jueves, 30 de septiembre de 2021



30
de septiembre de 2021. Jueves.
NO TODO ES MÚSICA

Lago de Genesaret, lugar de Esperanza. Israel. F: FotVi

-Sale el sol y se enreda en  las ramas de la casuarina, árbol gigante que crece y florece frente a la ventana de mi estudio. Como el pino, sus hojas tienen forma de acículas, son como agujas vegetales, que no pinchan, solo viven y purifican el aire contaminado. Es un árbol originario de los antípodas, Australia, Nueva Zelanda. Sus ramas, con el viento, producen un sonido musical, que apenas trasciende, tan suave es, tan de violín tocado por manos invisibles. Ángeles –pienso– se ocultan entre sus hojas y las hacen vibrar. Y se oye sonar –casi lo percibo– el L´autunno, el otoño de Vivaldi. Aunque en el día a día que vivimos no todo es música, hay desgarro y desconcierto. La subida de la luz, el paro juvenil, la desidia del gobierno, su intemperancia. Su inacción. Ahora dicen que Sánchez vuelve a La Palma; en apenas dos semanas, tres viajes. ¿A qué? Casi dos años de pandemia y no se ha acercado a un hospital, a una residencia de ancianos, no ha tenido un gesto de cercanía, de vecindad con el dolor, es un vago, un indeciso de la piedad. Nada le duele, nada le apena, o eso parece; sin mascarilla o con ella, siempre se aparta del camino por el que camina con dificultad la gente que viste harapos, la tribu que sufre, la sufriente horda encerrada en su pobreza. Pido a Dios, Diario, que se arrepienta y crea en la política, la que soslaya los espejos y se centra en los problemas, la que ama a su pueblo y no lo explota y divide, la que salva al que más lo necesita, sin complejos de grandeza, con la humildad del poderoso, que hace, sin aparentar que hace (18:54:48).

miércoles, 29 de septiembre de 2021

 29 de septiembre de 2021. Miércoles.
TRISTEZA INFINITA

Flor de pasión, en el jardín. F: Illán Vivas

-Leyendo mis citas de autores, las que guardo como oro en paño en un cuaderno de anotaciones, doy con una de Luis Cernuda, que dice: «Pero, como el amor, / debe el dolor ser mudo». La mudez consiste en tener palabras en la mente y el corazón, y aun en los signos, pero no en la boca. La boca calla y hablan los gestos, las manos. Y los ojos –vivos y locuaces, radiantes– que los acompañan. El que aclara con las manos lo que dicen los labios, es como el prestidigitador que saca palomas –aleteos, sueños, lejanías– del sombrero. El amor, a veces, se dice con una flor; el dolor, con lágrimas. Son el lenguaje del silencio que ama o sufre, y que a veces, para ir más lejos y rozar quizá el más allá, reza. El que reza llena de silencios vivos, dinámicos, el silencio de Dios, que escucha, y, tras escuchar, habla al corazón. Yo también rezo, Diario, por el dolor callado del niño abortado, dolor que no oyen sus padres ni los que negocian con sus restos, ni la sociedad, ni el médico –muerte, terror, miseria– que lo tritura, que lo muele. Es el drama de los que no pueden gritar, porque los callan; no les han dejado hablar: tristeza infinita (18:00:12).

martes, 28 de septiembre de 2021

28 de septiembre de 2021. Martes.
LA TORRE

La luna brilla y alegra la oscuridad. Desde la Casa Sacerdotal. Murcia, F:FotVi

-Al fin ha caído, vencida por la fuerza bruta del volcán la torre de la iglesia de Todoque: «Dios la ha dejado ir», dice alguien, y llora. La torre de la iglesia de San Pío X ha sido derribada, no por el odio, como tantas otras veces ha ocurrido –y ocurre–, sino por la fuerza irracional y torrencial de la naturaleza. El volcán es incapaz de odiar, solo actúa según una ley natural e impasible que lo guía y alienta. Según el presidente del Cabildo de La Palma, la lava «ha arrasado una de las señas de identidad de Los Llanos de Aridane». La torre derribada, seña de identidad; es decir: la firma riente y airosa de la población, por la que será recordada y reconocida. Una sencilla torre que era luz y signo, y sacramento de salvación para el necesitado y vestido de harapo, derribada por la incontinencia seductora de un volcán. Pero como también ha dicho el Presidente del Cabildo: «Aunque se lleve nuestros símbolos, vamos a ser más fuertes que el volcán». Los símbolos pueden caer, pero el espíritu que representan, no. Lo que es barro, vuelve al barro; mas el aliento, el espíritu del ser humano, el soplo divino que dio vida y sueños –aleteos– al barro, permanece. Recuerdo haber oído en El Señor de los Anillos: «No es la fuerza del cuerpo lo que importa, sino la fuerza del espíritu». Es hora, pues, Diario, de despertar al espíritu, ponerlo en pie de amor y esfuerzo, y convertir en oro –fortuna, hermosa furia, caudal de inventiva– lo que en este momento es escoria que destruye; que esta lava no devaste también los sueños y las esperanzas, la imaginación hacendosa, constructiva, la voluntad de volver a ser, y estar (19:06:29).

lunes, 27 de septiembre de 2021

27 de septiembre de 2021. Lunes.
LA HOJA SE VISTE DE FLOR

Otoño -la hoja se hace flor- en Zagreb, Croacia. FotVi

-Vestido el paisaje otoñal de nostalgia, de lances románticos y hojas caídas, amanece más tarde y el sol adelanta su ocaso; es decir, se empequeñece el día y se agranda la noche, dejando así más tiempo para que se aviven los ensueños y se pueda tocar, casi, la utopía. Como dijera Albert Camus: en la segunda primavera del año, el otoño, la hoja se viste de flor. Si la primavera es profecía de abundancia, de esplendor, el otoño lo es de retiro, de contemplación. Ayer domingo asistí a misa, para llenarme del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios es luz, es profecía, es, por tanto, adviento, espera, posibilidad. María, desde el momento en que recibe la noticia de que va a ser madre del Hijo de Dios, es profecía, hasta que da al Hijo como luz al mundo. En ese momento deja de ser María Adviento para ser María Madre; deja de ser anuncio, predicción, para ser maternidad que besa y abraza al Hijo, y, en sus rodillas, lo cambia de pañales. La profecía que ella era, se ha hecho realidad en el Hijo, al que amamanta para que no llore y ría, y florezca. Por algo se lee en el Libro de los Números un deseo de Moisés: «¡Ojalá –dice– todo el pueblo fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor!» Es un deseo, Diario, que asombra y maravilla, poniendo a Dios en la claridad de la esperanza, en la que insiste en darse, en donarse amor, seducción (13:21:22).

sábado, 25 de septiembre de 2021

25 de septiembre de 2021. Sábado.
PALABRAS DE LAVA

El ojo del volcán, vigilando. F: Paqui.

-Consumo días a la velocidad de cuando niño, en el Teatro Vicente, en Molina, viendo la película Bambi, comía pipas, con los ojos abiertos como aros de cedazo, y todo mi cuerpo en tensión. Bambi, el débil cervatillo, estaba en peligro; desde que muere su madre a manos de unos cazadores es un ser lloroso y desgraciado, aunque se rodea de buenos y leales amigos, como el conejo Tambor o la cervatilla Faline. Entre todos me hacían reír y llorar; mientras, con deleite, con sabor a cine, oía el ruido casi litúrgico, rítmico, de las pipas en mi boca, partiéndose, acompañándome, deleitándome. Entretanto, ahí sigue el volcán de La Palma vomitando terror, lava que avanza con paso de tortuga, pero inexorable, demoliendo bienes y haciendas, haciéndose ella el nuevo espectáculo de desolación. Fascina y apena, hechiza y trae a los ojos un llanto contenido y hermoso, como la oración de los que han perdido sus enseres. Con palabras de lava, es decir, ardientes, pedían las gentes que lo han perdido todo: «¡No os olvidéis de nosotros; no os olvidéis!», y llenaban sus bocas de miedos, de recelos por tantas promesas hechas y no cumplidas. Un político, antes de pensar, dice una mentira, sin escrúpulos, dejando la verdad sin nada a lo que agarrarse. La verdad se la queda para él y la tritura en su interior de falsedades, interior donde arde el volcán de lo absurdo y lo cínico. Yo, Diario, pido, rezo, invoco a Dios, para que los políticos, esta vez, no se enfanguen en sus mentiras, que digan un poco de verdad y ayuden a estas gentes que lloran, que esperan, que, por no tener, no tienen ni «donde reclinar la cabeza» (18:24:20).

viernes, 24 de septiembre de 2021

 24 de septiembre de 2021. Viernes.
RECUERDOS

Desvaneciéndose el recuerdo, oscuridad, nada. Turquía, F: FotVi

-Me duermo recostado en mis recuerdos. Los mastico, los saboreo, hasta que logro dormirlos. Vivir un día es hacerlo recuerdo, convertirlo en instantánea –foto– del ayer. Mientras escribo, la palabra que mecanografío ya es pasado; la siguiente, la que estoy pensando y escribiendo es el presente, hasta acabarla; acabada será luego, después. Los recuerdos pueden llenar una vida agotada, en vías de frustración. Pero solo los bellos recuerdos, los que no borra, por bárbaros y obscuros, el instinto conservador, y libre, del ser humano. Por eso me entristece, y mucho, cuando oigo decir a alguien que ha perdido su casa –el fuego, una riada, un derrumbe, la isla de La Palma, ahora–, y que lo que más le duele es haber perdido, con ella, sus recuerdos, aquellos con los que vivió, con los que rio y lloró, con los que fue persona; es decir, con los que fue familia, librero, albañil, hidalgo o simple y respetable hortelano. Sin recuerdos pierdes las cosas que has amado, las cosas que te forjaron, las que no quieres dejar caer en esa triste nada –fría noche– del olvido. Vivir sin recuerdos, Diario, es morir a lo que has sido o soñado ser, es dejar de tocar aquello que te hizo ser lo que eres, es desdibujarte, quedar sin pasado, desconocerte a ti mismo, desvanecerte (12:35:22).

jueves, 23 de septiembre de 2021

23 de septiembre de 2021. Jueves.
SOLIDARIDAD

Solidaridad, fuente de vida. Exposición Universal. Zaragoza. F: FotVi

-En la mañana, al despertar, contemplo una mezcla de luz y tristeza, de destello y grieta, de aleteo y derrota. Como si una paloma, atrapada en el barro, se debatiera e intentara levantar el vuelo, sin conseguirlo. Me alegra ver la luz del nuevo día, tocarla, llevármela a los ojos, gozarla en los labios; pero, al poco, la gota de acíbar, la noticia adversa, hostil, el dolor humano. Ahora es La Palma, esa isla bellísima, en la que un volcán les está arrebatando lo que con sudor y lágrimas lograron poner en esas tierras, de maceta, sus gentes. El plátano, el aguacate, el viñedo, la papaya, cítricos, son fruto de sus manos hacendosas. Pero, en la desgracia, de pronto, surge la luz, la nota musical que se hace tema importante en el concierto de la vida: la solidaridad. La solidaridad es donación de uno mismo, es darse –ojos, manos, corazón– sin esperar nada a cambio. Es hacerse adversidad en la adversidad, en el llanto, ser lágrima en el otro, gemido con el gime y encuentro con el que busca. Nota de acorde en el gran acorde de la generosidad. Con la llegada de la lava en La Palma, ha brotado el jazmín de la humanidad. La gente ha entendido que, en la desgracia, se puede ser misericordia, ayuda, consuelo. Ya lo dijo Jesús: el reino es de los que dan un vaso de agua, o visten al desnudo, o dan posada al peregrino; cosas pequeñas, Diario, para una recompensa inacabable. Es decir, el amor del ser humano –solidaridad– cabe en el amor de Dios, como el anillo de boda –oro seducido– en el dedo de la esposa (12:49:02).

miércoles, 22 de septiembre de 2021

22 de septiembre de 2021. Miércoles.
EL LLANTO

La vida es volver, al beso de la niñez. F: Prensa

-Anteanoche tronó y la lluvia, briosa, dio con fuerza en los cristales. Es el diálogo de la lluvia con los cristales. La lluvia apaga fuegos; pero no volcanes. Ahí sigue el volcán de La Palma, insistente y destructivo, inmisericorde, y, aun así, asombroso. Como asombroso es el terror. El terror, a veces, es belleza. Aunque destruya. Y, cuando es devastador, lloramos. El llanto va apaciguando los fuegos del alma, los va serenando, hasta convertirlos en meditación, en un estanque de reflexión, en un simple sollozo. En un ¡ay! íntimo, que, como la brisa, ondula la superficie del alma, sus aguas tranquilas. Dices «¡Ay!» y entras dentro de ti, te encoges y descubres la dimensión de tu pequeñez; pequeñez, sin embargo, «enamorada». El ser humano, ante el desgarro de la naturaleza, se hace desgarro y llora, y, para consolar a la inocencia, al niño, imagina. El volcán también «come colegios». A los niños del colegio de Los Campitos, en el municipio de El Paraíso, la maestra, para consolarlos, les ha dicho que «el volcán está enfadado y tiene hambre». Es decir, la inocencia cabe en el álbum de la tragedia, haciéndola argumento del comic que el niño vive y lleva en su corazón. Dijo Jesús: «El que no se haga como un niño, no entrará en el reino de los cielos». Y Azorín, el del decir pulcro y sencillo, luminoso: «Vivir es ver volver»; y es que la vejez, Diario, es volver a otra niñez, la que precede al irse, la que, al otro lado, se hace acogida, encuentro, con Dios: Amor. Fe cumplida (12:21:58).

martes, 21 de septiembre de 2021

21 de septiembre de 2021. Martes.
VOLCÁN

Amanecer con fuego, belleza. Salinas de San Pedro del Pinatar. F: Prensa

-Un volcán en la isla de La Palma, que clama y echa fuego. «Como cuando ruge un león», dice un niño que lo ha oído. En la Montaña Rajada, Cumbre Vieja. En los Llanos de Aridane. Es un espectáculo grandilocuente, retórico, que causa temor, que aterra. Es el discurso, el lenguaje de la naturaleza: terrible, pavoroso, unas veces; y amable, como la mariposa que chupa el polen de en una flor, otras. Sin embargo, es hermoso siempre, hechizante. El terror nos viene de nuestras limitaciones, así como el asombro. El terror, a veces, nos fascina antes de devorarnos. Nos fascina hasta el extremo de hacernos un selfi con él, sin caer en la cuenta de que ya ha emitido más de 20.000 toneladas de dióxido de azufre, y gases dañinos, peligrosos. Que ha destruido casas, haciendas, cultivos, animales, y ha puesto otro volcán de lágrimas en los ojos. Lágrimas que, rota el alma, brotan ardiendo. Mientras, una ministra decía ayer –con harapos en la boca– que este espectáculo acrecentará el turismo. «Maravilloso», decía. Lamentable frase, incluso para la gente, que, ante el cuadro desgarrador, se asombra y bromea. «Fiesta de la naturaleza», lo ha llamado –deleznable– el presidente de Canarias. Ni es fiesta ni es espectáculo, es, Diario, desventura, gemido, pérdida, desolación. Asombro torrencial de lava. Pero, además, es esperanza, si –con Dios–, alguien ayuda, auxilia, ofrece su mano, acontecimiento que ya ha empezado a suceder, parece (19:59:30).

lunes, 20 de septiembre de 2021

20 de septiembre de 2021. Lunes.
EL JUSTO, MOLESTA

Perece el justo, no hay quien piense en ello. Isaías. F. FotVi

-Liberado –casi– de los vértigos –no así de la ancianidad, el otro vértigo–, me dispongo a seguir viviendo en paz con Dios y con el paisaje a través del cual contemplo el mundo, y me maravillo. Me maravilla el árbol, el silencio que queda tras contemplar las cosas, el estruendo de la luz, que cada día hace visible y tangible lo creado. Toco una flor y me emociona, me late su contacto. «Emoción vegetal», digo; la naturaleza llama a mi conciencia y la intenta salvar. Ayer domingo leía antes de la misa: «El justo es la acusación serena y más intolerable de la injusticia de su entorno». Es decir, el justo molesta a la injusticia, la perturba, la ofusca, y ésta piensa en su eliminación. El justo es denuncia de lo injusto, y, solo con estar y ser, lo inculpa. Dice de los malvados el Libro de la Sabiduría: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo… Sólo verlo da grima». ¿Será esto lo que está ocurriendo ahora en cierta España oficial, y en determinada sociedad intolerante, bronca, descarnada? ¿La que tira palabras a la cara del otro como libros destrozados, airados, encendidos? Sin embargo, Diario, yo digo lo que dice un personaje de Italo Calvino en su novela El Conde Demediado: «Es propio del hombre esperar: el hombre justo, espera con fe; y del injusto, con temor». El injusto, espera con temor, le asusta el porvenir; el justo, por el contrario, espera con fe, la que lo viste de rectitud, de equidad, y que lo hace transitar por el camino del bien, en el que se encontrará –el amor– con Dios (12:54:53).

domingo, 19 de septiembre de 2021

19 de septiembre de 2021. Domingo.
COSAS EXTRAORDINARIAS

Rosa mojada por la lluvia en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Abro los ojos y me lleno de luz, me invade la luz. Cada mañana se produce el milagro: miro, contemplo, y me percato de que vivo, en la luz. ¡Vivir, existir, ser! Cosas extraordinarias en nuestras vidas, que, por tratarse de fruta que se nos da cada día, se hacen rutina, costumbre, olvidando su valor. La vida y la libertad son las dos columnas –esculpidas, talladas, bellísimas– en las que se sostiene el edificio de nuestro existir. Sin vida, no hay libertad, y sin libertad, llora la vida, se estremecen de tristeza los horizontes. Es como estar en un campo de refugiados rodeado de alambradas, de espinos que rasgan, de carceleros –perros – que vigilan. Los ojos no pueden ver más allá de sus sueños, que, aunque cercados de cadenas, presienten un más allá –siempre lejano, intocable– en el que poner el pie. O el allá, al que no llega la mirada, pero sí el corazón. El ser libre me hace poder leer determinada prensa libre, y leo: «Me da miedo que pueda volver a repetirse la guerra civil», dice Carlos Saura, con la lentitud del anciano –90 años– que piensa y al que no le importa que oigan sus lamentos. Carlos Saura, el gran cineasta español, que deslumbró con películas como Cría cuervos, o Ay, Carmela, se lamenta de la tensión cainita –enemistad, odio, intolerancia– que hoy late en los políticos y en la sociedad en la que nos movemos. En su cabeza de versos de celuloide, de poeta de la luz y las sombras, de artífice de sueños, no cabe tal situación: se lamenta y nos lo da por escrito, con su letra y rúbrica, en el festival de cine de San Sebastián, donde ahora nos interpela, Diario, y nos pide que nos perdonemos, por favor, antes de que surjan más heridas, más odio ensangrentado (18:05:41).

viernes, 17 de septiembre de 2021

17 de septiembre de 2021. Viernes.
EL MAL

Surcando el difícil mar de la vida. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me santiguo, rezo y digo amén. Decir amén en la mañana, cuando apenas ha salido el sol, debe verse como un amén confiado, sereno, aunque lleno de amapolas rojas en el trigal –difícil– de la vida. En este amén se encierra el deseo de que la esperanza venza al desasosiego, que la paz gane a la zozobra, que el silencio se oiga más que las palabras. En este tiempo de palabras –cuchillos– en las redes sociales, en el Parlamento, a la vuelta de la esquina, y que ponen acritud en los oídos y heridas en el ambiente, no está de más decir amén y fiarse de los sueños de Dios, que siempre son bonanza, lírica –poema– en espera de ser dicha y asumida. Dios en el primer amén del día. Sin embargo, hay momentos en que se nubla el amén, que chirría, que parece decir: «No es así». No es de amén celebrar en el País Vasco a asesinos con decenas de muertes en su haber, sin arrepentimiento, y con algarada indigna además; o la muerte por el covid 19 de un matrimonio que deja 5 hijos, uno de ellos bebé; o padres que matan a sus hijos. En casos como estos, digo amén, pero me limpio las lágrimas. Y rezo, y vuelvo a decir amén, y confío en Dios, que no interviene en la libertad del hombre, aunque intente, con el don de su gracia, convertirlo, insistiéndole, suplicando. Dios nunca fuerza, siempre ofrece, y se da, como cruz, en el ofrecimiento. Dice San Pablo: «El deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”. Deseo evitar el mal que no quiero, Diario, y rezo, y digo amén, y así pongo a Dios en mi camino, para que, con su gracia, pueda servir a la ley de Dios y no a la del mal, al poema y no a la prosa: con lágrimas, a veces (17:48:22).

jueves, 16 de septiembre de 2021

 16 de septiembre de 2021. Jueves.
LOS ILUSOS

Soñando ser fruto, belleza, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Día azul, con palomas en el aire. Sigo, en algunos momentos, andando por las nubes, enmarañado de nubes, de algodones; es decir, de mareos. Pero he aprendido a vivir con el vértigo, y lo voy superando con paciencia y con un comedido optimismo. Sin optimismo, no hay vida; se cae en el tedio, en el hastío. Yo, cada mañana, luego de rezar, llamo a la ilusión y viene, y la agasajo, y me dejo guiar por ella. La ilusión es el mejor libro que puedes leer, y en el que escribir, durante el día. Si empiezas a vivir el día con ilusión, siempre te acompañará –como un perrito obediente, e inspirador– la esperanza. Ya lo escribió García Márquez: «La ilusión no se come –dijo ella. No se come, pero alimenta –dijo el coronel». La ilusión es el alimento de los soñadores, de los poetas, de los ilusos, de los que hacen y embellecen la historia. Sin ilusos, no habría historia, ni horizontes que alcanzar, ni quijotes que escribir. Siempre que llamo a la ilusión, Diario, me responde, y es tan humilde, que de inmediato se pone a mi servicio, y me acompaña guiando mi corazón, y poniendo sueños –alas– en él, y así vuela: así vuelo (17:40:01).

miércoles, 15 de septiembre de 2021

15 de septiembre de 2021. Miércoles.
EL PAÍS DE LAS NUBES

Siempre amanece el sol, siempre hay esperanza. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Después de muchos días, he salido a la calle. Durante un tiempo, he vivido en el país de las nubes, en el que todo daba vueltas, se llenaba de vacilaciones, titubeaba. Vértigo llaman al fenómeno: das pasos y parece que pisaras algodones, o bolitas de cristal. Te caes por todos lados, y siempre crees haber un gua que te vaya a tragar. (El gua de cuando niño jugábamos a las canicas, en Molina). He salido y he vuelto de mi paseo –necesario– por la calle, y, mirándome en el espejo, me he felicitado. He visto una sonrisa anciana, que parecía joven. Era mi sonrisa, la que me saca de cualquier atolladero, la que reviste de serenidad y paz mi vejez. En cierta medida sigo el consejo del Papa Francisco; he leído que dijo: «En los momento de tristeza, poca o mucha, en los momentos oscuros: oración, paciencia y esperanza». Y, además, digo yo: «Espejo»; en el que descubres que aún vives y que es hermoso sonreír. Yo, en momentos difíciles, me miro en el espejo y no veo arrugas; veo mi sonrisa, que no es vejez, sino ilusión, rescate. Sé que hay dolores muy fuertes, rabiosos, pero la esperanza, Diario, ayuda a sobrellevarlos; y, si le pones una pizca de alegría –de Dios–, endulzará la tristeza, como el azúcar dulcifica lo amargo y lo hace delicia, algo cautivador, que seduce (18:33:28).

martes, 14 de septiembre de 2021

 14 de septiembre de 2021. Martes.
LA PÓCIMA MARAVILLOSA

La fuerza del humor, que gana batallas. F: Prensa

-Abro un libro, leo, y ríen mis lágrimas. Las lágrimas ríen. Como cantan los peces en el río. Leo un libro de las aventuras de Astérix y Obélix. Qué tontos los romanos y qué listos los personajes sin complejos del pueblecito galo, donde compone sus pócimas mágicas el druida Panorámix, que los hace invencibles. Es la astucia, la inventiva, la gracia, contra la fuerza bruta, y la incultura. La incultura de la guerra. Los romanos usan armas de guerra, los galos armas de sabiduría y de risa, que, a la postre, son armas de paz que ganan a la guerra, que solo es brutalidad. Los unos utilizan la beligerancia, la lucha, la cachiporra; los otros, risueños y desgarbados, la estratagema, el ardid, el humo de la pócima maravillosa. Hierve el brebaje, beben los galos, y, entre desmadres de gestos y mojigangas, les llega la fuerza que los hace imbatibles y celebrativos, con gracia. Los galos, esos modestos sabios –genios sin casco–, entendían mejor la sabiduría del chiste, que la idiotez de matarse. Dejó dicho Groucho Marx: «¿Inteligencia militar? Son dos términos contradictorios». La inteligencia y el conflicto bélico, Diario, nunca pueden ir de la mano, se repelen. Para andar –libres–, el camino hacia Dios, San Pablo habla de la «coraza de la fe y del amor», y del «yelmo de la esperanza»; o fe, esperanza y amor, la trilogía –hermosa y positiva medicina espiritual–, que nos revela, y acerca, a Dios (18:44:06).

lunes, 13 de septiembre de 2021

 13 de septiembre de 2021. Lunes.
EL FRUTO DEL AMOR

Cristo crucificado, Catedral de Frankfurt. Alemania, F: FotVi

-Este lunes amaga lluvias, las que pide la campiña. La huerta, menos, pues la alimentan los brazales que toman el agua del río; el río que se apellida Segura y que se da todo él, regando huertas, humedeciendo raíces, llenando acequias, hasta confluir, desangrado, en el mar. Dios nos cae en la lluvia, donde, sin ser la lluvia, está en la lluvia. (Machado). El Papa Francisco ha dicho en Hungría: «Abrid los brazos». (Como la tierra se los abre a la lluvia, y la lluvia a la tierra, y ambas florecen.) Y siguió el Papa: «La cruz plantada en la tierra, además de invitarnos a enraizarnos bien, eleva y extiende sus brazos hacia todos.» Se trata de plantar y de regar, y que florezca la nueva vida. La cruz, que es amor, Diario, se riega con amor, y da el fruto del amor –ternura, afecto, amistad, deleite, piedad, compasión–, en el que luce, irradia, la vida de Dios (18:08:34).
12 de septiembre de 2021. Domingo.
SILABEAR ALELUYAS

Como una copa, el sol. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Es domingo. El sol sale como una copa que se deja beber. Sólo falta el pan –bien horneado, partido, repartido–, para ser eucaristía. La oración se hace alabanza en mi boca. La mesa donde se realiza el signo, el sacramento, es mi corazón. Ahí nace el silabeo de mi aleluya. Silabear aleluyas es como echar migajas de pan a las palomas, vienen a ti y te colman de aleteos, de zureos. Son el principio de una alabanza dominical, festiva. Y tiene reminiscencias del milagro de los panes y los peces. El Papa viaja a Budapest y Eslovaquia, como apóstol peregrino. El apóstol peregrino es el que busca dar o hallar a Dios en otro lugar. Pone los pies al servicio de su palabra, que habla y explica a Dios. Allá donde va, como una lluvia caída del cielo. Abundante. Riquísima. Serena. Dirá Isaías, con lírica de profeta y resonancia divina: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz!» El Papa Francisco, y su palabra, siempre son buena nueva para el desvalido y el que anda vestido con harapos de injusticia y desea escuchar una palabra de aliento. En Budapest, hoy, el Papa ha pedido: «Promover juntos una educación para la fraternidad, para que los brotes de odio no prevalezcan». El regocijo y la serenidad de la paz, las gavillas alegres de su cosecha. Allá donde va, planta, siembra su palabra, como una repoblación forestal de gracia y armonía, de encuentro y alianza, de fe y amistad. Con su palabra, Diario, deja a Dios actuando en las conciencias (08:23:11).

domingo, 12 de septiembre de 2021

11 de septiembre de 2021. Sábado.
DELIRIO DE SANGRE

Huyendo del miedo, con miedo. F: El Mundo

-El terrorismo, más que matar, que lo hace con saña y cuantos más caigan mejor –delirio de sangre–, lo que busca es sobrecoger, estremecer a los que quedan; a los que quedamos heridos de miedo. Fue un martes 11 de septiembre de 2001, el miedo cayó como una lluvia ácida sobre el mundo libre, y ahí está aún, como un viñedo ensangrentado. Vimos caer las Torres Gemelas en Nueva York y se nos heló el corazón. Desde entonces, veinte años de guerras: el miedo de unos y otros se ataca. El miedo es el arma de guerra que más mata. Sin miedo a perder aquello que crees pertenecerte, no habría guerras. Se enfrentan ideas e ideales, intereses y quebrantos, y, en medio, queda el iluso que muere. Unos viven de la guerra; otros, mueren en la guerra. Pero, al fin, todos salen perjudicados, malheridos de odio y miedo. Decía el sabio, humano, y lírico Albert Einstein que «la paz no puede mantenerse por la fuerza; solo puede lograrse por la comprensión». Darse la mano, hablar, y, tras mirarse a los ojos, comprender. Es decir, dar el brazo a torcer: la verdadera y lícita paz. Dice el Papa Francisco: «Vivir juntos, mezclarnos, encontrarnos, tomarnos de los brazos, apoyarnos, participar en una positiva experiencia de fraternidad.». Como hizo Portugal: en vez de bombas y fusiles, y lágrimas, claveles, palabras, poemas, que la paz es más valiosa y cuesta menos que la guerra. ¡Paz, Diario, con aroma de perdón! (19:06:36

viernes, 10 de septiembre de 2021

10 de septiembre de 2021. Viernes.
LA NUEVA TIRANÍA

Ante la biblioteca de Celso, en Éfeso. Turquía. F: FotVi

-Los tiempos cambian, pero el odio, la incultura y la barbarie siguen. Como el árbol, el libro no ataca, solamente está, ofreciendo sus frutos a quien quiera alargar la mano y cogerlos, y morderlos. Morder un libro, como se muerde un gajo de naranja. ¡Ah! Quemar un libro es como incendiar los ojos de la sociedad, dar por muerta una parte de su libertad. Las bibliotecas son lugares donde la sociedad crece, se abre al pasado y al futuro, y halla el deleite de leer. De leerse. Pues es extraño que toda vida no esté más o menos contada, dibujada con trazos de fina mano, en alguno de esos libros que colman, ordenados, sus anaqueles. En Canadá se ha producido un incendio –incontrolado, loco, arbitrario– talibán. En Canadá, y en nombre de la corrección política –la nueva y ciega tiranía, la que hace arder sueños–, se han destruido más de 4.000 libros de Tintín, Lucky Luke y Astérix y Obélix convirtiéndolos en hoguera, en cenizas ilustradas. Me gustaría poder oír el llanto desgarrador de esas cenizas, de esos silencios calcinados, que hablan, y nos hacen reír. No solo son los talibanes lo que, con piquetas y sangre, y saña, destruyen la antigüedad, sus monumentos, los latidos de su belleza. A veces, la ruina de un monumento es más valiosa que el monumento en sí, pues invita al estudio y mueve a repensar la historia y a buscar la razón por la que esta ruina fue arte y no escoria, armonía y no caos. Ilustración. Los libros hablan de la actualidad e hilvanan, urden el futuro, pues son meditación, sabiduría, diálogo entre lo que se está yendo y lo que está por venir. Dios habló, se hizo palabra y quedó entre nosotros, en los libros; palabra que ahora escuchamos leyéndola y haciéndola objeto sagrado y sapiencial –bellísimo– de amor y contemplación; en ellos, Diario, se oye, «como brisa que pasa» (Elías) a Dios (18:00:44).

jueves, 9 de septiembre de 2021

9 de septiembre de 2021. Jueves.
DE MENTIRA EN MENTIRA

Abeja libando una flor, en el jardín. F: FotVi 

-Resbalando de mentira en mentira, como si hiciera patinaje artístico, el país –España– anda inmerso en las aguas infectas de la quimera y el disfraz. El embozo cubre sus vergüenzas. Mentir se ha convertido en el espejo donde se miran nuestras almas, como Narciso en las aguas de aquel arroyo de la vanidad y en las que halla, por querer besarse –beso de su propio Judas–, la muerte. Es decir, el tedio que causa la falsedad continua, el vuelo sin alas y sin sueños de nuestra sociedad embebida en sus desmanes y fantasías. Ahí nos ahogamos. Miente el presidente del gobierno (el mentir y el timar es la columna que sostiene su mísero poder), mienten sus corifeos, miente la política en general, miente el director de Banco que flirtea con tu dinero. ¿Miente la iglesia? En alguna ocasión: cuando peca y oculta el pecado; ocultar el pecado es decir no a la misericordia, pues en la confesión del pecado y en el arrepentimiento están las llaves del perdón. (Afirmación  esta –recuerdo– del catecismo de Ripalda). Admiro al Papa Francisco cuando confiesa: «Soy un pecador. Un hombre que hace lo que puede.» Su humildad lo viste de blanco y lo acerca más a la sencillez, que es el olor suave y apacible de la santidad y la bonhomía. La sencillez, Diario, atrae, la vanidad repele, como la flor atrae a la abeja y el helecho repele a hormigas y babosas. La naturaleza, sin aspavientos, a veces, nos enseña (12:30:59).

miércoles, 8 de septiembre de 2021

 

8 de septiembre de 2021. Miércoles.
LEMA HERMOSO

Orquídeas vestidas de sol, en la mañana. Murcia. F: FotVi

-Cuando sale el sol, ríe la esperanza: la luz se viste de mar, de bosque, de ciudad. De ave que vuela. De reptil que repta. Es decir, la luz viste a la vida. La abre a horizontes nuevos, la saca del punto lacrado, sellado –tinta negra– de la oscuridad y la hace lejanía a la que llegar. Se trata de caminar y no parar. Leer un libro es como estrenar la luz, el sol que sale –amanece– entre las manos y asombra los ojos, y, a través de los ojos, alumbra la inteligencia. Leo: «Debemos hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas». Busco y doy –la luz de los papeles– con el documento: Por una iglesia sinodal, comunión, participación y misión. La Santa Sede acaba de hacer público el documento preparatorio, o guía de ruta, del próximo Sínodo, que empezará a caminar por la iglesia el 9 de octubre próximo. Se trata, dice el Papa Francisco, de «consultar al pueblo de Dios», a laicos y consagrados, a mitrados y fieles anónimos, al pobre y al acomodado, sobre cómo construir el futuro de la iglesia, ese futuro que empieza hoy y acabará luego, mañana, quizá alguna vez. Lema hermoso este: hacer brotar sueños  –manantial de ilusiones–, dar pie a que haya profetas que en su palabra digan cómo hay que vivir el hoy, el mañana, y, que, en el jardín de la vida, florezca, como un inmenso trigal, Diario, la esperanza. Siempre es tiempo de caminar, de plantar amor para recoger ternura: evangelio (12:35:36).

martes, 7 de septiembre de 2021

7 de septiembre de 2021. Martes.
EMBORRONAR EFEMÉRIDES

Borrón con Luna y Mercurio, en la noche. T. de la Horadada. F: FotVi

-Olvidar es teñir la mente de negro y que deje de pensar, que oscurezca lo vivido, y aun lo soñado. Olvidar es emborronar efemérides, y dejarlas fuera de la flor de almendro que es el recuerdo. Son tantas las noticias que nos acosan, que, tras recibirlas, las tiramos, de espaldas, a la Fuente de Trevi, donde se hacen moneda perdida, con solo el valor de la nostalgia. Así son las noticias que recibimos, las echamos al agua de lo instantáneo hasta que llega el recogedor de fangos y carga con los cincos céntimos que ha costado la visita al tiempo presente, que ya es pasado, y quizá inmolado. Una noticia descoloca a la anterior: Afganistán descolocó a Haití, y, el mírame que soy único de Sánchez, al conflicto afgano. En lo noticiable, si lo tocan los medios, todo es volumen fatuo, humo inmenso que se va deshilachando conforme la noticia va siendo suplantada por otra. Una noticia encalla en otra, y se desvanece. Se olvidó Haití, el terremoto, la destrucción anunciada, no como profecía, sino como consecuencia geofísica, pues todo es naturaleza; se olvidó Afganistán, el horror del abandono, la claudicación de la esperanza; se olvidarán Sánchez y su espejo, donde construye cada día su narcisismo y activa el cuento de la reina envidiosa de la belleza de Blancanieves. Solo una cosa hay cierta, perenne, humilde, atractiva, inamovible: la Palabra encarnada, la que se hace mensaje de amor en Jesús de Nazaret: «Amaos unos a otros, como yo os he amado», y firma su máxima de paz y afecto con el autógrafo de la cruz, donde la sangre rubrica lo que dice; signo que, cuando resucite la muerte, será eucaristía, cercanía de Dios en un bocado de pan (12:20:14).

lunes, 6 de septiembre de 2021

6 de septiembre de 2021. Lunes.
JARDÍN HERIDO

Como si sangrara el cielo, en Murcia.. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-El lunes amanece rojo, como si sangrara el cielo, como si ardiera el mar de las nubes. Un mar por cierto hermoso y casi vestido, con adelanto, de otoño. Pero este cielo rojo –lumbre–, quizá sea espejo de lo que sucede en el mundo. Miro al cielo y, luego de rezar, pienso, y me entristece el panorama que se me presenta al otro lado de mi vida. El mundo es como un jardín herido, abatido por el paso de una piara de jabalíes. Jabalíes que, al morder, han dejado, sin embargo, un hueso de dátil olvidado, que tal vez florezca. En nuestro caminar por un mundo de odio, de soberbia, de envidias, y algún punto de amor, el mal parece ir venciendo al bien. La espada del mal parece más ligera y bárbara, con colmillos de sierra, que la mano alargada y abierta –la paz en el hueco– del bien. O la pequeña flor, indefensa, en el jardín y la jauría de jabalíes. Que más que hambrientos, son destrozones, con ronquidos de victoria. Ha dicho el Papa Francisco: «Los medios solo escriben sobre el pecado y el escándalo, y es normal, porque un árbol que cae hace más ruido que un bosque que crece.» Pero siempre pasan de algo invencible: el hueso de dátil que olvidaron los jabalíes en el jardín. Del que nadie habla, pero que ahí está, y que con un poco de agua y sol, y la tierra propicia que lo abraza, volverá, Diario, a ser palmera, clamor de alimento en el desierto, sombra en la que apoyar la cabeza y soñar, y, en el sueño, volar (11:37:38)

domingo, 5 de septiembre de 2021

5 de septiembre de 2021. Domingo.
UNA PEQUEÑA CAPILLA

Capilla pequeña, donde caben Dios y el rumor de la oración. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Hoy, como cada domingo, celebro misa. Misa humilde, no en el contenido, sino en el escenario. El contenido es resplandor, gracia, Cristo que se da, se comulga muerte y resurrección, aleluya trepidante; en nuestras bocas, tajada celestial. Un poco de pan –cuerpo– y un algo de vino –sangre. Lo que se ofrece en la mesa del pobre. Y, además, las miradas. Y, tras las mascarillas, los labios, trémulos. Y el corazón, a punto de estallar de amor y ser amado. Eso es la Eucaristía. El contenido es excelsitud, grandeza tímida, dádiva contenida, que santifica. Y el escenario, una pequeña capilla, sin grandes lujos, pero toda ella hecha vidriera y murmullos sacerdotales, hermosos; y una Virgen con un Niño en brazos, en actitud de ofrecérnoslo: «Tomad y sostenedlo conmigo», parece decirnos; y el sagrario, donde vive, limitado de espacio, pero vivo, Cristo, viático de urgencia, lucecita encendida de presencia. Ahí asistimos, animados de vejez, cinco curas que concelebran conmigo; y el que canta, que pone oración donde la música pone corcheas, para así alegrar la liturgia, y, cantando, como dijera San Agustín, orar dos veces. Aunque nuestra vejez también es oración; es decir, que, cantando, oramos tres veces: la letra, la música del canto y la vejez, un trébol de oración de tres hojas, que Dios debe escuchar, absorto, embebido. La vejez, Diario, debilita, pero, en la oración, regurgita juventud, que, con mascarilla, aplaude plegarias y hace botellones pacíficos con Dios, y con la iglesia, la joya de la corona de la divinidad en la tierra (11:51:10)

sábado, 4 de septiembre de 2021

4 de septiembre de 2021. Sábado.
CONSOLACIÓN, EN MOLINA

Consuelo del afligido, en Molina. F: FotVi.

-Salgo de la noche y me enfrento al día, como cada amanecer. La esperanza bate alas ante mis ojos, como un ave del paraíso. Me aferro a la esperanza: es lo primero que rezo. La esperanza nunca defrauda, siempre espera que llegue el momento de la consolación, del bálsamo. «Nunca dejes de esperar», me decía mi madre, mientras le daba a la escoba, abrillantando de limpieza la limpieza de la casa. Aquella casa, en Molina de Segura, Bailén 19. Piso de yeso, que, sin embargo, brillaba de pulcritud. Las tres tinajas a la izquierda, en la entrada, como un remanso de paz y frescor. Tres pequeños embalses en casa. Hoy Molina celebra el día de su patrona, la Virgen de la Consolación. Día de la onomástica de mi hermana Consuelo, de mis dos abuelas, paterna y materna, y de tantas otras personas que llevan este nombre de amor y nostalgias. A veces, la fe nace del nombre, alguien se llama Consolación, la siente como consuelo de su vida, y se hace devota –plegaria– de la Virgen. Me consuela pensar que hay gente que se siente consolada. En este tiempo de desgarros, de incertidumbres, de inmenso sufrimiento en tantos lugares, hallar una Madre y un Niño que te den la mano y te hagan andar –desde la fe–, es encomiable y prodigioso. Es la pequeña encarnación de Dios en la necesidad. La devoción es esto: creer en alguien y confiar en él; en Ella. Hoy, Diario, felicito a mi hermana Consuelo, la de los grandes ojos, que desde allí –desde el lado de Dios–, me debe estar mirando, y confortándome, y recomendándome lo de madre: «Hermano querido, nunca dejes de esperar» (11:38:02)

viernes, 3 de septiembre de 2021

3 de septiembre de 2021. Viernes.
LA POMPA CAÍDA

Iglesia votiva y reloj, Viena. F: FotVi

-Mi reloj marca los segundos de cinco en cinco, al segundero le ha llegado la lentitud de la ancianidad; segundos, sin embargo, que marcan bien, pues marcha en hora. La edad del reloj: 32 años. Regalo de las catequistas de San Pedro del Pinatar en 1989. Desde entonces, va en mi muñeca y camina a mi ritmo, solo que él da las horas exactas y yo las desafino, me quedo en la nostalgia de lo que ha sido y ya no es, de aquello que fue y ya no está. Ayer, en la cadena Cope, oí al Papa Francisco hablar, una vez más, de la «cultura del descarte», que tira lo que no produce, dejándolo en la cuneta del desguace. Los ancianos, los niños no deseados, los discapacitados: el espíritu del sicario prevalece sobre la conciencia. Una conciencia depravada es un libro de moral roto, hecho hoguera. El dinero es la conciencia del esbirro, del sayón. Al sicario le pagan y elimina, obedece al dinero y no le preocupa nada más. Decía Víctor Hugo que la conciencia es la presencia de Dios en el hombre. Cuando se pierde a Dios, se desvanece la conciencia. ¿No será que falta algo más de Dios y sobran políticos iconoclastas, talibanes apodados progresistas de la evasiva? Proponen que en la escuela se enseñe ideología, y olvidan, con las matemáticas, entre otras materias, a Dios, que no es matemáticas, pero está en las matemáticas. El político, en general, se hace conciencia –exquisitez– cuando anda por la oposición, y olvidadizo en el sillón de la egolatría. Glosando a Ortega, Diario, el que ocupa el sillón, suele decir: «Yo soy yo, sin circunstancia». O la pompa caída en el engreimiento, en la sandez, con vara de mando (13:05:54).

jueves, 2 de septiembre de 2021

2 de septiembre de 2021. Jueves.
GAJES DEL OFICIO

El encanto de la viejo, en Monreale. Sicilia. Italia. F: FotVi

-Me voy a levantar de la cama  y da vueltas la habitación, como si fuera montado en un tío vivo. Espero unos minutos –la cabeza entre las manos– y pasa. ¿Susto? No. «Son gajes del oficio», pienso. Es el oficio de la vejez, con sus altos y bajos, con la prosa del día a día y el poema –bellísimo– de vivir tal oficio; o el verso de contemplar salir el sol y, tras su órbita triunfal, verlo hundirse en el ocaso, donde, para escoltarlo, lo acompañan los más diversos colores, tan atractivos y múltiples, tan vivos; luego llega la oscuridad de la noche, en la que se abren, trepidando arriba, las estrellas. «Siempre hay una pequeña luz a la que agarrarse», me consuelo. Pero son luces de la noche, que, a poco de contemplarlas, te llevan al sueño, donde en él tocas –casi–, la muerte. Casi, porque del sueño, despiertas; de la muerte, no. Menos mal que la fe nos dice que del dormir de la muerte despertamos en la vida de Dios. En estos tiempos de vejez, de limitaciones físicas, de pequeños accidentes, me ha dado por leer a San Juan de la Cruz: es un modo de revivir lo deteriorado, lo añejo, de salir de la avería y del cansancio, de respirar el soplo –aliento– del Espíritu. Dice San Juan: «Mas tú, ¡oh, divina vida!, nunca matas sino para dar vida, así como nunca llagas sino para sanar». Es un modo, Diario, de subirse a la esperanza, de moverse en su aire, de respirar su oxígeno, y de vivir cautiverio venturoso en ella (12:49:11