sábado, 3 de diciembre de 2016

3 de diciembre de 2016. Sábado.
ANÁS AL BASHA, PAYASO

El payaso Anás al Basha, en Alepo. F: FotVi

-«El payaso es un poeta en acción», dijo el controvertido y rebelde Henry Miller, novelista norteamericano. El payaso es el poeta que siempre se equivoca y provoca la risa. Se equivoca pretendiéndolo y, de paso, hace reír. La risa es la sacudida agitada que nace de esa equivocación. Por algo decía Buster Keaton que «el comediante hace cosas graciosas. Pero un buen comediante hace que las cosas sean graciosas». Subir y bajar de una silla, por ejemplo, con diferentes ceremonias, y casi cayéndose. Charlie Rivel. El día que el hombre aprendió a reír, dio el paso más trascendente hacia su humanización. Ese día se libró de sí mismo, al barro lo hizo espíritu, y a la mueca, luz. Alumbró su rostro, le dio vigor a sus ojos, maravilló a su boca, la desencajó, y la boca irradió. En Alepo, en la guerra, ha muerto un payaso. Iba con la risa allá donde se hallaba un niño triste; iba redimiendo niños del horror y del llanto, del sufrimiento inocente. Su nombre, Anás al Basha; y desde hoy, el nombre de un nuevo ángel en el cielo de los niños, que abren los ojos y no entienden el pavor de las bombas, su estruendo aterrador. Con Anás al Basha, los niños dejaban el llanto y se protegían con la risa, se parapetaban tras la risa, y eran felices en un instante de luz, en una pausa del odio. Luz (o risas), contra las bombas, contra el odio. E iba ganando la risa. Hasta que una bomba, Diario, ha roto su cara de ángel-clown; ángel-clown que prestaba risas por odio, que se metía en los ojos del niño y le hacía ver paz donde había guerra, y mariposas donde destrucción. Así, Señor, dan su vida los santos, los limpios de corazón de este mundo, los que hacen reír a los que lloran (11:39:16).

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