viernes, 6 de marzo de 2015


6 de marzo de 2015. Viernes.
MIEDO
 
Belleza de la fragilidad, en el jardín. F: FotVi
 
-Como la palabra que está en la boca pero no sale, así tengo yo el miedo en la punta de la lengua, a punto de echarlo fuera, pero sin que suceda. El miedo es algo que nace en la mente y se hace, a veces, estalactita de punta feroz en la garganta. El miedo es libre, como el abrir o cerrar un libro; pero yo, que no temo al dentista, siento miedo, sin embargo, de mi debilidad. Mi debilidad frente al dentista, me hace tragar miedo y enmudecer ante tal trago. Tengo miedo de que no salga bien la operación «implante» (de dientes) que inicié va ya para seis meses; y esto me aterra como un animal agazapado, vigilándome. «¡Que, no!», me dices; me dicen. «Que no es nada»; y es posible, pero yo me veo a mí mismo y me siento frío de debilidad. Quizá me convenga recordar y meditar, y paladear, hasta el hueso, aquello que dijo Oscar Wilde -creo-: «Donde existe sufrimiento, hay suelo sagrado». O lo que asegurara C. S. Lewis: «El dolor es grito de Dios». Alguien me dice: «Sufre, es cuaresma». Y lo intento, pero no me sale; como la palabra que, aun estando en la boca no acaba de ser dicha, el miedo al dolor lo tengo en la punta de la lengua, pero no me sale. Y ahí, dentro de mí, intenta someterme; pero me fiaré de San Pablo, que dice: «Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte». O fuerte, Diario, en la debilidad; no está mal (20:23:11).

2 comentarios:

  1. Yo no temo al dentista, Vicente. De hecho, adoro a mi nuera que es de la profesión. A mi boca sí le tengo miedo por dos razones: está llena de dientes que, ocasionalmente, me molestan, y luego, la lengua, que se mueve sibilina para dejar que salgan de mis adentros palabras que molestan a los demás. Te deseo una homilía indolora.

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  2. Ayer, por fin, amigo José María, finalizó el dentista su trabajo de artesanía dental. Los implantes fueron implantados. Y me dijo: "Ahora tienes que volver a aprender a hablar y a comer". Y en eso estoy. Esta tarde es la prueba de cómo me ha ido de ayer a hoy en el aprendizaje. Lo de la de la lengua que se mueve sibilina es una verdad que a mí, a veces, también me preocupa. ¡Uf! ¡La lengua!

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