sábado, 17 de septiembre de 2016

17 de septiembre de 2016. Sábado.
ESTAR

Sol caedizo, en Lo Pagán. FotVi

-Se hiela el tiempo y, para recibir al otoño, se ilustra de lluvia. De lluvia, en el norte; aquí abajo, nos toca seguir esperando que llueva, la Virgen de la cueva… Leo: «Inundaciones, frío y olas de siete metros a las puertas del otoño en Asturias»; o sea, que el otoño viene a galope tendido, en veloz caballo, por allá arriba, mientras que, por aquí abajo, llega a los lomos de un paciente y resignado burro, que mira con ojos tristes. Allá arriba, llega; acá abajo, quizá llegue. O no llegue. Por estas tierras, en lluvias, siempre nos toca las de perder, o las de ganar en sol, que apaga las cosechas. El sol, como libro de vida, nos enseña que, si se abusa de él, mata. Mirad un campo de girasoles sin agua: los girasoles aparecen con la corona baja, cenicienta, enlutada, abatida. El girasol, que vive por el sol, sin agua, se muere de sol. Es como morirse de amor. Te mata lo que amas. ¡Ah, la vida, esa fragilidad que nos mantiene en pie, esa hebra de luz que nos alumbra, que cada día nos da el sí para seguir en la brecha, para continuar andando! ¡La vida, ese don! Hoy, un sol caedizo, silente -silencio que habla-, recorre los cielos en son de paz, y nos dice que vivamos, y él, que es sol, nos dice que no desfallezcamos, que sigamos esperando la lluvia, para poder seguir viviendo. Él se reconoce ya debilidad. En Ladera Este, y en el poema Cuento de dos jardines, dice Octavio Paz: «No sabemos hacia dónde vamos, / transcurrir es suficiente, transcurrir es quedarse». Transcurrir, Diario, con sol o con lluvia; transcurrir es estar (12:02:16).

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