miércoles, 30 de agosto de 2017

30 de agosto de 2017. Miércoles.
PESADILLAS

Visión de lluvia, desde mi balcón, en Murcia. F: FotVi

-Ayer mañana, lloviznaba sobre Murcia y salí a mojarme. Luego de la sequía viene el agua, la bendición. Con agua se bautiza y con agua se bendice. Hasta la ceniza -Miércoles de Ceniza- se bendice con agua; en la ceniza, entonces, cada gota hace un minúsculo cráter, como un pequeño campo lunar. Luego coges la ceniza y se te deshace entre los dedos, como talco o polvo de estrellas, como escarcha triturada. Bendecir es decir bien de algo, y el mejor lenguaje es el del agua, la que habla cuando corre, y calla, para abstraerse, cuando se estanca. Y lanzada por el hisopo, bendice. Y mientras llovizna, me pregunto si se puede bendecir el mal, o la estupidez, o la sinrazón. La sinrazón y la estupidez y el mal que recorren este país nuestro de lado a lado de un tiempo a esta parte. Este país nuestro de cada día, de cada instante, de cada pesadilla. Decía Borges que Chesterton era «un tejedor de pesadillas. Sus pavorosas pesadillas -laberintos infinitos, noches con miles de ojos escrutadores, árboles que devoran a los pájaros y echan plumas (…)», sugieren que «algo en el barro de su yo propendía a la pesadilla, algo secreto, ciego y central». (Rafael Narbona). O la pesadilla catalana, la pesadilla de un Gobierno paralizado, la pesadilla de la turbiedad administrativa: con apenas jueces que juzguen y sentencias que se cumplan, y un panorama de laberinto sin salida, de árboles que mastican pájaros y les crecen plumas..., o alas que no vuelan, sólo alas que aplauden o alas limpiándose una lágrima, de aturdimiento. Mientras, en la noche de ayer, como si Murcia fuera Galicia y no la Murcia del sol y la fiebre agosteña, llovió y tronó fuerte. Hoy sigue igual. Y yo, cuando te moja el sedal de la lluvia, el llanto de los cielos, las castidad sin mácula del agua, me digo: «¡Murcia, qué hermosa eres». Al tiempo que pienso en la gota que cae en la ceniza y la remueve, y, dándole una nueva dimensión, la revitaliza, la hace cosa sagrada. Ay, si los laberintos se hicieran sendas rectas, y los árboles no se comieran a los pájaros, y solo -y con ternura de árbol- los dejaran anidar en sus ramas y luego los echaran a volar, y ser así pájaros libres, y con sus plumas intactas, sin que nadie se las robara. En la tarde, y partidas las nubes, Diario, ha vuelto a salir el sol, esplendoroso (11:48:08).

lunes, 28 de agosto de 2017

28 de agosto de 2017. Lunes.
TRIPLE LUNES

Ojos asombro, de la Virgen niña. F: FotVi

-Lunes y nublado, y final de vacaciones, o triple lunes: día de derrumbe del pesimista. El pesimista, que de ordinario ve negro, este lunes ve un borrón, que le ciega. Y con una gota de llanto -una lágrima- rodándole por la mejilla. Hasta la comisura, donde la bebe amarga. Lunes, pues, de lamentaciones para algunos; pero, para el optimista, lunes festival: la vida que sigue, se dice, y es verdad: la vida sigue hacia el futuro, en el que intentamos estar, aunque solo sea soñándolo, profetizándolo. El futuro es profecía. Mientras pensamos el futuro, estamos en el atisbo, en el que presentimos un mundo mejor, más sabio y justo, más verdad. Si de vez en vez me voy al futuro, no es para olvidarme del presente, sino para asentarme mejor en él, aunque haya ocasiones que huela a podrido. Siempre que hay odio, se agudiza el hedor, la putrefacción, el agua verde estancada. Yo, Diario, pienso el futuro, porque en él estará -aunque yo no- Candela y todos los otros niños, con sus ojos de agua, de luz, de pájaro que vuela y anida, embelleciéndolo todo. Sus ojos asombro (19:32:14).

domingo, 27 de agosto de 2017

27 de agosto de 2017. Domingo.
UN VIRUS BUENO

Flor de cactus, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Sin saber por qué, me despierto dolorido. Es una sensación de cansancio, de derrota, de infinita desgana. Pienso en las víctimas del terrorismo: o en el dolor de los que han quedado. Los muertos se lloran y se entierran a sí mismos. Los que quedan son los que se lamentan, y luego creen redimirse riendo o diciendo: «¡No tengo miedo!». Lloran y aplauden -no sé por qué-, pero destrozados por dentro, donde brilla la verdad. Me despierto dolorido, pero yo -ínfima nada, apenas un virus bueno- no me doy importancia, y salgo de mí para saciarme de domingo, para dejarme ganar por la euforia de un día soleado y, aunque caluroso, benigno y bello, como esa flor de cactus que me mira -arisco de pinchos su alrededor- en el jardín. Los cristianos lo llamamos -al domingo- día del Señor, y de la flor de cactus, y del hermano, y de todo lo que alienta, y del silencio, cuyo vacío, Diario, lo llenamos de oración, por los que lloran, por los masacrados, por los que dudamos, y, sin embargo…, seguimos (19:24:25).

sábado, 26 de agosto de 2017

26 de agosto de 2017. Sábado.
SILABEAR SILBIDOS

La Paz, brotando en el jardín. F: FotVi

-Se me niega la luz: no acierto a deletrear palabras. Al escribir, se deletrean letras, se silabean sílabas, y se dicen palabras. Como el niño que comienza a descubrir que escribir es poner letras como el cantero pone piedras en los muros de una catedral gótica. La m con la a, ma, y repetida, mamá, y así, con todas las letras, una a una, hasta construir sílabas, palabras, el poema, el relato, el ensayo, el libro. Es cuando la letra, en papel, se hace catedral, o santuario de hojas de papel, donde se oyen los sueños y el silencio de los rezos, el incendio de la vida, los latidos del aliento del mundo. La palabra, en el poema, se economiza, y, no obstante, permanece; el relato, por el contrario, con más palabras, abre puertas a la imaginación, al suspense, cuenta la vida, hasta que se desata el nudo y llega la paz esperada o simplemente desconcertante. También queda. Y, ahora, veo imágenes de la manifestación en Barcelona -No tinc for- contra el terrorismo, donde se silabean silbidos contra el Rey, y se hacen, como en el mar, señales a la independencia, con esteladas -de distinto signo- al viento. Las banderías se desatan, y dan en los ojos al Gobierno y al Rey, mientras los dirigentes catalanes -bajo el velo de su interior-se regocijan, discretamente. Y siguen clamando que no tienen miedo. Como el avestruz. Escondiendo la cabeza bajo las plumas del ala, y dejando que pase el susto, la tormenta. La tormenta que -si Dios no le remedia- se acerca en forma de desafío independentista. Entonces, Diario, llegarán los miedos y las pesadillas, y la infamia y el dolor, y las lágrimas, con miedo (20:11:06).

viernes, 25 de agosto de 2017

24 de agosto de 2017. Jueves.
JARDÍN DE INFANCIA

Paisaje, junto a la cruz de Carrascalejo. Bullas. F: FotVi

-Ayer, viajé a Barranda. Con tres amigos: Juan, Pepe y Antonio. Un jardín de la infancia; es decir, todos con achaques, salvo Juan, el conductor. O la vejez feliz y confiada. Idóneo calificativo. Volvíamos a estos parajes boscosos y fértiles, con latido, vivos. Antes de la ciudad de Mula, un paisaje lunar árido, de color blanco desabrido, como angustiado, con dunas y tajos impresionantes de margas, dejaba paso a otro de pinares, huertas y amables cumbres verdes. Paisaje con casi un grado más de humanidad, de benigna temperatura. Visitamos el Cristo del Carrascalejo, inclinada la cabeza, mirando con ojos vivos, bajo una cúpula de árboles inmensos, y un alrededor placentero, con gatos, como panteras asustadas, vigilando a los visitantes. Allí se vende vino del lugar, sin pudor. Por lo visto el Cristo atrae a bebedores del rico y animoso caldo. Pasamos por Cehegín, la bella ciudad de las calles fluctuantes, respuesta a la vieja Begastri, con arqueología de íberos, romanos y, en tiempo visigodo, con obispo y teología en concilios del siglo VII. Allí tiene familia, Juan, el conductor. En su honor. Y llegamos a Barranda, donde el sol no aúlla, solo calienta como una estufa invernal. Llegamos a casa de Juan, el hablaero de la Cope. Recibimiento episcopal, reverendísimo. Cordial. Y comida en el restaurante El Zorro, donde la carne a la brasa y la ensalada con anchoa echada encima, dulcemente desvanecida, remedian el hambre y desvanecen las ganas de comer. E incitan, además, a la pequeña siesta, con la Vuelta a España como telón de fondo, ese hermoso tostón que se oye, apenas, mientras dormitas. Concluida la dormición, volvimos por el mismo camino, sin tropiezos y con el contentamiento por nuestra parte del deber cumplido en afecto y compañerismo, y gastronómico, que la vejez, Diario, aprieta a veces, pero no ahoga (11:58:36).

martes, 22 de agosto de 2017

22 de agosto de 2017. Martes.
EL ABUELO PACO

Acecha la ira, en el Etna. Sicilia, Italia. F: Google

-Me imagino al abuelo Paco empujando el carrito de su nieto Xavi. Tres años infantiles, absortos por la visión de todo lo nuevo, sacándole efusiones al chupete, y conducidos por la mano cuidadosa y vigilante de los cincuenta y siete años del abuelo. Y con la familia como retaguardia hermosa, respirando claridad marítima. Una tarde de un jueves soleado paseando por «la Barceloneta portuaria, arrevistada, marsellesa, barcelonista, novecentista y populista de las Ramblas» (Francisco Umbral: Travesía de Barcelona). Pasear sin escolta, sin bolardos, sin macetones con geranios, sin nada que te avise que allí acecha el peligro, será muy liberal, pero terriblemente peligroso. Andar por una sociedad en guerra, sin protección, es una temeridad y un ponerse del lado de la muerte, a no ser que pase un ángel y te roce con las alas de la suerte y te salve de la inmolación. Ahora todos celebran el éxito de su gestión -el Gobierno de la Generalidad, los Mossos, la señora de la limpieza, el ujier que sube el vaso de agua a la señora Colau-, todos se miran el ombligo y han decidido que son muy listos y eficaces, sin dejarse impresionar por la muerte de Xavi y su abuelo Paco, que contemplaba la tarde con ojos de niño para luego -hecho él niño- contárselo al nieto, de tres años. Pero ¿y el antes? ¿Por qué ha sucedido todo esto? ¿Y el prevenir para evitar tener que lamentarse después? No entiendo tanta euforia, Diario, luego de contabilizar quince muertos, y, de entre ellos, el abuelo Paco y su nieto Xavi, el niño de tres años que una malhadada tarde de agosto, en las Ramblas, Barcelona, dejó de reír y llorar, dejó de vivir. No entiendo… nada (20:22:54).

lunes, 21 de agosto de 2017

21 de agosto de 2017. Lunes.
MIRADAS INDISCRETAS

Muriendo junto al mar, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Siempre ando por el mundo de incógnito, velado, con un aparente disfraz que me protege. Me protege de mí mismo. Y de miradas indiscretas. Siempre hay una mirada que, como flecha de indio invisible, te puede atravesar: en la frente, en los ojos, en el corazón. Las flechas que dan en el corazón son las que más hieren y las que, a la postre, matan. No me gusta distinguirme ni sobresalir, nado en la intimidad, pero, desde ahí, respiro a la humanidad, que viaja conmigo en el mismo vagón del tren que cogí en Molina un 24 de octubre de un año precoz, y que, si no descarrila o es atacado por los malos, intenta llegar al mismo y concluyente destino, que no es otro que el tránsito (o muerte) y su oculto, misterioso e inquietante después, donde nos espera, para unos, Diario, la Trascendencia, para otros, la nada o el no estar: o la sola y volátil y turbia ceniza, que, aventada, se lleva, con los sueños, el aire, azulando la luz del sol (19:08:05).

sábado, 19 de agosto de 2017

19 de agosto de 2017. Sábado.
TENGO MIEDO

Siempre hay una luz, en la oscuridad. T. de la Horadada. F: FotVi

-Se dicen mentiras -aunque sean dichas en una plaza pública y a gritos-, y que mucha gente admite como ciertas, bajando la cabeza e hincando las rodillas. Mentiras iconoclastas; mentiras destructoras. «¡No tenemos miedo!», dice la multitud. ¡Mentira! Yo, y tú, y el apuntador, y el gato que dormita en el sillón, tenemos miedo de esta guerra cruel e indiscriminada que ha declarado el Islam radical contra Europa. (No digo todo el Islam; sino el Islam radical). ¿Por qué hay que callar o encubrir la verdad? El héroe se hace de miedo y decisión, que a veces es osadía. El miedo no es arrugarse, ajarse, meter la cabeza bajo el ala; es, con cautela, con el sigilo del felino, dar pasos adelante y tocar, si se puede, lo imposible. Si el miedo no nos sepulta y nos oscurece la mente hasta dar con nosotros en un hoyo lleno de alimañas, el miedo nos protege, nos hace ser precavidos. Cuenta R. W. Emerson, filósofo y poeta norteamericano, que un día escuchó a alguien dar un consejo a un niño: «Haz siempre las cosas a las que les tienes miedo». Como se ve, el miedo no es paralizante; al contrario, anima a hacer lo que te espanta, porque si lo vences, has logrado vencerte a ti mismo, tus limitaciones. Yo, Diario, sí tengo miedo, no por mí, sino por el más allá que me trasciende, por los sueños que todavía no ha habido en el mundo, por las utopías que han de venir (20:26:10).

viernes, 18 de agosto de 2017

18 de agosto de 2017. Viernes.
LLENAR UN MINUTO DE SILENCIO

Sonrisa de un ángel niño, en Catedral de Síbenik. Croacia. F: FotVi

-Yo he llenado el vacío del minuto de silencio que, por el atentado de Barcelona se ha celebrado en toda España, con una oración. Ese minuto de silencio se puede llenar: o de lágrimas o de palabras -plegaria-; o, con sus fríos y ausencias, dejarlo deshabitado, como una ruina fatal, colérica. Yo, en mi minuto de silencio, he puesto palabras: como dolor, prójimo, Dios. Será una oración en ascensión: dolor por el prójimo caído, y Dios, donde se concentran todas las angustias e incertidumbres, y miserias, de la humanidad. Es el Aleph, el punto adonde revierten todas las perspectivas, aun las más idas o lejanas, las que están más allá de las estrellas. Cuando rezas por el dolor, la oración se hace dolor, plegaria con lágrimas, y más si hay niños (almas de gracia) dentro de ese dolor, en su interior incendiado, en su boca ardiente de lobo. Decía Umbral: «El niño es sagrado… Y por eso la vida es sacrílega cuando profana al niño, cuando atenta contra él». Y añade: «El atentado contra la vida del niño es una destrucción de la única sacralidad de la existencia». (De su desgarrador libro Mortal y rosa). En una foto veo a un niño en el suelo, desmadejado, con el padre a su lado pidiendo auxilio con los ojos perdidos. ¿Quién puede ayudarme?, parece decir. Como en La historia interminable (Michael Ende), da la sensación de que se nos está deshaciendo el reino de Fantasía en el que vivimos en occidente y tiene que venir alguien que ayude a recuperarlo. Mi minuto de silencio, Diario, lo he intentado llenar de luz y de piedad, y de Dios, como la última puerta a la que llamar cuando todo lo demás falla, cuando el cielo se nubla y llora la tierra, cuando se intenta acribillar la convivencia y la paz, el amor (19:51:22).

jueves, 17 de agosto de 2017

16 de agosto de 2017. Miércoles.
INTOLERANCIA

Quevedo, luego de ingresar en la Orden de Santiago. F: Wiquipedia

-Me asusta la intolerancia -¿o es ignorancia?- del nacionalismo. Liquidar del callejero de Sabadell a nombres como Garcilaso de la Vega, Góngora, Goya, Quevedo -Machado ha sido indultado- y otros, es una memez lunática, de rechifla. Me asustan estos caciquillos tullidos de ideas y largos en tomar decisiones caprichosas e improcedentes. Los eliminan por «españolistas», dicen. ¿Y qué otra cosa podían ser? Les enfurece que sean españoles y que lo digan. ¿Qué iban a decir? ¿Que son del país de Liliput o del de la Comarca donde viven los Hobitts? Estos nacionalistas podrían aplicarse la sentencia de Quevedo: «Todos los que parecen estúpidos lo son y, además, también lo son la mitad de los que no lo parecen». Podrían aplicársela -no he dicho que quieran-, pero, Diario, les cuadra (19:32:32).

martes, 15 de agosto de 2017

15 de agosto de 2017. Martes.
PINCELADA DE ESPUMA AZUL

Pincelada azul, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Agosto se va yendo con suavidad, sin grandes aspavientos. Luego de los calores de julio, queda el rescoldo de agosto. Pero es un rescoldo de brasas, sin llama, aunque aún activo. Alguna noche nos pillará el calor soñando que ha llegado una gota de lluvia que nos redima. Y, entre calores y tormenta, la fiesta. La Asunción de la Virgen a los cielos como una llama, como una rosa, porque «¿qué regazo, qué esfera deleitosa, / qué amor de Padre la alza y la reclama?» (Gerardo Diego). Y añade el poeta: «hoy va la Madre al Hijo, va derecha al Uno y Trino», «por eso el aire, el cielo, rasga, horada, / profundiza en columna que no cesa, / se nos va, se nos pierde, pincelada / de espuma azul en el azul sorpresa». No cabe más belleza. Rasgar el aire como una columna que no cesa, una columna de gracia y fe, que asciende vertiginosa hasta darse de bruces con la Trascendencia, con Dios. Dios, que es Padre, e Hijo, y Espíritu Santo; es decir, Amor familiar, anudado, creativo. Es ascendida, aspirada por Dios al cielo, la que fue, durante nueve meses, habitación lujosa y sin mácula que albergara al Hijo del Hombre. ¿Se nos va? El mismo poeta dice: «No se nos va, no; se va y se queda». Es, pues, columna que no cesa de irse y de quedarse, invadiendo nubes, cielo, eternidad, pero con los pies en el suelo, oxigenando a la humanidad de vida de Dios. Ella respira a Dios y este aliento divino baja hasta la tierra y llega a los pulmones de la humanidad, contaminada de egoísmos y avaricias, de pecado. Y así se alivia el mal, se va debilitando, hasta que cede y da paso al amor, o el Ser de Dios. María, ascendiendo, Diario, «pincelada / de espuma azul en el azul sorpresa» (19:02:28).

domingo, 13 de agosto de 2017

13 de agosto de 2017. Domingo.
LOS AZULES

Arcanos en el cielo, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Y vas y te paras a meditar: te detienes a pensar en serio, con método y un papel enfrente para ir anotando conclusiones. O anotas tus conclusiones en tu interior, donde están el corazón y los sentimientos que les acompañan, y lo sueños, donde anidan pájaros y alguna estrella, y un cielo extenso e inabarcable. Y donde andan casi todos los azules, salvo los que se tomó el trabajo de robarle Picasso al cielo (años 1901 a 1904) en su etapa azul. Ponía el pincel a pensar y todo le salía azul. Hasta la piedad -virtud que escasea- de una madre abrazada a su hijo. La piedad, esa virtud ausente, descartada, excluida. Todos admiramos la piedad de una madre para con su hijo, ¿pero y la del hijo para con la madre? Se ven residencias en las que la vejez jamás ríe: solo mira, con los ojos perdidos, el infinito. O, como un niño, juega a mirarse las manos, o a decir palabras sin sentido, o hacer silencios que incendian. Pero, Diario, ¿adónde miran los ojos de un anciano cuando, en la soledad, se pierden en el infinito? ¿O qué dicen sus extrañas palabras? ¿Y el clamor de sus largos silencios? (19:51:15).

sábado, 12 de agosto de 2017

12 de agosto de 2017. Sábado.
ARCADAS EN EL CIELO

Lágrimas de San Lorenzo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Y fueron las estrellas y se pusieron a llorar, y llovían pedacitos de ascuas candentes que dibujaban arcadas en el cielo. Como arbotantes de una catedral gótica. Lágrimas de San Lorenzo las llamaron. Un diez de agosto, Lorenzo moría lentamente en una parrilla -«Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho», y trepidaba el fuego, y echaba chispas. Y el cielo, entonces, lloró estrellas: las Perseidas. Que son residuos de la cola del cometa Swift-Tuttle, dicen; pero yo, que no soy sabio, digo que son las lágrimas de San Lorenzo, que aún lloran, Diario, por su horrenda muerte, por el crepitar de su carne en el fuego (18:35:22).

jueves, 10 de agosto de 2017

10 de agosto de 2017. Jueves.
LO VIRAL ES VIRUS

Palma del martirio, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cuando leo que algo se ha hecho viral en las redes sociales, de inmediato pienso en una ordinariez o en un hecho trascendente. Y me pongo a dudar si verlo o dejarlo pasar, y lo dejo pasar. De ordinario, suele ser una patochada revestida con humareda de trascendencia. Todo lo viral es virus y el virus suele tener ráfagas de virulencia, de perversidad. E infecta. Como un virus maligno se extiende el asunto catalán: todos los días hablando y bebiendo el tema catalán, y poniéndolo de postre en la mesa. Un postre con azúcar, y, además, para diabéticos. Las tertulias, otro virus que afecta a la inteligencia y, a veces, da pie al bostezo liberador. Sin embargo, entre los internautas -palabra que rememora espacios abiertos y recorridos de fantasía, mendaces- no se ha hecho viral la muerte de Sigmund Sobolewski, «prisionero 88» en el campo de exterminio de Auschwitz. Sobrevivió al horror y ha muerto en el silencio de los justos, que, según San Agustín, son los que «viven con paciencia y mueren con alegría». Y porque la muerte del justo, dice, «no es muerte, sino sueño; no muerte, sino mudanza.» ¿La paciencia de los justos de Auschwitz? ¿O la paciencia o distracción de la muerte que pasó de largo y olvidó matarlo? Dice el poeta: «Si cualquier boca es un bosque de mentiras, / ¿quién me dice que la verdad no es mentira?» ¿Eh, Diario, quién? (19:09:40).

viernes, 4 de agosto de 2017

4 de agosto de 2017. Viernes.
APÓCRIFOS

Misterio tras las nubes, desde avión en viaje a Canarias. F: FotVi

-Estos días de calor terrible, salgo a pasear y caigo en la cuenta de que no hay vencejos en el cielo ni mirlos en el jardín. Ni susurro de conversaciones tras la tapia que separa el huerto de la calle. El calor escribe en el silencio. Solo las chicharras rompen el silencio que ellas mismas crean tras su canto. Sin embargo, leer a Borges me refrigera. Es el autor que más ha dicho con menos palabras. En su libro Biblioteca personal escribe: «Junto a los libros canónicos del Nuevo Testamento estos Evangelios apócrifos, olvidados durante tantos siglos y recuperados ahora, fueron los instrumentos más antiguos de la doctrina de Jesús». Eran los libros del principio, «cuando la religión era una pasión». Cuando no había dogmas ni razonamientos del teólogo. Porque «lo que importó al principio fue la nueva de que el Hijo de Dios había sido, durante treinta y tres años, un hombre, un hombre flagelado y sacrificado, cuya muerte había redimido a todas las generaciones de Adán». Borges, pues, Diario, sale en defensa de unos libros llamados apócrifos, no porque sean falsos, sino porque son ocultos, velados, inquietantemente misteriosos (20:07:00).

jueves, 3 de agosto de 2017

3 de agosto de 2017. Jueves.
PLAN IDÍLICO

Sabiduría del vidrio, en la Catedral de Sibenik. Croacia. F: FotVi

-El domingo, en la misa, se leía un trozo del libro primero de los Reyes en el que se hablaba de un Dios que se aparece en sueños a Salomón -entonces en los sueños había profecía y poesía, y luz y misterio- y le propone un plan idílico como comienzo de su reinado. «Pídeme lo que quieras que yo te dé», le dice Dios, y, hecho un silencio, escucha la respuesta: «Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda para juzgar y discernir entre lo bueno y lo malo». En vez de riquezas, honores, conquistas, pide sabiduría práctica para gobernar a Israel. Un corazón que entienda para juzga, dice. Juzgar: o adivinar por dónde anda el bien que eleva y por dónde el mal que ennegrece y hunde. Y pone suciedad y noche en las conciencias. Yo, mientras escuchaba esta narración del libro de los Reyes, me preguntaba ¿qué político o qué ser humano que buscara felicidad, si le ofrecieran el «pide lo que quieras que te lo daré», se inclinaría por la sabiduría y no por la fortuna, las distinciones, los logros sociales, las apariencias? Me lo preguntaba y me lo sigo preguntando, sin caer en la tentación de señalar a nadie, que podríamos ser yo mismo, o tú, Diario, ya que muy pocos son los que tienen la sabiduría de pedir sabiduría si te dieran a elegir entre todas las cosas bellas de la tierra. Aunque yo, Diario -y perdona-, pediría sabiduría, pero con amor (20:01:46).

martes, 1 de agosto de 2017

31 de julio de 2017. Lunes.
LA BARCA DE CARONTE

Polvo de estrellas, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Dejo atrás la Torre y me precipito en el horno de Murcia, en el que me aso como un sorprendido pastel de carne. Pero es igual: dejo atrás un mes bello y reparador, con Candela y la familia, y visitas a los amigos. Y caminatas muy de mañana hacia el mar, donde sorprendía al sol despertando y abriendo uno a uno los registros de su afanosa plenitud. Dejo el mar y me vengo al infierno de Dante, sin un Virgilio que me guíe ni una Beatriz que me salve. Al llegar a Murcia, ha volcado la barca de Caronte y ando por un lago de aguas hirvientes, aunque llevaderas con aire acondicionado. Y ahí estamos: entre el calor y la tormenta devastadora, consumiendo días y acontecimientos, algunos chuscos y otros trágicos. Entre los trágicos, está la muerte del bebé Charlie Gard, no en brazos de sus padres, como hubiera sido lo lógico y amoroso, sino un lugar de cuidados paliativos desconocido y de color blanco sudario, según la ley. Las leyes, a veces, parecen mordidas y posteriormente regurgitadas por el diablo, para castigo (y vergüenza) de los mortales. Leyes que no apuestan por la vida, sino por la muerte. Como se ve, leyes obscenas y sórdidas que atacan a lo más noble y tierno de la condición humana: el derecho de un bebé a morir en brazos de su madre, o el de una madre a darle el último aliento a su hijo. Tal, Diario, como un beso de Dios (19:22:48).