28 de septiembre de 2014. Domingo.
COMER VIENTO
La vida sigue, en el jardín. F: FotVi |
-Y llegaron las lluvias, dulces, aplacadas, llenando casi toda la tarde
de ayer y anteayer, aquí, en la Torre. En Murcia, sin embargo, las lluvias se
convirtieron en torrenciales. En versos de Octavio Paz: «Altos muros del agua,
torres altas, / aguas de pronto negras contra nada…»; y este otro: «El
resonante tigre de las aguas…» Eso es: en Murcia, las uñas de los tigres de las
aguas arañando, ahondando heridas, que tardan luego en cicatrizar. En Murcia, la
lluvia madre (o la leche materna de la madre tierra), a veces, se desmadra, se
sale de madre y se hace mala madrasta, terrible tigre entonces con fauces de
agua airada, como un torrente de colmillos ejecutores. En Murcia, la lluvia,
casi siempre es caos, o porque no cae (carencia) o porque se atropella al caer
(diluvio). Y otras cosas: tras una mañana nublada, el sol hoy ha salido y se ha
dado un paseo por el día, facilitando así luz a los colores e incitando a la
vida a seguir, y la vida ha seguido. Pujol, Jordi, sigue rico y ofendido porque
le han preguntado que de dónde. Decir que mis dientes no me duelen, no los
tengo; sí me duele su ausencia; ausencia que el médico intenta remediar. Los
implantes son un remedio a la carencia. Hoy he celebrado misa, y he hablado, y,
gracias a los postizos, se me ha entendido. Comer es otra cosa: vivo de sopas y
purés, y de otras pócimas hechas de viento y nada. Te invito a comer viento, o nada,
Diario, no engorda, palabra de hambriento (20:03:45).
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