4 de noviembre de 2024. Lunes.
LA ALEGRÍA DE SERVIR
LA ALEGRÍA DE SERVIR
La lluvia que es alegría, en un principio entristece. Torre de la Horadada. |
-España es un país extraordinario: mientras los políticos se dormían en las palabras acusadoras y en las promesas huecas, el pueblo llano se arracimaba en calles y caminos en el gran bien de la solidaridad. Todos a una, cada cual con lo que podía: agua, pan, ropa, miradas vivas, pero llorosas, y un corazón dándose en cada objeto que llevaba para los necesitados. Cómo lloran las manos al entregar al necesitado aquello que necesita y cómo ríen, con lágrimas, sin embargo, las manos del beneficiado al recibir lo que le entrega la generosidad de sus vecinos. «Una riada humana» describía la prensa la llegada de tanto ser a ese encuentro con la vista puesta en el caído a la orilla del camino, herido y dañado por la sombra del destino. La verdadera libertad está, decía Hermann Hesse, en la alegría de servir, amando. Ayer llovió durante dos horas, serenamente, sin arrebatos, dando vida a los campos y acharolando las calles de la ciudad. Al tiempo, he recordado las últimas lluvias en buena parte del sureste, y he rezado a Dios por los fallecidos y los vivos. Y, Diario, se me ha escapado alguna lágrima, íntima.