domingo, 16 de diciembre de 2018

15 de diciembre de 2018. Sábado.
ER PRINCIPICO
Er Principico, en lengua panocha. Nostalgia

-Respiro hondo y toso: un nuevo día. Bajo a la capilla y rezo. Aunque luego ascienda la oración como el incienso, sin embargo, para hacerla, hay que descender del octavo al primer piso. Es decir, un descenso y una ascensión. Baja el cuerpo y, en las palabras, sube el espíritu, como la nube de Elena Poniatowska en su cuento La vendedora de nubes. La nube está sobre la cabeza de una niña pobre. Así son las nubes: si te toman cariño, te acompañan allá donde vayas, y, en caso de necesidad, las puedes vender. Pero, entonces, la nube se resiste y llora. Ya sé que es un cuento, pero lo que ocurre en los cuentos, casi siempre es verdad. En este caso todo es verdad. El jueves vino Manolo Cuadrado, traía dos libritos bajo el brazo: uno suyo: Un cuento muleño de Navidad, y el otro, de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, pero traducido al lenguaje panocho por José María Aguilar, maestro retirado de educación primaria. En esta traducción, el libro se titula: Er Principico. Y comienza así: «Cuando yo teniba sai años vide una vez en un libro sobre la serva virgen…» Y todo así, con esta suerte de lenguaje estrafalario, hasta la página 93, en la que acaba preguntándose si «er forreguico s´ha comío, sí o no, a la fror». Es un hermoso ejercicio de pirotecnia literaria, de nostalgia romántica. Todo eso se ha perdido; es el recuerdo de lo que fue, y ya no es. Se habla del lenguaje de la huerta, cuando ya no hay huerta y lo poco que queda está en estado de demolición. El panocho ha quedado como idioma de la gracieta y el chascarrillo, sin más trascendencia; es decir, se acabó lo que se daba, Diario, no queda más vino en la bota, solo unas gotas de triste, aunque luminosa, añoranza (18:32:07).

No hay comentarios:

Publicar un comentario