jueves, 13 de noviembre de 2014

12 de noviembre de 2014. Miércoles.
DESTINO: GRAN CANARIA

Sobre pistas de lana, hacia Gran Canaria. F: FotVi

-Viaje feliz, aunque cansado. De aeropuerto en aeropuerto y, como en la Oca, tiro porque me toca. Alicante-Madrid y Madrid-Canarias. Y el interminable bosque de columnas y abrevaderos (facturación, control policial, tiendas, cafeterías, servicios…) en la T4, Barajas. Pero una vez en el aire, y sobre la encendida lana de las nubes que sostienen el vuelo del gigante que brama (un decir), todo es espera, hasta la llegada. Y constatar que IBERIA, una vez iniciado el vuelo, es pródiga en atenciones, si las pagas. Una cerveza, por favor, 3,50; un cappuccino (segundo favor), 2,50. Eso, sí, con un revoloteo de sonrisa de azafata. En consecuencia: una cerveza, un cappuccino y la sonrisa protocolo, o enlatada, de la azafata, 6 euros. No se admiten propinas. Ah, pero, al fin, tras tantas idas y venidas (coche, aeropuertos, salas de espera, paneles con la letra y el número de puerta, vuelos, turbulencias y gotas de lluvia en la ventanilla), al fin, digo, el regalo, se abre la ostra y aparece con destellos la perla: Candela. Candela que, emocionada, da besos y abrazos. ¿Puedo decir con voz casi quebrada? Pues lo digo, y amén. La voz quebrada en una niña que cumplirá el 15 cuatro años es una realidad que causa, por lo menos, encandilamiento. Encandilado quedo, pues: primero de un ojo, luego del otro, y, al fin, Diario, de los latidos todos que me recorren muñecas y cuello, hasta hacerme niño de corazón (14:53:15).

lunes, 10 de noviembre de 2014

10 de noviembre de 2014. Lunes.
BULLAS ABATIDO

Pudor de rosa, en el jardín. F: FotVi

-Desde el sábado, Bullas vive abatido por el dolor. Y toda la Región de Murcia. Hoy se han celebrado los funerales por los fallecidos en el accidente de tráfico del sábado cerca de la Venta del Pino. Un autobús se sale de la calzada y cae por un talud y mueren catorce personas; es decir, se rompen catorce vidas. En un espasmo de tiempo, estalla la tragedia. Hoy, en Bullas, el pueblo, ante los féretros, se ha reunido para rezar y consolarse mutuamente, como aconsejara San Pablo. Y ha habido gestos y palabras de consuelo. En una celebración multitudinaria, presidida por el Obispo de la Diócesis y con la presencia emocionada de los Reyes, el pueblo de Bullas ha acompañado el dolor de los familiares de los fallecidos. Aunque el Obispo ha dicho: «es difícil encontrar consuelo en el dolor». Y es verdad. Pero el acompañamiento, la cercanía, la palabra justa y amable, alivian todo dolor. Como el beso de una madre o la mano del padre sobre el hombro de un hijo vencido. El sólo hecho de rezar, ya es consuelo. Las palabras, Diario, si son amorosas, siempre alivian. Descansen en paz los trece vecinos de Bullas y Miguel, su párroco, mi amigo 20:16:10.

domingo, 9 de noviembre de 2014


9 de noviembre de 2014. Domingo.
BOFETADAS VERBALES
 
Biblioteca de Celso, en Éfeso. Turquía. F: FotVi
 
-Se planta alguien en un Parlamento (lugar donde la democracia habla, parlamenta, legisla) y, dirigiéndose a un determinado grupo, suelta: vosotros sois «el resto miserable de lo que, por suerte, ya ha sido superado». El que esto decía se llama Wolf Biergmann (cantautor) y eran los diputados del partido Die Linke (La Izquierda) los que recibían «el par de bofetadas» verbales del músico alemán. Y lo hizo el día en que el Bundestag (Parlamento federal alemán) celebraba el 25 aniversario de la caída del muro en Berlín. Gozo por las palabras y porque nos enseñan el camino a seguir en la denuncia de la maldad y la barbarie humanas. ¡Bofetadas verbales, bellas bofetadas! Qué bien si todas las bofetadas fueran así, y todas las guerras. Guerras de bofetadas verbales. Hay que darlas, y hacerlo donde se habla. En nuestras Cortes (Parlamento) no hay «bofetadas verbales», o, si las hay, son rifirrafes de capa y espada, teatrales y cínicos. No hay verdad ni en las palabras ni en su espíritu; son palabras que nacen moralmente muertas; son la defunción del lenguaje por inocuo y perverso. En las Cortes se muere el lenguaje, porque no dice verdad, o dice verdades a medias. En el Parlamento las palabras nacen aves muertas, sin canto y sin vuelo, desplumadas. Enclaustradas demasiadas veces en la mentira. Pero los hay, hombres y mujeres de la cultura, que hacen de la renuncia a distinciones y honras concedidas por el poder más que bofetadas verbales. Para que el poder caiga en la cuenta de sus desvaríos y penurias en lo que toca a la cultura. Jordi Saval, músico, y Colita, fotógrafa, como antes hicieran Javier Marías o Josep Soler, renuncian a los Premios del Ministerio de Cultura, porque es, dicen, Ministerio de otra cosa; no de cultura. Aunque me queda la duda, Diario, de qué hubiera ocurrido si en vez de venir estas distinciones como han venido de una mano derecha hubieran venido de una mano izquierda. ¿Habría habido tales bofetadas verbales y tan bien jaleadas por determinados medios? Celebro este modo de dar bofetadas, románticas; pero estoy (y parpadeo, confuso) en la duda (19:06:20).

viernes, 7 de noviembre de 2014


7 de noviembre de 2014. Viernes.
NIEVE EN LOS LAGOS DE PLITVICE
 
Lagos de Plitvice, en Croacia. F: FotVi
 
-Ya he visto la nieve en los Lagos de Plitvice, Croacia. Ver lo blanco es escalar al monte de la inocencia. O subirte al hombro de la niñez y dejarte ver y ser como niño. Me gustaría volver a ser niño; pero con todos mis años a cuestas. La nuez tiene cáscara, dura, rugosa, y gajo; lo que importa y deslumbra es el gajo, como en la naranja, como en la yesca, que dentro de sí, aunque no se la vea, guarda la llama. La cáscara carece de valor, o, a lo sumo, sirve para henchir el fuego. Mis años -¡tantos!- son la cáscara, y el espíritu -mi espíritu-, el gajo. Ver caer la nieve es contemplar la levedad del ser (Milan Kundera) cubriendo el poder de la montaña; o el rendirse de la montaña a la reflexión de lo blanco. Qué bello sería que la tierra, vista desde el allá, desde el lejano concierto de las estrellas, continuara siendo azul, pero blancas las conciencias. Sería el milagro del azul y lo blanco no contaminados. ¿Qué ha hecho el hombre para ennegrecer la nieve de la niñez en su interior, tan negro a veces? Se cerró el paraíso y dejó de nevar en el alma humana. En los otros mundos, sin embargo, sigue nevando, hay inocencia. En el animal, en la planta, en la piedra. Aunque el poeta (irremediable y hermosa locura del poeta) vea, a veces, arder la nieve en su interior, líricamente iluso. «No fue un sueño, lo vi: la nieve ardía», exultaba Ángel González, Diario, en un momento de nieve, o de pureza íntima (20:23:59).

miércoles, 5 de noviembre de 2014


5 de noviembre de 2014. Miércoles.
UNA SILLA DE RUEDAS, EN MEDJUGORJE
 
Piedad, en una calle de Liubliana. Eslovenia. F: FotVi
 
-Con la lluvia, el otoño nos ha hecho el primer guiño otoñal. Cucar el ojo a alguien es un modo de decirle que uno se hace cómplice de su probidad o desafueros. El otoño me conmueve porque devuelve a la tierra lo que la tierra dio a la naturaleza en primavera. La madre tierra. La primavera es esplendor y el otoño (sin perder su lujo) es la humildad de ese esplendor. El otoño ha bajado los ojos y prepara a la naturaleza (el árbol, la luz, el pájaro, el día, el hogar, la raíz) para entrar en la oscuridad del invierno. Es un primer paso hasta dar con su intimidad más oculta. Nuestras facciones (el fulgor de los ojos, la sonrisa feliz o lúdica, la mueca irónica…) nacen en el más allá hondo de nuestro espíritu. Por eso el dicho: «La cara, reflejo del alma»; la cara, y las manos, y el andar, y aun el parpadear. Mirar los ojos de un niño es adentrarte en un instante de cielo, dijo el sabio. Es una ráfaga de Dios, añado yo. En los ojos de un niño caben, como en un lápiz, todas las historias imaginables, también la de ser el lugar celeste donde habitan los limpios de corazón. Los ojos de un niño son, en sí, una bienaventuranza. En Medjugorje (Bosnia), donde he estado estos días, y entre todos aquellos que iban y venían (Medjugorje, lugar de excursión piadosa), vi a un niño inválido en una silla de ruedas. Sólo me fijé en los ojos del niño y en las manos que empujaban la silla. Las manos (las de la madre, quizá) empujaban con decisión, la decisión que da la fe, y los ojos del niño denotaban una apacible serenidad. Sonreían. Entraron en la iglesia donde se exponía el Santísimo y los perdí de vista. ¿Cuál sería su oración?, me dije. ¿Pedir un milagro? ¿Y qué milagro? ¿La curación del hijo, tal vez? Posiblemente. Pero hay otros milagros. Quizá la oración del niño fuera: «Gracias, Señor, por la madre que me has dado»; y la de la madre: «Señor, dame fuerzas». Y ambos, Diario, se sentirían confortados, y con su amor ensanchado. Y es que hay otros milagros (19:45:15).

lunes, 3 de noviembre de 2014

3 de noviembre de 2014. Lunes.
ESTREMECIMIENTO

Caído aroma, en Liubliana. Eslovenia. F: FotVi
-Todavía caminando por el otoño y calienta el sol, aunque se anuncian lluvias. El despotismo del sol, en estas tierras. En Europa ya es otoño: al compás de la lluvia (y el frío) lloran hojas los árboles. El verde, en los bosques, se hace oro pesado, que cae. En Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina, ya es otoño; y la belleza también está en las hojas caídas. He contemplado bellas ciudades -Liubliana, Zagreb, Zadar, Split, Šibenik, Dubrovnik…- otoñales. El otoño las hace más bellas, o así me lo ha parecido a mí. ¡Se ponen tan bellamente sucios de hojas en otoño sus parques! Gris el cielo y dorados sus parques, que, al pisarlos, triscan como el fuego. Fuego en los pies, pienso, y me arde el sentimiento. En otoño, se hacen poemas de hojas caídas. «Sobre el suelo mullido por las hojas, / Cae el aroma», escribió Jorge Guillén. Caída de las hojas, con su aroma; y deja de oler el árbol para que huela la tierra, a árbol. O: «El resplandor callado del otoño / en verdes cabellos se desata», de Dionisio Ridruejo. O aquello otro: «El aire del otoño no derriba el amor…» Es decir, caída y permanencia, Diario, y belleza, y amor, otoñales. ¡O estremecimiento, otoñal! (21:20:37).

domingo, 2 de noviembre de 2014

2 de noviembre de 2014. Domingo.
MEDJUGORJE, LA DISCUTIDA

¿Apariciones? Fe, en Medjugorje. Bosnia-Herzegovina. F: FotVi

-Yo he estado en Medjugorje, suroeste de Bosnia-Herzegovina. Medjugorje, la discutida. ¿Y qué he visto? He visto la fe realizar el milagro de la oración. No fui a Medjugorje a ver apariciones, sino a medir la altura de fe de los visitantes. Y la esperanza. Yo vi que había mucha gente, de toda raza y nación, que rezaba. Llegué una noche otoñal, fría, y me guio hacia la iglesia el flujo de la gente que iba y venía abrigada y en silencio. Salvo la juventud, que florecía en risas y bromas, pero sin alborotar. No había policía antimotines. Fui a la iglesia y vi, dentro y fuera, a cientos de personas rezando. No vi la imagen de la Virgen en el altar, sino el Santísimo expuesto, y esto (aparte apariciones) es, para el cristiano, la materia prima de la fe. Cristo, en el pan, haciendo gala de su cercanía y su modestia. El pan, que se parte y se come, y se reparte: comunión. Cristo siempre en la mesa puesta, del altar. Y, con las cabezas bajas, de rodillas, sentados, de pie, jóvenes, menos jóvenes, madres y padres con niños, tullidos en sillas de ruedas, orando. Los rezos, que, pasando por el hilo invisible del silencio, llegaban hasta el pan consagrado y allí conseguían el milagro del consuelo o la curación de algún mal en el alma. Vi lágrimas, que humedecían el rezo. De pronto, yo mismo me sentí con lágrimas. Y he de decir que iba dispuesto a no creer; y sigo sin creer, quizá, en apariciones. Pero sí creo en la fe que allí vi. Y creo, porque la toqué. ¿Que la fe no se toca? No se toca, si no es la tuya; la fe de uno mismo sí se puede tocar, y medir. En todo caso, inténtalo, como yo hice, Diario. Los resultados te pueden sorprender (20:29:59).

sábado, 1 de noviembre de 2014


1 de noviembre de 2014. Sábado.
MONIPODIO
 
Amenaza (pero menos), en el jardín. F: FotVi
 
-Tomamos tierra en Barajas, el martes, y me surge (aterrizamos sobre él mismo) el escandaloso patio de Monipodio que describiera Cervantes en su Rinconete y Cortadillo. Patio de Monipodio donde acudían mendigos, ladrones, fingidos estudiantes, líricas prostitutas, mastuerzos de todo jaez y condición. Piso tierra y me hallo en mitad del patio (o panteón), y no sé qué hacer, si huir o quédame a ver la chusca, aunque triste, función. Y me quedo a ver la chusca, aunque triste, función. Una España en agonía moral, sin resortes éticos que le animen a revivir, espiritualmente. Como en el patio de Monipodio, aquí se aburre la decencia, y la estética, y todo lo que se adentre en los principios de la más elemental galanura de espíritu. Todo es bodrio, o casi todo. Se están parando los relojes y no hay quien acuda a ponerlos en marcha, a darles aliento para que suspire y lata la maquinaria y dé la hora de la decencia. En España, se ha echado la dignidad al escusado. (Retrete). ¡Corrupción! Y se ciegan las alcantarillas, de purulencias. Encarcelados a racimos; o cerezas de la maldad. Todos en la cesta del poder y del dinero. Ahora es Granados, antes, Gürtel, los ERE, la Banca (también Catalana), los Sindicatos (tan necesarios, dicen), la Patronal, el Pequeño (y tierno) Nicolás, la Realeza o sus Aledaños, el Señor del Pito (el Árbitro)… Cerezas de la maldad, en el patio de Monipodio. Los más inocentes, Rincón y Cortado (o Rinconete y Cortadillo después de ser tratados por Cervantes), que, por necesidad, tenían que agudizar su ingenio e imaginar tretas. Estos días, y otros, y seguramente los siguientes, tomar tierra en Barajas, Diario, es encenagarse en las miserias de un Sistema caduco y al borde de la bancarrota y el desahucio (19:24:05).

jueves, 30 de octubre de 2014


30 de octubre de 2014. Jueves.
INSTANTES
 
Puente sobre el río Neretva, en Mostar. Bosnia. F: FotVi
 
-Vuelvo de viaje y me reconozco nuevo; o, en todo caso, con algo en mí por estrenar. Es la novedad de la visión de cosas que antes no sospechaba. Ver cosas y enamorarte del instante de verlas, porque te asombran, es un acontecimiento espiritual, que anda detrás de los ojos y se instala en el alma. Un paisaje, una catedral, una hoja con una gota de lluvia a punto de caer, y sientes a Dios pasar por ese instante. Y entonces pienso: el Dios, grande e inmenso, tan pequeño en este instante, y me conmuevo. Viajar es tu interior llenándose de exteriores; ves, tocas, gustas, hueles, rozas, y tu interior se llena de mensajes que te hablan y te dicen cosas renovadas, líricas unas, solemnes otras, tristes a veces. Pero lo que queda como poso, como huella, es lo bello: la Eslovenia verde con ondulaciones como de cuerpo recostado, la Croacia marítima e insular, con sirenas que llenan de músicas el viento, músicas, sin embargo, dulcemente amenazantes, en ocasiones, o la Bosnia de la pobreza y con heridas de guerra aún sin cicatrizar. El mal de las guerras siempre es mal rencoroso, y nunca deja de herir. Y más si es guerra civil, guerra separada sólo por un puente en Mostar sobre el río Neretva. Ha sido un viaje con lluvia y sol; lluvia, sin embargo, habladora, sobre todo en los Lagos de Plitvice; hablaban las cascadas y, para unirse en el concierto de lo nunca oído, porque era un instante de alucinación y de belleza, único, la lluvia respondía en la palma de la mano de las hojas y en los ojos, si la mirabas. Nunca había oído sinfonía igual en mi interior, Diario; sinfonía de bosques y agua, y mis latidos (20:09:27).

miércoles, 29 de octubre de 2014


29 de octubre de 2014. Miércoles.
Y HE VUELTO
 
Virgen de las apariciones, en Medjugorje. Bosnia. F: FotVi
-Vuelta de Medjugorje. Llegada a Balsicas a las 17:10. Felizmente. Me dispongo a organizar fotografías. Son vitales para el recuerdo y la nostalgia. Mañana, Diario, volveré a estar contigo y los lectores. Sin que te cause celos, por ellos escribo, y como ejercicio saludable para la mente y el espíritu; así alejo la vejez de mí, o eso creo (19:58:57).

domingo, 19 de octubre de 2014


19 de octubre de 2014. Domingo.
REVIVIR LA ALEGRÍA
 
Revive la alegría, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy es el día del DOMUND, o el día de la fiesta del acercamiento del samaritano al que está herido a la vera del camino. No habría DOMUND si no hubiera personas confiadas, libres, que se ponen en las manos de Dios y se dejan ir como el río en su corriente. 13.000 misioneros y misioneras, españoles, por el mundo, hacen del evangelio realidad que intenta salvar. Hablan palabra de Dios y dan a Dios lo que es de Dios: el amor al prójimo. No ponen trabas: ante el ser humano sufriente se arrodillan y adoran a Dios, sirviendo en él al ser humano. Curan llagas, y, en la llaga, vislumbran a Dios, que sufre en la desgarradura de la pústula, en su pus. Besan al pobre y, en el beso, dan a Dios, que besa así la pobreza sin limpiarse luego el belfo por el beso dado. Comulgan a Dios y luego lo dan en sus manos, partiendo y repartiendo (la eucaristía del compartir) lo poco o lo asequible que tienen. Andan caminos que pueden ser selvas o ríos, o desiertos o cumbres, y su caminar lo hacen vía crucis, con la cruz, que salva, a cuestas. Y de este modo, se revive la alegría, la alegría de la resurrección del amor a pesar del sufrimiento por las injusticias. En mi niñez, el DOMUND era una fiesta, y yo, como protagonista de esa fiesta, Diario, un niño feliz; como lo he sido hoy (20:26:06).

viernes, 17 de octubre de 2014


17 de octubre de 2014. Viernes.
LA GALAXIA DE LAS VERGÜENZAS
 
La resurrección de Habibi. Desnutrido y alimentado. Dos meses después. F: UNICEF
 
-Día de la alimentación (y del hambre, aunque no se diga), ayer. El hambre tiene rostro de niño con ojos grandes, y moscas, y, en vez de vientre, un globo de vientos. Si pones a volar a un niño del hambre, vuela, y en él y con él asciende todo el orbe de la miseria. Y el de la hipocresía. Es decir, una esfera asciende, hasta perderse en la galaxia de las vergüenzas. Día de la alimentación, ¿en qué restaurante? Anda, niño de ojos grandes, ven tú y tus moscas a comer al restaurante de las sobras de epulón (en el Primer Mundo, en Europa, en América del Norte…), sobras que se recuecen en los contenedores y regocijan luego a los animales de la noche. Ven, come con el felino y el perro, y la rata, que parece sabia porque camina cabizbaja y precavida, y tan meditabunda va que casi se adivina con gafas. Y siempre le sigue su cola de novia de las cloacas. Día de la alimentación, sí; pero de los siempre alimentados. Niño de ojos grandes, enormes, ojos mirones, soles, dos aberturas de Dios, o Dios mismo allí instalado en los dos aros de tu asombro, en tus ojos, ven al hambre en el día de la alimentación, día en el que, sin embargo, tú quizá no hayas comido. La causa directa o indirecta de una de cada tres muertes infantiles es «la carencia de alimentos». Unicef. Ven, niño de los ojos grandes y vientre globo de vientos, ven y come mi comida, ven, mete tu mano donde yo y llévate a la boca lo que yo, es pan, es pescado (de los que multiplicaba el Señor), es carne, es mi justicia que te la doy, con mi amor. Digo: «Hoy ayunaré para que tú comas». Y pienso: cuánto habrá que equilibrar la balanza, de mí para ti, del mundo para ti, niño, hasta que se restablezca la justicia. Toma mi pan, y sonríeme con tus ojos grandes, enormes, con Dios dentro, y que yo vea que tu vientre deja de ser un globo de vientos y se hace vientre de niño que juega. Era mi rezo de ayer, Diario, día de la alimentación (19:50:43).

jueves, 16 de octubre de 2014


16 de octubre de 2014. Jueves.
AMBAS DOS
 
El lado oscuro, en Cabo Nobis. La Torre. F: FotVi
 
-Y también la fealdad, Diario; ambas dos. O el lado oscuro de las cosas (19:46:53).

miércoles, 15 de octubre de 2014


15 de octubre de 2014. Miércoles.
IRISACIÓN
 
Y fue la luz, en el jardín. FotVi
 
-El sabio recordaba que Dios habló («Hágase la luz», dijo) y fue el poema, o la irisación de la luz en la cosas, Diario; fue la belleza (19:52:59).

martes, 14 de octubre de 2014


14 de octubre de 2014. Martes.
PERROS
 
Kyra pensativa, en el jardín. F: FotVi
 
-Yo respeto a los perros, y los acaricio, si son pequeñitos; de los grandes (también por respeto), huyo. Una vez, de niño, se me lanzó un perro y me alcanzó el pantalón, que desgarró, dejándome los panderos al aire. Panderos que, lográndolo apenas, yo intentaba tapar con las dos manos. Del perro, sólo recuerdo su boca ardiente, y sus ojos de aguacero. Y su lomo encrespado, como una ola de púas. Desde entonces, temo (o me hace ponerme en guardia) a todo perro que mida más de un palmo desde el suelo al dorso. Ya sé: un  croquis o esquema de perro; pero así están las cosas.  (En vez de croquis o esquema, iba a poner una caca de perro, pero tengo mucho respeto a los perros y no me parece bien el término, por ofensivo). Hace unos días han sacrificado a Excalibur (decisión de prevención por lo de la epidemia de ébola), y ha habido un revuelo sentimental y mediático casi histérico. Teresa Romero, su dueña, se debatía entre la vida y la muerte, y el histerismo lo provocaba el perro. «¡No estás solo!», gritaban, y se exhibían pancartas. Yo me dije: «Señor de los perros -que también-, ¿es ésta la locura de la aberración y la estulticia?» ¿Por qué por un perro -que también- y no por los miles de personas que están muriendo en África, junto con muchos de los héroes divinos (un modo de dar a conocer el rostro de Dios) que las atienden? Mis lágrimas yo las pongo primero al servicio del llanto por las personas, lágrimas con llamas de indignación dentro, y luego, si aún me quedan lágrimas e indignación, por el hermano perro, y por la hermana hormiga, y hasta por el fastidioso y atigrado hermano mosquito. Si se sacan las cosas de quicio, todas las puertas que dan a la verdad se nos caen, y nos dejan indefensos, a la intemperie, con sólo la mentira como perspectiva de horrores en el horizonte. Lo dicho, Diario, yo respeto a los perros, y hasta los acaricio, si son pequeñitos (19:52:14).

lunes, 13 de octubre de 2014


13 de octubre de 2014. Lunes.
CIFRAS
 
Camposanto en Densus, Transilvania. Rumanía. F: FotVi
 
-Se trata de cifras. Yo, en el cómputo global, soy una cifra. Y tú. Y el pájaro que, otoñal y con plumaje apagado, y con el oro de su canto en el pico, vuela ahora mismo, celebrando el día. Todos estamos inmersos, ubicados, en un número, que se llama estadística. Y no hay poder que nos saque de la estadística. ¿Qué número haré yo entre los seres vivientes del planeta? Y sin embargo consuela saber que, si no otra cosa, siempre seré, en la vida o en la muerte, una cifra en la estadística. Pero compruebo, tratándose de cifras, que el 1, según los casos, y como ejemplo, vale más que el 1.000. Un caso de ébola, cerca de ti, vale más que mil muertes a causa de la misma enfermedad en regiones más lejanas. ¡La tiranía de lo cercano y el consuelo de lo alejado! O, si tú robas mil millones y eres Pujol o dirigente de Caja Madrid, o perteneces a la Nomenclatura de los ERE, en Andalucía, no es lo mismo que si eres un paria y robas un pollo a lo Lute en un supermercado de barrio. Como se ve, y tratándose de cifras, no todas las cifras son iguales, ni tienen el mismo valor. Según sea el «según» que cobijan, así es su valor. (El «según» quién). Al decir ciertas cifras, si son cifras de injusticia, se me hacen hielo en la boca. Y las palabras que las dicen son como ojos de lobo hechos cuajo, coágulo. Lo dicho, Diario: se trata de cifras; desde que naces hasta que mueres te persiguen las cifras; aun en la muerte: tumba número tanto en la calle vigésimo quinta, donde más se oye el silencio, indica el sepulturero. Un silencio sepulcral, desde luego (19:57:13).

domingo, 12 de octubre de 2014


12 de octubre de 2014. Domingo.
BULEVAR ABAJO
 
Ángel de Dios, en Santa Sofía, Estambul. Turquía. F: FotVi
 
-Contaba aquel anciano sabio: «Me ha venido Dios a casa y lo he despedido, cerrándole la puerta. Pero, habiendo vuelto de nuevo, esta vez lo entré en casa, le brindé mi mesa y, acompañados de manjares suculentos, le ofrecí mis mejores vinos. Dios, sin embargo, declinó mi hospitalidad y, antes de darme la espalda, me miró largamente, y me dijo: “Otra vez será”. Se fue bulevar abajo. Recuerdo que anochecía. Pero un día que oraba, Dios volvió una vez más a visitarme y esta vez como Dios, con todo su atuendo de Dios; no traída truenos en las manos ni rayos en los ojos, pero sí venía vestido de luz y acompañado por acordes de ángeles que tocaban el arpa de diez cuerdas. Caí de rodillas y adoré. Y fue en ese momento cuando se me esclareció la mente y comprendí: Dios había estado en casa tres veces: una, como mendigo, y le cerré la puerta; otra, como gran señor, y lo senté a mi mesa; y ésta, la tercera, como Dios, y había caído de rodillas, en adoración. Sólo que, al levantar los ojos, vi a un mendigo que, tras despedirlo, salía de casa; entonces supe que era Dios». Esto contaba aquel sabio anciano, día y noche, Diario, a todo el que lo quisiera oír, entre risas de algunos (20:08:25).

sábado, 11 de octubre de 2014


11 de octubre de 2014. Sábado.
GESTOS
 
Gesto (de belleza), en el jardín. F: FotVi
 
-Me gusta mirar los gestos. A veces son la piel que viste el alma, su carnet de identidad. El gesto describe lo que es y hay en el alma. El alma es espíritu, y el gesto es su expresión y dimensión. Mis gestos, pues, me dicen. Con la particularidad de que los gestos las más de las veces se escapan, no se programan. Son espontáneos, como volverte con asombro si oyes tu nombre en un lugar extraño, donde estás de casualidad. Los gestos andan por el rostro, andan por las manos, andan por todos los caminos del cuerpo. Un gesto es un tic sonoro donde se oye el alma. «Tic» (en los ojos, en la boca, en las manos), y suena el alma, se estremece de sonidos. Como campana o como llama de vela que arde. La cruz hace tiempo que dejó de ser un madero, solo; ahora la cruz es un gesto despojado, cruel, con sangre viva siempre, borbotón siempre, soledad infinita siempre, pero también amor perenne siempre. Es, Diario, el «tic», por excelencia, del Amor de la Historia (20:53:14).

viernes, 10 de octubre de 2014


 
10 de octubre de 2014. Viernes.
CUMPLIR CARENCIAS
 
Juventud y vejez, en el jardín. F: FotVi
 
-Las grandes enfermedades del hombre no son las que le llegan de fuera, que también, sino las que él mismo se procura o lleva dentro. Me digo: moriré, no cabe duda; pero de mí mismo, en mí mismo. La mayor enfermedad son los años, y los años, como fardo pesado y corrosivo, los llevo yo, dentro, conmigo. Me digo: «Cargado de años», y me veo hundido, con espalda ojival, pirámide de mí mismo, y manos y cabeza colgantes. Hecho de despojos, pues. En la juventud es la cabeza la que rige la altura; en la vejez, es la espalda, que renuncia al empaque y en vez de torre se hace puente, para que cruce por ella la senectud.  O columna sin capitel, tendida. Vivir la vejez es vivir de carencias. No se cumplen años, se cumplen carencias. Feliz cumpleaños…, de carencias, nos falta añadir. La vida te da años (y experiencias, quizá, sabiduría), pero te quita cosas, como el modo de llenar los silencios que quedaron detrás del tiempo y que nunca se llegaron a oír, ni se oirán. El ébola, por ejemplo (ese virus que, fuera de África, ha empezado a jugar también con nuestras vidas, amenazándolas. ¡Ah, la confiada Europa!), crea pánico. Un pánico inevitable, lógico, pero morboso, quizá; pánico, que, sin embargo, no crean ni la vejez (el otro ébola de cara amable, pero mortal como ningún otro virus), ni la guerra ni la pobreza. Y tal vez sea porque creemos tenerlos controlados, o asumidos. La vejez es enfermedad vírica asumida, y, controladas, la guerra y la pobreza; o así lo creemos, hasta que se nos van de las manos. Las guerras se hacen, y la pobreza se impone, es la razón por la que ambas se estiman asuntos controlados. Son el lado oscuro de la estupidez y la injusticia humanas. O como diría Rilke (siempre el poeta), «…¡qué angostas son las calles de la Ciudad del Dolor!» El ébola me asusta. Nos debe asustar el ébola; será un modo de hallar un ungüento, una medicina que lo cure. Como el hambre, como la guerra. Todo lo que nos asusta, Diario, nos conduce a lograr una solución, una aventura nueva que nos libere del susto, de la zozobra (19:40:33).
 

martes, 7 de octubre de 2014


7 de octubre de 2014. Martes.
EL QUE DICE COSAS
 
Cosa, en el jardín. F: FotVi
 
-El poeta es el que dice cosas. También el agua dice sus cosas, como el pájaro o el árbol. Pero son sus cosas; sólo las suyas. El poeta, sin embargo, las dice todas, y, en decirlas, les da vida. Otra vida. Una cosa dicha, alcanza dos vidas, la suya y la que está en la palabra. Las cosas son y están, si las dice el poeta. Las cosas son lo que son, pero están allá donde las ha dicho el poeta. Así lo expresa Rilke en su Novena Elegía de Duino: «Estamos quizás aquí para decir: casa, /puente, cisterna, puerta, vaso, árbol frutal, ventana, / a lo sumo: columna, torre…» Estamos aquí sólo para eso: para poner en su sitio cada cosa, diciéndola. Dios, poeta él, dijo las cosas y las puso donde están. Dijo: «Luz» y fue la luz, donde se miran y se sienten cosa todas las cosas. Sin palabra que diga las cosas (sin poesía) no habría nada, sólo caos. No decir, Diario, es matar la luz de las cosas, su belleza, aun de lo feo. La Biblia es palabra que dice a Dios. Dios, que es infinidad, cabe, sin embargo, en la palabra; tanto que, fuera de la palabra, trasciende a todo, yendo más allá de todo, sin dejarse asir (19:42:37).