jueves, 31 de marzo de 2016

31 de marzo de 2016. Jueves.
LA PAZ SUENA

Bailarina del barrón, en Las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar.

-Anteayer anduve 50 minutos y ayer, 35. Lo exige la edad, para no morirme de inercia ociosa. El paraje por donde camino -Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar- es un espacio ilustre de aguas salobres, aves acuáticas, plantas de costa y duna, y senderos por los que, a cada paso, suena la paz. (Decir que la paz suena a paz, y, aunque apenas se oye, está, es invisible e insonora, como la idea o el amor, o el mismo silencio, pero está). Y, de pronto, poniéndole música a esta paz, escucho el canto del alcauzón o el del pájaro carpintero, y el vuelo bajo y abarcador, enorme, del flamenco extendido, que solemniza el cielo. Hasta hace poco, cada dos pasos me cansaba tres veces; ahora, ando mil pasos y me canso una. Es el milagro de la mecánica del ejercicio, que desentumece bielas y engranajes, y latidos. Y mientras ando (y sin romper la paz), hablo con las cosas: llamo a las plantas y a las aves por sus nombres. Y me contestan; me contestan, estando. Saber sus nombres y decirlos, las hace inmediatas, cercanas, y se dejan amar. Entre las plantas, la jarilla, la salicornia, la sabina de las dunas, el barrón, el atormentado pino carrasco; y la cigüeñuela, el zampullín, la avoceta, la aguja, el cormorán, ánades, gaviotas, el flamenco, entre las aves. Los reptiles -el eslizón, la lagartija colirroja, el camaleón- y yo, aún no nos hemos presentado; pero sucederá algún día. Y entonces, Diario, canto, y hago himnos, que, sin llegar a los del poverello (el de Asís), suenan; al fin y al cabo, están hechos de palabras que no rompen la paz del lugar y que, por el contrario, la enriquecen, haciéndola habitada y habitante. Pues la palabra, conformada de espíritu, siempre habita y se deja habitar, sin el pavor del ruido. Nota: Y mientras la náusea se ve abocada al vómito (Jean-Paul Sartre), los políticos siguen pactando sus «pastos» (11:39:41).

martes, 29 de marzo de 2016

29 de marzo de 2016. Martes.
MI JOYA

Joya vegetal, en Las Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-A veces se destrozan joyas, que sólo lo son por su valor sentimental. El sentimiento, o el alma en estado afectivo. Esta mañana, durante el afeitado ante el espejo, y en caída libre de dos metros, se me ha roto una joya. Pequeña joya, o maravillosa certeza y cosa sin apariencia, pero valiosa. Modesta cosa parlanchina, en todo caso. ¡Plaf!, y se ha esparcido por el suelo hecha añicos. Y ha callado, para siempre. Por pudor, no he llorado, el espejo me miraba. Los espejos miran y descorren la cortina de aquello que no te apetece ver de ti. Decía Borges en un bello endecasílabo: «Estoy solo y no hay nadie en el espejo». El espejo y yo sabemos cosas, que yo he olvidado, pero no él. De vez en cuando, cuando no sé a quién hablar -la soledad-, lo hago con él, y charlamos, pero sólo alguna vez me dice lo que me gustaría oír; las más de las veces, me habla de años, de vejez, de añoranzas. Y hasta él se ruboriza por su sinceridad. Esta mañana, y después de treinta años de servicio, se me ha roto -a mí que casi nunca rompo un plato- la humilde, discreta y sabia radio transistor Sony, mi joya. Esparcidos por el suelo, Diario, sus restos de hermosa y locuaz confidente, llorosos (22:04:27).

lunes, 28 de marzo de 2016

28 de marzo de 2016. Lunes.
LATIDOS, O ALARIDOS

Celebrando la vida, en el jardín. F: FotVi

-Estos días he celebrado acontecimientos (sucesos) y fe. Celebrar la fe es oficiar hechos. Así lo creo. La fe es nada si no se apoya en un acontecer, en una realidad tocable, en algo con ser y forma, algo hecho de latidos, o de alaridos. Si celebra un escalofrío, la fe es escalofrío; si el amor, la fe es amor. Así lo hemos visto miles de cristianos, y yo, estos días. En la celebración de la fe, se actualiza lo ya ocurrido, en aquel tiempo. Celebrar desde la fe una pasión, una muerte, una cruz, es apasionarte, es morirte, es crucificarte, es estar y ser lo que se celebra, volver a vivir lo acaecido. Y no es que se repita el acontecimiento para vivirlo, es que se es el mismo acontecimiento. Sucede que en la celebración, se sufre la pasión, se muere en la cruz, se deja el sepulcro y se vuelve al rosal espinoso de la vida. Dicen los evangelios que Jesús siguió con los agujeros (perplejos) de los clavos en las manos y en los pies, y con la abismal sima (turbada) de la lanza en el costado. Señales de belleza y de horror, en todo caso, las señales de estos agujeros de clavos y lanza, infinitos por tercos y amorosos. Es decir, los clavos y lanza de la cruz del Crucificado se clavan en la Divinidad, que se los lleva consigo a su residencia celeste. En San Blas, Santiago de la Ribera, hemos celebrado la pasión, la cruz y la resurrección (según las Escrituras) de un tal Jesús de Nazaret, y, desde la fe, hemos vivido con él estos misterios, haciéndolos actualidad palpitante y fresca, original; y es que celebrar la Vida, Diario, te lleva a habitar en la Vida, a hacer vida hogareña en Ella (20:56:02).

domingo, 27 de marzo de 2016

27 de marzo de 2016. Domingo.
AL ALBA

Al alba, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Dudando si saltar de la boca o no, festivamente indecisa, lírica, tenía una palabra en la punta de la lengua. La tenía desde el jueves, como un estallido de algo con alas o de vida nueva.  Lo nuevo reviste a esta palabra, la hace excelsa, y, ya en el presente, la convierte en futuro. Desde el jueves tengo ahí esta palabra, hecha un lío entre los dientes, la he masticado como un fármaco, la he puesto detrás de otras, que sí he dicho; detrás de otras, como dolor, zozobra, pánico, aniquilación, mirada que se detiene y no se da, mano amistosa contenida, mano con kalashnikov que mata, mano, calada de miedos, tapando los ojos con llanto; rabia, desnudar, proferir insultos, poner entre rejas la libertad, apagar luciérnagas, dispararle a las estrellas, ir de noche hasta la nada y gritar. Gritar y no oírme. Decir ¡basta! y no ser oído. Hasta que hoy, al alba, rozando el alarido, con furia de liberado, con la furia de todo amor primero, la he dicho, la palabra; y tan nueva, que, al decirla, me ha dejado un destello de invención en la boca. Al fin, Diario, la he dicho: ¡aleluya! (20:11:00).

viernes, 25 de marzo de 2016

25 de marzo de 2016. Viernes.
CONFLUIR

Cruz descanso de aves, en Las Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Hoy se ennoblece la cruz y queda envilecido el poder que la facilita. No brillan los que crucifican sino el Crucificado. El poder queda abajo, y el Crucificado arriba, dándose a los cuatro vientos: de norte a sur (o del cielo a lo humano); de este a oeste, (o del oriente al occidente), todos los vientos, y las más soñadoras ensoñaciones, que siempre van más allá que todo el afán de los vientos. Las cruz hace confluir todas las cosas en ella (mundo, universo, ideas, luces, sombras, ciencia, fe, increencia, técnica…); en la cruz, donde la muerte anuncia vida (el grano de trigo ha caído en tierra: o la cruz ha sido clavada en la roca, rajándola, invadiéndola, para hacerla fértil); en la cruz, donde converge todo, para, fecundadas de amor las cosas, desplegarse desde ella y hacer todo nuevo: novedad el cielo, novedad la tierra, para, lavadas las cosas y purificadas por una sangre inocente, ser libradas de iras y odios, del pavor de nuevas cruces, de la muerte como inevitable final. Sorprendentemente, en la cruz y en el Crucificado, sólo se perciben vida e inéditas normas de juego para el amor: como poner la otra mejilla, perdonar setenta veces siete, inclinarse y tocar la herida con pus del hermano; otro estilo de amor, Diario, sin cortapisas (20:40:52).

miércoles, 23 de marzo de 2016

23 de marzo de 2016. Miércoles.
SILENCIO

Silencio que habla, en Las Salinas de San Pedro del Pinatar- F: FotVi 

-Un minuto de silencio, y ¿por qué no dos o diez o lo que dure un lamento de madre ante la muerte de un hijo? Una parte de las convenciones sociales son ficción o simplemente máscara, disfraz. Las convenciones están bien como salida romántica o testimonial de un sentimiento, y televisiva, quizá; pero ¿de qué se llena ese silencio, cómo se colma? Si, después de realizado, pudiera abrirse, ¿de qué estaría hecho el corazón y los nervios y la verdad de ese silencio? A lo peor su interior podría verse podrido de intereses espurios, o políticos o de imagen, o simplemente folclóricos. Una manzana dañada puede dañar a todo un cesto. El silencio es bello cuando en él surge una idea nueva: o de paz, o de libertad, o de justicia que eleve la igualdad, una ensoñación. En el silencio germina la idea, y, al manifestarse, al salir de él como un nuevo nacimiento, la voluntad la hace acto, realidad, árbol con frutos. ¿Pero qué brota, como nuevo manantial, nueva agua, de estos minutos de silencio? ¿Apoyo, condena, rito, rutina, acción a favor o en contra de algo, o tan solo silencio? Dice Leila Guerriero, en un artículo en El País, que: «El dolor es el dios que a menudo nos convoca», incluso a un minuto de silencio; pero sería terrible y una pérdida de tiempo infinita ese minuto vacío y tristemente inútil de silencio. Quizá, Diario, le falte a la reflexión (verdadera y lúcida) de Leila Guerriero, que, dejando a un lado todo pudor laico, la “d” del dios que convoca ante el dolor, fuera una “D” mayúscula de Don, de Dádiva, de Descanso, y no una  “d” minúscula de duda, de dislate, de delirio incauto, sólo. En el caso de la “D” mayúscula, tal vez esa convocatoria se llenara de contenido amoroso, clemente, de solidaridad trascendida, de Luz. ¿Quién sabe? (12:57:22).

martes, 22 de marzo de 2016

22 de marzo de 2016. Martes.
HALLEN DESCANSO

Corona de muerte, en el jardín. F: FotVi

-Sigue el cielo encapotado, como un paraguas lloviéndose. Se nos llueve el paraguas gris del cielo encapotado. En mi niñez, cuando llovía, me gustaba mirar al cielo y mojarme el rostro con su aspersión celeste; los ojos, con gotas en las pestañas, parecían llorar, pero reían. Ahora no puedo, me lo impiden las gafas. Y de pronto, la tragedia. Otra vez, en una carretera española o en el aeropuerto Zaventem de Bruselas. Fiesta y muerte, en la carretera; y barbarie y muerte, en Bruselas, y en el Mar Egeo, en un mundo absorto. La muerte, o el laberinto pavoroso donde se pierde la vida. Ahí siempre está el Minotauro a la espera de cornear, y arrancarnos los sueños. Nada más nacer, el laberinto nos atrapa, y nos permite andar confiados hasta que nos sorprende el silencio, el enorme silencio de la muerte. Unas veces, como un feroz relámpago inesperado, que deslumbra y ciega, de improviso; y otras, con la lentitud del que cuenta sílabas en una biblioteca de libros infinitos, despaciosamente. La muerte, «que está en nosotros / y va muriendo a sorbos con nosotros» (Octavio Paz). Yo rezo, Diario, porque los muertos, éstos y todos, hallen Descanso, y un Descanso eterno (20:14:45).

lunes, 21 de marzo de 2016

21 de marzo de 2016. Lunes.
LLUVIA MOJADA

Lluvia, en Estambul. Turquía. Año 2012. F: FotVi

-Por fin, la lluvia, como un bautismo meteorológico. Todo bautismo es gracia, también el de la lluvia. Y siempre la gracia (como la claridad: Claudio Rodríguez) viene del cielo; la gracia de Dios y la de las estrellas, que hay días que escriben (Octavio Paz) con agua. Hoy, las estrellas han escrito con agua. Pero la lluvia aquí, en el Sureste, es lacónica, breve como un esquema de discurso de circunstancias, un escalofrío de gotas huérfanas, líricas si se quiere, pero efímeras. Escrito por la estrellas el poema del lluvia, esta vez ha venido y se ha quedado, no como un ay fugaz de burbuja de jabón, sino como un hermoso e insistente diálogo entre la tierra y el agua, o romance de vida. La lluvia de primavera lava la atmósfera y llama a la tierra a despertar de sus letargos invernales (aroma de azahar en el campo ya); lava todo, salvo al corrupto -político o no- de turno. La corrupción es lluvia ácida en el desierto de los valores. Un día que yo preguntaba a unos niños cuál era el séptimo mandamiento, el avispado levantó la mano y contestó trotón, es decir, sobrado: «El séptimo es no hurtar», y seguí: «¿Y qué significa no hurtar?», y el despabilado contestó: «No hacer ¡huacg!»; o sea, entendía hurtar como eructar. Pues, eso, la corrupción viene a ser como un eructo mal oliente y vomitivo de nuestra sociedad abatida y desnortada, sin valores. Con sólo un valor: el del dinero, que lleva al poder y éste, con frecuencia, a la bancarrota del espíritu. Es, pues, hurto y eructo, a la vez. Y decirte, Diario, que al fin ha llovido con esmero, dedicándose a ser lluvia la lluvia, o lluvia mojada; una bella tarde de lluvia (18:45:14).

domingo, 20 de marzo de 2016

20 de marzo de 2016. Domingo.
RAMOS DE PAZ

Paz en el olivo, en el jardín. F: FotVi

-Como un conjunto (abadía) de gajos de naranja incita a pensar delicias y a relamerse los labios, un ramo de olivo invita a la paz. Ramos de olivo, o paz en las manos, agitándola. Hoy, Domingo de Ramos; o domingo de paz. Antes de la cruz, el triunfo. Los niños cantaban: «¡Hosanna!». ¡Viva!, y las gentes echaban sus mantos al suelo para alfombrar el paso de Jesús. Jesús, en su mano, llevaba una bendición, y las gentes, ramos de paz. Esta mañana, Diario, he visto saltar una paloma de las manos de un niño que portaba un ramo de olivo. ¡Lo he visto! ¿O sólo lo he pensado? (20:00:06).

viernes, 18 de marzo de 2016

18 de marzo de 2016. Viernes.
ASCO DE OPULENCIA

Soñando con ser pan, en ABC. Viñeta de Izquierdo. 1970.

-De pronto, me vienen recuerdos, como relámpagos antiguos. Sobre todo de la niñez, donde la vida era blanca, inocente, cucharada quizá de azúcar. La niñez está hecha de juegos iluminados y de ambiciones pequeñas, como que, para sentirse héroe por un instante, la canica entrara o no en el gua, cosas, en todo caso, del azar o de la pirotecnia de la habilidad. Impulsabas la bola con el dedo, y ¡gua!, y cundía el alborozo. Pero también me acuden recuerdos de juventud, aquellos tiempos de los primeros versos y de los iniciales y aturdidos latidos del corazón, cuando todo era mañana y no ayer, o comienzo de futuro. De aquel tiempo, recuerdo una revista llamada Signo, publicada por las Juventudes de Acción Católica. En aquella revista había editoriales y sesudos artículos, y literatura ilusionada, joven, y viñetas rebeldes, con guiños, a veces, a la heterodoxia. Una de estas viñetas representaba a un mendigo y a un rico con chistera. El rico con chistera gritaba: «¡Una limosna por amor de Dios!»: no la pedía, sino que la daba, y el mendigo al que se la ofrecía, la rechazaba. Sin mendigo que alivie su conciencia, el rico, quizá más esclavo que feliz por la abundancia, debe morirse de asco de opulencia, de hartura. Es como el ebrio que, al seguir bebiendo, derrama el líquido por las comisuras, y llora. Desolación de la demasía. Por lo que de vez en vez convendría ayunar, o privarse del manjar que más adicción procura; acaso de este modo, Diario, nos llevaría a pensar en los que siempre ayunan, no por devoción o fantasía de un régimen, sino por el mal reparto de los bienes de la tierra; entre ellos, el de la espiga triturada y horneada, y -hecha pan- partida y repartida, como en una eucaristía de justicia (20:22:30).

jueves, 17 de marzo de 2016

17 de marzo de 2016. Jueves.
AMNISTÍA

Blancor sin mácula, en el jardín. F: FotVi

-Ahora estoy confesando a santos pecadores. Es el tiempo. Cuaresma. Con la mácula del pecado, se mancha la blancura. Y hay que volverla a su blancor original, prístino. A alguien que confiesa sus pecados, lo hallo santo de humildad, y, por tanto, de coraje evangélico; nadie lo fuerza. Es una cruz llegada y querida; y toda cruz que se acepta (aunque sea con la crueldad de la duda) es salvadora. En la confesión se trata de mostrar el perdón que se da y que, con la humildad del arrodillado voluntario (de espíritu), se toma. Me arrodillo hundido y me levanto liberado; con propósito de la enmienda; es decir, con intención de reparar (devolver) lo que se ha substraído al hermano: paz, amor, hacienda, dignidad. Resarcir. De la confesión se sale con el proyecto de reparar el estrago hecho a otros, si no, no hay sacramento, no hay perdón, aunque sí misericordia. Disculpa, Diario, que esta vez no hable de vilezas ni de abominaciones, es tiempo de amnistías (19:24:56).

miércoles, 16 de marzo de 2016

16 de marzo de 2016. Miércoles.
ORFANDAD TRISTÍSIMA

Alegre soledad, en el parque. F: FotVi

-Cada mañana, en el patio, formo un pequeño charco de agua, de unos centímetros de diámetro; tan sumiso él, que podría caber en el dibujo de la hoja del cuaderno de clase de un niño. Un niño coge un lápiz y un folio y, de la nada, aparecen, una casa ocre con humo blanco en la chimenea, un camino amarillo en zigzag que suele caerse en la primera esquina del folio, y un lago con un pájaro marrón revolando el azul, que, por tener el pico abierto, hasta se le oye piar. (¡Yo lo oigo!) Quiero decir que se oye el dibujo, tanta vida tiene; late el dibujo. Como digo, yo, cada mañana, pongo unos centímetros de lago (sin nombre) en el patio, y vienen los pájaros, dos, uno, tres, depende; llegan con dudas: otean, dan unos pasitos de ballet, pían, vacilan, hasta que meten el pico en el agua, para, al momento, alborotando, mojar sus plumas, y dar comienzo así a la liturgia del baño, con el universo como testigo absorto. (Todo el universo allí, lo he visto) Y, me he dicho: mi lago y el pájaro, o la humildad de lo sublime. Fiesta en la mañana, hasta que echo una mirada a la prensa, ese rincón donde tan frecuentemente aparece la médula mala de la humanidad, y me doy con la foto de unos niños jugando en un campo, envilecido, de refugiados a las puertas de Macedonia. Ellos, que vienen de la guerra, de la muerte, que viven en la huida, con frío de todo, y, sin embargo, juegan, ríen, y lo hacen porque, como diría Borges, «no saben que en el alba / han destrozado un hombre». Los esbirros del alba, destrozan su patria con armas llegadas de los países adonde no los dejan arribar. Estos niños juegan por no llorar, porque los juegos, en la niñez, son el más allá de los sueños, el otro lado donde quizás habite y les sonría la esperanza, y les hable de llegar, en su éxodo sin fin. En la mañana, Diario, todo puede suceder, hasta sentir que, más allá del juego de los niños, la tristeza te habita, como una orfandad tristísima (19:39:49).

lunes, 14 de marzo de 2016

14 de marzo de 2016. Lunes.
CON LA LETRA «A»

Iniciando la libertad, en las Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Al decir la palabra ideología, se me ha vuelto a aparecer esta mañana la letra «a», aquella que perdiera ayer y que se me resistía a ser encontrada para la sublime y aterradora artesanía diaria de la Lengua. Hoy se ha producido mi encuentro con la letra «a», y ha sido para mí algo así como la letra perdida y hallada en el templo de la ideologí(a). Ideologí(a), palabra que, salvo la «u» (aunque se podría glosar aquello de Bécquer sobre qué es poesía, sólo que en esta ocasión, virando poesía por ideología, y así saldría: -¿Qué es ideología? ¿Y tú me lo preguntas?/ Ideología… eres . Y ahí estaría la «u», en racimo de cerezas, con las otras vocales), reúne todas las vocales necesarias para hacer viable la prosa y la poesía del lenguaje, su andamiaje de comunicación y belleza, su hermoso cuerpo fónico. Ideología, o el éxtasis maligno, que todo lo perturba y electriza, y cuya ofuscación intelectual conduce, a veces, a la intransigencia, a la exaltación fanática. La idea es esplendor, luminosidad, camino; la ideología, por el contrario, es abismo, sima oscura, muro. En la ciencia, en la política y aun en la fe, la ideología es perversa, y, no sé por qué, trasmite inquinas, fobias, agonías. De pronto, te rebelas hostil, alacrán con veneno en el corazón y en la lengua donde se expresa, locura irritada. Yo, creyente, hay veces que, para seguir siendo libre, es decir, tolerante, suelo pedir que mi fe, Diario, sea sólo fe, búsqueda, posible hallazgo, y, en el Hallazgo, paz, y no desafío. Que poesía eres tú…, Libertad (20:42:19).

domingo, 13 de marzo de 2016

13 de marzo de 2016. Domingo.
LA LETRA «A»

Luz de paz, en el Mar Menor. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Hoy no he escrito: se me ha perdido la letra «a» de mar, de paz, de obra, de arte, de vida (y sin vida no sé escribir)…; y las dos de caída, de levantarme, de agua, de rama (y sin rama no cabe el nido)…;  y las tres de lámpara, de mañana, de alimaña, de carrascal (y sin carrascal no hay mundo ínfimo e infinito)…; y las cuatro de alabanza (y sin alabanza, Diario, ¿a quién hablar?)… (21:13:47).

sábado, 12 de marzo de 2016

12 de marzo de 2016. Sábado.
PRECIOSA INDEFINICIÓN

Luz de amanecida, en Salinas de San Pedro. F: FotVi

-Esta mañana, cuando el alba no era ni luz ni sombra, y apenas una mueca de claridad emergiendo de lo oscuro; es decir, cuando el alba era todavía una preciosa e insinuante indefinición, leo esta sorprendente verdad: «Lo que salva es la mirada». Simone Weil, filósofa francesa, judía. La mirada limpia sanea el corazón, lo dulcifica, lo hace -es un decir- panal de abeja con miel. Endulza los sentimientos, los amuebla de suavidad. No así la mirada llena de atajos y manchas negras, o de esquinas de odio. Cuidar las miradas es vigilar las enfermedades del espíritu, que repercuten luego en el corazón. Quien enferma de oscuridad sus miradas, Diario, propicia un corazón a tientas, con todas las luces de la piedad y de la ensoñación y del amor apagadas, y sin interruptor de encendido (19:32:53).

jueves, 10 de marzo de 2016

10 de marzo de 2016. Jueves.
EL BOSQUE

Bosque y luz, en Arenales y Salinas. San Pedro del Pinatar.

-En el bosque, donde los rayos de sol y las aves entonan madrigales al silencio, la vida vegetal se hace confluencia, reunión, misterio. ¿Será el bosque -me he preguntado alguna vez- pueblo, aldea, ciudad arbórea? ¿Se relaciona el bosque? ¿Conversa? ¿Aun el pequeño bosque? En el bosque hablan las aves, el viento, la tormenta, hasta que los acalla el silencio. ¿Falta en el bosque diálogo? ¿O quizá esconde un lenguaje arcano que sólo oye quien, con humildad, en él se adentra y escucha? Escribió Jorge Teillier, poeta chileno: «El bosque cierra sus párpados y me encierra». En el día Internacional de los Bosques, me dejo encerrar en sus párpados, y así llorar con ellos la deforestación del planeta, o nuestra propia desnudez interior. Desnudos de sensibilidad y vestidos de pavorosa soberbia, moriremos de astenia o agotamiento espiritual, seremos sólo polvo, y no, como realzara Quevedo en aquellos sus versos celestes, «polvo enamorado». Sociedad enferma la nuestra, que, salvo el dinero y el poder, y el goce sin norma, apenas la enamora nada; sociedad de carrizos quebrados, de momias que hablan y gesticulan, de pavos reales sin realeza, la realeza de la dignidad. El día del bosque debería ser el día de la vida, de la inocencia vegetal, el día de dar -oxigenar el planeta- sin recibir nada, o muy poco, a cambio. El bosque es el templo de la oración sin palabras, del silencio orante. Es la basílica donde más se respira la trascendencia, el esplendor de lo invisible, el tacto de lo intocable. En el bosque, Diario, Dios habita sin notarse, sólo fluye, para quien se deja envolver por su imperceptible aura, como aliento o respiración -o ligera brisa-  (13:31:09).

martes, 8 de marzo de 2016

8 de marzo de 2016. Martes.
LA MUJER

A mi Madre, Mujer. F: FotVi

-Un poquito de lluvia, otro poquito de viento, y un sol quebradizo de paletada azul de Picasso, en el lienzo, persiguiendo trasparencias. Desde la ropa que cuelgo para que se oree, hasta el cielo infinito, todo es trasparencia. Se expande la claridad. «Siempre la claridad viene del cielo; es un don…», escribía en 1953, Claudio Rodríguez, en su inmenso libro Don de la ebriedad. La claridad, que es más que la luz. La luz crea sombras; la claridad, sólo esplendor. Hoy, día de la mujer, celebro a mi madre, que fue claridad sin sombras. Como cada madre, supongo. En el recuerdo, ante todo, me quedan sus manos. En la más avanzada ancianidad, sus manos eran trasparencia, claridad, que yo besaba con devoción. Eran manos de trabajo y de martirio; manos de santidad sin hornacina. En sus manos estaba el trasluz de su vida, donación sin límites, caridad laboriosa y bulliciosa. Aunque apenas besaba (no le gustaba), toda ella, pequeña, frágil, cartón al final (vivió 100 años), fue amor, sin aspavientos. Las manos, donde ardía el rezo y la paz que éste le dejaba. Nunca la oí quejarse, aunque sí llorar. Vivió la guerra, la persecución, el desahucio, la precariedad (no la pobreza), no fue a la escuela, y, sin embargo, sabía leer y cuentas, y, aunque con rasgos desiguales, escribir su nombre, hermoso: Francisca, como el de Asís. Ella fue mi guía y, sin ocupar sitio en biblioteca alguna, mi libro abierto, en el que, ante cualquier dificultad, Diario, hallo la luz (o el destello, irradiación) que, hasta con renglones torcidos, me hace escribir recto, o, al menos, entendible (20:36:43).

lunes, 7 de marzo de 2016

7 de marzo de 2016. Lunes.
CONTRASTES

Luz y belleza, sin contradicción, en Arenales y Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Hoy me subo de nuevo al carro del frío y me froto las manos; y, al tiempo, me las regocijo soplándolas. El frío ha estado este invierno yendo y viniendo, como el camarero ante la llamada de un cliente. «¡Marchando una de frío!», y una de frío; o: «¡Una de calor!», y una de calor. Dicen que ésta -el Sureste- es tierra de contrastes; yo diría que más bien es tierra de contradicciones. Cuando debiera llover, se impone el anticiclón, y, cuando toca frío, alienta el calor; es decir, siempre sale perdiendo la lógica meteorológica, que se resiste a ser lógica. No existen solsticios y equinoccios, existe el «manga por hombro» del tiempo. Quizá se trate de la contradicción eterna del mundo, «eternamente imperfecto», de Nietzsche. O, si el tiempo pensara, del «doble-pensar» de Orwell. Ser contradictorio -también según Orwell- es «mantener dos fes o creencias opuestas a la vez en la mente, y aceptar ambas». Pienso en políticos, en jueces, en  creyentes, en comunicadores…; pienso en mí. Contradecirse en cualquier situación capital es decir amén a esto y a aquello y vivir en desorientación continua. Problema, Diario, que, con Gracia y esfuerzo, trato de evitar en mi vida; pero sin conseguirlo, tal vez; o consiguiéndolo, quién sabe (21:02:39).

domingo, 6 de marzo de 2016

6 de marzo de 2016. Domingo.
INCENDIO

Bosquecillo y pasarela, en Arenales y Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-En los arenales de las Salinas de San Pedro del Pinatar, ha habido un incendio. Tres mil metros cuadrados han sido encenizados, demolidos, absurdamente devastados. El fuego que no es de hogar o de campamento, o de llama de candil, es cólera, bilis, devastación. Como el fuego del odio o el de la ira, aun el del desprecio. Absurdo. Era un matorral formado y embellecido por plantas de salar: siemprevivas, orugas de mar, sabinas de las dunas, barrones, y la joya, esparragueras del Mar Menor, especie endémica y en peligro de extinción. Yo, para que estas plantas se sientan don y belleza, e iluminación del paisaje, las miro casi cada día, paseo junto a ellas y las llamo por su nombre, y les doy así el consuelo, en el tropel de la arena y de las otras cosas que las rodean, de ser distinguidas como únicas y originales, insólitas. Las miro, las nombro y siento en mí su alegría, pues se regocijan de estar en las palabras, y de que alguien, amigo, las diga. ¡Me han nombrado, dirán, con lágrimas en las hojas! ¿Origen del incendio? Quizá un descuido o la desidia del que enciende un cigarrillo y, sin cerciorarse de si aún arden, tira la cerilla o la colilla, y hace que se calcinen plantas, pequeños roedores, alguna lagartija, o el nido del alcauzón, que canta a escondidas, para que, con las dunas y el agua, lo oiga algún visitante del pequeño bosquecillo y paraíso donde vive con oído musical. Y decirte, Diario, que el incendio de un matorral es el incendio del mundo, aunque el matorral sea, como la humildad, de proporciones enormemente pequeñas, pero sublimes (20:41:25).

viernes, 4 de marzo de 2016

4 de marzo de 2016. Viernes.
ENVILECIMIENTO

Paseando con Stendhal, en la tarde. Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Por la mañana, suelo no defraudar ni al rezo -himnos, salmos, preces, plegarias: Dios-, ni a la lectura; hoy leí a Stendhal en su Historia de la pintura en Italia. Hablaba de Florencia, «república sin Constitución» y sin libertades, donde imponía su tiranía la nobleza. Por esta razón, dice, «era preciso recurrir constantemente a las armas en contra de los nobles»; y sigue: «el envilecimiento, y no el peligro, es el que mata el genio de un pueblo». Es decir, «el envilecimiento» mata el genio, pero también el ingenio, la convivencia y aun la vida de un pueblo. El envilecimiento. ¿Estaremos en estas en nuestro país? ¿Envilecidos, en estado de deshonra, en postración? Diario, te invito a reflexionar, hazlo conmigo, mientras paseamos, con Stendhal (20:04:44).

jueves, 3 de marzo de 2016

3 de marzo de 2016. Jueves.
BRONCA

Damas tan hermosas, las palabras. F: FotVi

-El Diccionario es el otro mundo, la otra inquietante tierra, donde descansa el silencio -clamoroso, sin embargo- de las palabras. En el Diccionario duermen su sueño de eternidad los vocablos, donde se cobijan, como la perla en la ostra, las ideas. En el Diccionario, las palabras, para salir de su letargo, donde andan enmudecidas, aguardan ser dichas o escritas y abrir así su alba de sol y vida. En el Diccionario las palabras dormitan, pero encendidas, con sueños por soñar, y libres, esas damas tan hermosas. Yo digo una palabra y sé que mi boca es otra, sé que un vuelo se mueve en ella, salta, se posa, dice, y hace que algo sea y esté, se manifieste realidad, cosa. La palabra existe para que las cosas sean, diciéndose. Hoy, después de lo de ayer en el Congreso, la palabra que mejor ha definido en los medios lo allí ocurrido ha sido «bronca»; la bronca de tal contra cuál, o de éste contra aquél; es decir, todos abroncando o abroncados, o todos mal dichos, ineducados. Unos, con ironías corrosivas, otros, con salivazos como monedas de a céntimo, lluviosos. El Diccionario dice de «bronca» en su 6ª acepción: «f. Riña o disputa ruidosa»; y en la 9ª: «f. Enojo, enfado, rabia»; pero, antes, en la 5ª, y como modo y adjetivo mexicano, dice: «Dicho de un caballo: sin domar». Y en este vendaval de broncas, Diario, ¿quién crees tú que llevaba razón? ¡Ah, palabras, damas tan hermosas, qué mal os han tratado! (20:13:20).

miércoles, 2 de marzo de 2016

2 de marzo de 2016. Miércoles.
QUITARSE AÑOS

Anunciando vida, a pesar de los años, en el parque. F: FotVi

-Ayer, a mi crónica de cada día la situé en el uno de enero, retrasando así en dos meses el tiempo. Uno de enero y discurso, escribí. Y es que, en lo que toca al tiempo, como Cantinflas, de 20, siempre me llevo dos. O lo que es lo mismo: retrasé el reloj dos meses, no sé si por ver si colaba o en razón del despiste olvidadizo de los años. Y es que, en la mente del que ha cumplido muchos años, restar horas al reloj es un ejercicio de voluntarismo lógico, pues es creencia que lo que quitas al reloj lo añades a tu vida. Es, cuando la vida te ha regalado tantos años, el sublime e inofensivo deleite de quitártelos. La juventud se adelanta a los años, y, sin tenerlos, dice haberlos andado; la vejez, por el contrario, y por amor a la vida, se los quita de encima, y lo hace porque los tiene y por piedad para con los propios años, pues éstos suelen vestirse con la misma vejez a la que acompañan: se los ve rendidos y arrastrando suelo al andar, con jadeos. A mí, Diario, me ha gustado tener años para poder contarlo, y, de paso, agradecerles su compañía de amor y sombras, de luz y precipicios, de Dios y su perdón, y decir de ellos, de los años, lo que el poeta argentino Héctor Viel Temperley escribió de su trayectoria vital: «Mi madre es la risa, la libertad, el verano». Hermoso. Decir que, al fin, en las Cortes, no me han investido presidente, del desconcierto (21:13:49).

martes, 1 de marzo de 2016

1 de marzo de 2016. Martes.
DISCURSO

Jarillas, en Salinas de San Pedro del Pinatar. 

-Uno de enero y discurso (Pedro Sánchez); discurso que ni siquiera he oído, y menos escuchado. No porque lo haya voceado un político, sino por el hecho de su longitud. Todo parlamento que pasa de quince, o lo sumo veinte minutos, y por mi vocación de lector de poemas, deja de interesarme. Aunque sea el discurso de un mitrado o el del mismo Demóstenes (quizá ante Demóstenes me rendiría). Un tal René Rebetez, escritor y cineasta colombiano, con sabiduría de viajero al que acosan los pasos y la prisa, dejó dicho: «Un poema oscuro dice más que un discurso claro». De ahí mi inclinación, si el discurso se alarga, a pasar página y ocupar la mente en otras cosas, como pensar si algún día será posible oír el crecimiento de las plantas. Esta tarde, Diario, en vez de oír discursos, me he inclinado una vez más por intentar descifrar el lenguaje del zampullín o de la jarilla, en las Salinas de San Pedro; aquél es ave y ésta, florecilla. Con esta visión, a San Francisco le hubiera nacido un himno de alabanza en los labios (20:47:23).