5 de enero de 2024. VIernes.
LA MANO DE DIOS
LA MANO DE DIOS
-Con el frío –pensaba yo
al despertar–, cuando río, enseño los dientes; cuando lloro, por el contrario,
las lágrimas. Si río, no pierdo nada, con el llanto, pierdo las lágrimas.
Lágrimas que en algún momento me pueden hacer falta. Conclusión: a pesar del
frío y de la ducha, reiré. Dejaré las lágrimas para cuando las necesite. Y he
dado gracias a Dios, por el nuevo día, y por poder reír; ah, y si llega el
caso, llorar. Desde que tomé a Dios por mi señor y guía, todo me va mejor. Si
ríes, estrechas los lazos de la amistad y el amor; si lloras, quizá también,
pero teniendo que limpiar la huella del llanto. Leo: «La risa es la mano de
Dios sobre el hombro de un mundo con problemas». Cuando nace el ser humano llora,
y cuando empieza a tener uso de razón, ríe. Antes de decir “¡te amo!”, la risa,
Diario, prepara la emoción del momento abriendo los labios y dejándolos
florecer en cariño, que a poco se convierte en beso, que ríe.