, me hace tragar miedo y enmudecer ante tal trago. Tengo miedo de que no salga bien la operación «implante» (de dientes) que inicié va ya para seis meses; y esto me aterra como un animal agazapado, vigilándome. «¡Que, no!», me dices; me dicen. «Que no es nada»; y es posible, pero yo me veo a mí mismo y me siento frío de debilidad. Quizá me convenga recordar y meditar, y paladear, hasta el hueso, aquello que dijo Oscar Wilde -creo-: «Donde existe sufrimiento, hay suelo sagrado». O lo que asegurara C. S. Lewis: «El dolor es grito de Dios». Alguien me dice: «Sufre, es cuaresma». Y lo intento, pero no me sale; como la palabra que, aun estando en la boca no acaba de ser dicha, el miedo al dolor lo tengo en la punta de la lengua, pero no me sale. Y ahí, dentro de mí, intenta someterme; pero me fiaré de San Pablo, que dice: «Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte». O fuerte, Diario, en la debilidad; no está mal (20:23:11).

jueves, 5 de marzo de 2015


 
5 de marzo de 2015. Jueves.
ABREVIADA EUFORIA
 
 
Euforia vegetal, en el jardín. F: FotVi
 
-El ayer neblinoso, desconsolado, de alma triste (tristeza que contagió a mi alma), ha dado paso a otro día, al hoy, soleado y gozoso, y lúdico en pájaros y brotes nuevos en los árboles, y en su luz. Día de luz nueva, casi de flor de almendro, casi de un apenas de estreno. ¿Más animado hoy? Digamos que con menos tedio y la abreviada euforia de un día con un sol de dibujo de niño en su rayado cuaderno de pureza blanca; o, como diría Octavio Paz, de un día «enamorado de su transparencia». El día y Charles Chaplin, Diario, me han sacado del apuro (19:32:00).

miércoles, 4 de marzo de 2015


4 de marzo de 2015. Miércoles.
NEBLINAS
Intentando lucir, en el bosquecillo brumoso. Salinas de San Pedro. F: FotVi
 
-Hoy, en vez de soleado, el día ha aparecido neblinoso, como empolvado, al modo de aquellos personajes (Harold Lloyd, Buster Keaton) de las películas cómicas en blanco y negro del cine mudo. Hoy, el día está como mi ánimo y mi dentadura, tristón. Tanto, Diario, que aquí dejo el asunto, hasta más ver. Tal vez Charles Chaplin (El chico) me saque del apuro (20:04:07).

martes, 3 de marzo de 2015


3 de marzo de 2015. Martes.
BARBARIE
 
Emoción estética, en el valle de Göreme, Capadocia. Turquía. F: FotVi
 
-Hace años -51, creo, y con don Emeterio, Álvaro y Manolo de lujosa compañía- visité el Museo Arqueológico Nacional de Atenas y de entre las felices y múltiples impresiones estéticas y espirituales que experimenté, una de ellas fue percibir el silencio que casi llegaba a tocarse en aquel templo de belleza e historia, en aquel templo de dioses, que, ya caídos, todavía imponían, como si aún permanecieran en pie en la fe que los inspiró y que los hizo arte. En silencio, se miraba el arte y se sentía la historia. Era mirar en contemplación, en éxtasis, la belleza. La contemplación de la belleza, que, como diría Unamuno, nos debe llevar a ser mejores. Todavía recuerdo la sonrisa estática del Kurós del periodo arcaico, o la majestuosidad de la estatua de Zeus, o la actitud pensativa de la máscara de oro de Agamenón, o el vuelo a caballo del jinete del cabo Artemisio. Recordar la emoción es vivir dos veces aquello que te sedujo y te hizo ver las cosas con el asombro de un niño, y que, en el contemplar y el sentir, va haciendo crecer en uno la devoción por lo bello inmaterial, por lo que es hermoso gozo del espíritu y que no puede comprarse con nada de este mundo. Hoy, al cabo de los años, vuelvo a sentir esta misma emoción, pero por motivos diferentes. Negativamente emocionado por el derribo y destrucción de arte milenario (piezas de los siglos VII y VIII a. C.) en el Museo Histórico de Mosul. Y los que esto hacen, son yihadistas del llamado Estado Islámico y secuestran y matan y destruyen libros y objetos de arte en nombre del profeta. «El profeta -dicen- nos ordenó deshacernos de estatuas y reliquias», y es lo que hacen. Aquí sí que se puede hablar de «obediencia ciega»; o de cegados por la obediencia. Mas si se ahonda en la cuestión, al fin todo son intereses; por lo que podría hablarse de «obediencia ciega», interesada: petróleo, poder, dominio de conciencias, exterminio del enemigo… Y añado yo: y todo para morirse. Pero ahí estamos: en la única emoción posible en estos casos, que es la de sentirse abatido (descorazonado) por tanta barbarie. Y todo, producto del odio. Hace 51 años, me emocionó el silencio con que se contemplaban los tesoros irrepetibles del Museo de Atenas; hoy la emoción me viene, Diario, por el golpeteo ensordecedor de los martillos en el arte y la gloria de la piedra que es vapuleada y demolida (se ha roto el silencio, la unción de la contemplación) con la saña de lo ilógico e insensato, de lo pavorosamente demoníaco (19:13:29).