27 y 28
de mayo de 2024. Lunes y martes.
LA VANIDAD SUBIDA A UNA PIEDRA
LA VANIDAD SUBIDA A UNA PIEDRA
Cantamisanos, Seminario. 1957. F: Mi colección. |
-Decía ayer y digo hoy que siempre he sido pequeñito, de estatura modesta, como una ciruela en un inmenso ciruelo o un nido de gorrión en un eucalipto. El día que nos ordenaron sacerdotes, los diez de mi curso que recibimos tal honor, nos hicimos una foto. Esta que veis arriba. Yo, uno de los más bajitos, disimuladamente, me subí a una piedra y crecí en estura unos centímetros, que aliviaron mi talla y consolaron mi vanidad. La vanidad, esa forma de engaño infantil de la que dice el libro Eclesiastés: «Vanidad de vanidades, todo vanidad». La vanidad, una forma de disimulo, de engaño a uno mismo y, si se dejan, a los demás. Aunque Santo Tomás de Aquino dice que la vanidad es el único defecto que no se corrige con el tiempo, a mí me sirvió de trampolín para ir creciendo, desde la simplicidad, hasta lo que soy hoy: un modesto pecador que a cada instante pide misericordia y gracia a Dios. Y cree recibirla y agradecerla con una sonrisa, Diario, contándolo además, como ahora. Lo cuento, y me divierte, no me entristece
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