29 de noviembre de 2024. Viernes.
LA POLÍTICA DE DIOS
LA POLÍTICA DE DIOS
-Si hablo de política es
porque hoy lo que llamamos política –salvo la de Dios–, está demasiado
deteriorada, envilecida, revestida de colapso. Es un caos pre-bíblico. Dice el
Génesis en el versículo segundo y antes de nada: «La tierra era caos y confusión».
Es decir, desorden y oscuridad, maraña de cosas enlodadas.
A esta hora, en el momento en que escribo, la política presenta
la misma imagen de deterioro de la que habla el Génesis, antes de que Dios
tomara las riendas de ordenar aquel desorden.
La política nace cuando el
individuo siente la necesidad de organizarse, tomar decisiones, llegar a
acuerdos y facilitar la vida de la sociedad. El político digno no es el que
promete, sino el que desde la humildad, más hace; es decir, el que es práctico y
actúa según las necesidades de la sociedad y no haciendo castillos en el aire,
condimentados de mentiras.
Yo, Diario, me fío más de la política de Dios, la
que salva desde una cruz, que de la política de mentirosos advenedizos y de palabras huecas: todo lo que dicen es falsedad masticada y escupida. Denigrante.
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