jueves, 30 de octubre de 2025

30 de octubre de 2025. Jueves.
SACANDO EL BASTÓN DE LA SONRISA

A punto de recoger el fruto., en el jardín. Torre de la Horadada. Alicante

-Dada mi torpeza por la edad, cuando doy un mal paso y parece que voy a caer, en vez de indignarme, me calmo, y sacando el bastón de la sonrisa, doy gracias y, pasado el peligro, sigo mi camino. Lo que no entiendo es la razón por la que cada vez que doy gracias, miro al cielo, quizá sea un signo de esperanza; pienso: es mejor volar que quedarse en tierra caído, llorando. Decía Rubén Darío, el poeta del modernismo literario español «Para qué querré yo la vida cuando no tenga juventud». Le respondería: «Para recordar los momentos gratos de esa juventud, y, en el recuerdo, volverlos a vivir, quizá con menos brillo, pero con la misma belleza». Son la belleza de la primavera y la del otoño: ambas, Diario, son belleza; en la primavera, la flor, y en otoño, el fruto, acarreado y guardado, y gustado. 

miércoles, 29 de octubre de 2025

29 de octubre de 2025. Miércoles.
LA DESGRACIA DE LA SOBERBIA

El azul y la flor, buscando la luz del sol, en el jardín.
Torre de la Horadada. Alicane.

-Ayer abrió la luz y contemplé el día, absorto, deslumbrado. Día azul, embellecido con unas pinceladas de nubes blancas.  Y de mi boca salió una alabanza: «Gracias, oh Dios, por la luz», y di comienzo a mi trabajo. Iluminada mi boca, comencé a escribir, y todo lo que escribía era luminoso, como si masticara y gustara la belleza. Y recordé un pensamiento de Confucio, el filósofo chino (551 a. C. 479 a. C.): «Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla». Como el pintor mira la paleta de los colores y elige el que más conviene, yo lucharé por poder ver la belleza allí donde se encuentre. Ha sido mi vocación, que desde siempre Dios me ha ido concediendo como prudencia, para que no cayera en la desgracia de la soberbia. Entender y ver el proceso bellísimo de la flor del almendro hasta llegar a ser fruto es algo sublime, excelso, Diario, que todavía no entiendo. Seguiré intentándolo, y que me asista la humildad. 

martes, 28 de octubre de 2025

28 de octubre de 2025. Martes.
CON MUCHA LUZ EN LOS OJOS

Estonudo con pinchos, en el jardín. 
Torre de la Horadada. Alicante.

-De pronto he tenido que abrigarme. Estamos en un tiempo (meteorológico) indeciso, vacilante. Antenoche, calor; anoche, fresquito. Anoche me tuve que tapar, como un niño que se cobija al calor del regazo de su madre. Solo que ahora no tengo un regazo de madre en el que calentar mis fríos, y llega el resfriado. El resfriado es un parásito que se refugia en uno con insolencia y descaro, y tose y moquea, y a veces tirita e irrita la nariz. Y da un tono distinto a la voz, como si se hablara con arañazos de felino en la garanta, carraspeando. El resfriado habla más con la nariz que con la garganta. Un resfriado te rompe, caminas alicaído, y te hace perder las ganas de reír. Y cuenta con el chispazo, eléctrico, del estornudo. Pido a Dios, Diario, que me alivie el resfriado y, con mucha luz en los ojos, volver a sonreír, en este día azul, clarísimo,

lunes, 27 de octubre de 2025

27 de octubre de 2025. Lunes.
RECUPERAR LA RUTINA

El geranio en la rutina de hallar la belleza.
Torre de la Horadada. Alicane

-Pasado mi cumpleaños y tres días más, voy a recuperar la rutina, la costumbre. La rutina puede ser bella y constructiva, también fea y negativa. En ocasiones, la rutina es luchar contra corriente, y en otras, dejar que, desarmado y sin recursos, te lleve la corriente. La primera es posita, hermosa: mientras se combate, se va construyendo, en torno al artista, un mundo de logros y retos. Dios entonces se asoma a tu vida y, dando luz a tus manos con destellos de sabiduría y belleza, bendice tu obra, que puede rozar la exquisitez. Cuando en el arte se da con Dios, se está en el camino de la perfección. Con San Agustín sigo la rutina de conocerme, acéptame y superarme, y me va bien, aunque a veces con algún despiste o traspié, que, al instante, intento remediar. Así camino día tras día, Diario, ha, y escribo: doy fruto. 

domingo, 26 de octubre de 2025

26 de octubre de 2025. Domingo.
UNA CONSAGRACIÓN DIVINA

Confiar que, cuando rezas, alguien te oye. 

-El domingo llega siempre con cantos de victoria: el Señor resucitó, y el mundo, su paisaje, se viste de aleluyas. Aleluya, la primera luz de la mañana, la que tiembla en el árbol y lleva la paloma en sus alas, extendidas, al volar; aleluya la del lucero que aparece en el este y va haciendo su recorrido hacia el oeste, como un señor del silencio que alaba sin palabras, en lenguaje de Dios, solemnemente; aleluya, la oración que sale de mi boca, alabando y bendiciendo, y pidiendo por la familia y por todo, hasta por las personas que no tienen a nadie quien rece por ellas. Todo lo que viene a mi mente, lo convierto en oración, que, nacida de la fe y la esperanza, Diario, llega a Dios, convirtiéndose en amor, que luego el mismo Dios, como un sol de justicia que da todo a todos, esparce y llueve sobre el mundo, como una consagración divina. 

sábado, 25 de octubre de 2025

25 de octubre de 2025. Sábado.
DOS MOMENTOS DE AMOR HUMILDE

Dándoos las gracias, con el cáliz de esta flor
Torre de la Horadada, Alicante.

-Ayer pasé la mañana escribiendo palabras, dándoos las gracias por vuestras felicitaciones. Dar gracias es un latido del corazón, que salta a la boca, y, desde allí, se hace vuelo, hasta dar con el otro corazón que ha felicitado. Felicitar y dar gracias son dos instantes de acercamiento, que mueven a la felicidad. Y, si se quiere, también son dos momentos de amor humilde, que valen, en la lejanía, lo que una mirada o un apretón de manos. Agradecer es dejar que hablen las palabras con el lenguaje del corazón. Ayer mañana, Diario, me felicitaron en la misa, y me sentí agassajado por Cristo y por su iglesia. Dios, Diario, se ha acercado a mí, y, en los hermanos, me ha rozado con su gracia. 

viernes, 24 de octubre de 2025

 24 de octubre de 2025. Viernes.
¿92 o 29? EN TODO CASO, CAPICÚA

Hace 92 años, se me veía así. F: Familia.

-Día de mi cumpleaños, hoy; día a celebrar con tarta y el «cumpleaños feliz», coreado por ancianos, desafinado, pero entrañable. Habrá tarta con velitas y el número de los años presidiendo el pastel, 92, que yo cambiaré, por el 29, que es lo mismo pero no dice lo mismo. El uno es ancianidad, el otro es juventud; es decir, vuelos y esperanzas: aleteos soñadores. Soplaré y se apagarán las velas; pero quedarán los números, que han ido acumulándose con mi vida: logros y frustraciones. Más logros que frustraciones, por lo que estoy agradecido. Doy gracias al cielo, sobre todo por mi familia, por la que se fue y por la que queda, preciosa, como un pequeño jardín por el que Dios pasea. Y gracias a ti, Diario, por acompañarme, generoso, durante todo este tiempo. Cuando me marche, quedarás tú, como recuerdo y nostalgia, como latido hermoso de mi larga vida. ¿92 o 29? En todo caso, y visto así, número capicúa.