viernes, 22 de abril de 2016

22 de abril de 2016. Viernes.
LIBROS DE PAPEL

Mi primer Quijote, mi primer bello recuerdo. F: FotVi

-Yo leo; todavía leo. Y en libros de papel, donde pueda subrayar una palabra e iluminar así su ser y su contenido, distinguiéndola del mimo modo que destaca un diamante en el esplendor de una joyería. Deslumbra la palabra subrayada, porque alerta de que alguien, al pasar por ella y preferirla, la ha amado. Nos enseñó a leer subrayando, aquel profesor -don Ramón Rodríguez Herrera-, que, antes de cualquier lectura, nos exigía tener un lápiz a mano, para decirle al lápiz -decía él- qué palabra (o párrafo) te había maravillado. Algo así como: el lápiz y tú, cómplices de un asombro, de una seducción. Leo en La Peste de Albert Camus algo que me emociona y que subrayo: desde este momento -afirma el protagonista- «deseo no ser enemigo mortal de nadie». Reacciono y subrayo: «deseo no ser enemigo mortal de nadie». Como un martilleo: al subrayar, arrebato al protagonista la frase y, retenida en mi mente y en mi conciencia, la hago mía, y pretendo vivirla. Sin embargo, ahondo más: no sólo no deseo ser «enemigo mortal», sino simplemente «enemigo»; deseo no ser enemigo de nadie (de nada), y, si es posible, ni siquiera de mí mismo. Y -en honor de mi profesor don Ramón- subrayo esto último, ni de mí mismo. El día del libro: leer y subrayar, o dejar constancia, Diario, de que hubo una vez que te enamoraste de algo que leíste (13:12:35).

2 comentarios:

  1. La palabra encendida. Y el don Ramón R. Herrera al que aludes me ha traido al recuerdo los clásico greco-latinos.

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    1. Efectivamente, Juan, siempre empezaba a conquistar a sus alumnos por la lectura de los clásicos, luego, por lo más hermoso y significado de la literatura. Ha sido uno de mis más admirados y sabios profesores, desde la humildad y la ironía.

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