25 de enero de 2016. Lunes.
LA COLADA
Se ilumina la palidez, de la colada, F: FotVi |
-Pongo la lavadora y se
nubla el día; tiendo la ropa y palidece la colada. Un mirlo se muere de risa
viendo mi cara de inexperto en menesteres domésticos, menesteres de andar por
casa. Me entristezco. Sé que la perfección es ir dándole largas a la imperfección;
la perfección sólo está en Dios, me digo. Por lo que deduzco que la perfección hay
que ir hallándola poco a poco, como el pájaro halla el trino nota a nota, o el maestro
cantero forja piedra a piedra el relámpago de la catedral gótica, su acrobacia,
su irse espacio arriba sin ruido, como una exhalación. La exhalación de la
piedra. En la catedral gótica la piedra respira cielo, y nos lo da a respirar
abajo, donde se reza. En estas estoy -colada, mirlo, nublado, gris, perfección,
rezo-, cuando abro un libro de Péguy -Misterio
de la caridad de Juana de Arco- y leo: «La fe que más le gusta a Dios es la
esperanza». Y sonrío con el mirlo, y en ese momento, Diario, se hace el sol y
se ilumina la palidez del día (y mi tristeza), para a la tarde, recoger la ropa
seca y rezar Vísperas, con Péguy (19:59:18).