30 de junio de 2025. Lunes.
NI LAS PALOMAS VUELAN
NI LAS PALOMAS VUELAN
-Sigue el calor como un cuchillo incandescente recién salido
de la fragua. Cuchillo que hay que meter en agua, para que chirríe y se enfríe.
Cobijadas a la sombra de los árboles, ni las palomas vuelan. Zurean cerca de
sus nidos. Hacen vuelos rasantes, cortos, para cazar algún insecto y enseguida
vuelven al fresquito de la rama verde y frondosa, donde sus crías chillan y
abren sus picos, graciosamente pedigüeñas.
Me cautiva ver volar a las palomas con el calor. Yo sudo y ellas vuelan. No obstante, yo puedo cantar con los tres jóvenes encerrados en el horno ardiendo, de los que habla el profeta Daniel: «Criaturas del Señor, bendecid al Señor…Lluvia y rocío, bendecid al Señor…; fuego y calor, bendecid al Señor».
En la creación, aunque no lo entendamos, Diario, todo tiene su razón de ser; Dios que no es nada de lo que vemos, está, sin embargo, en todo.
Me cautiva ver volar a las palomas con el calor. Yo sudo y ellas vuelan. No obstante, yo puedo cantar con los tres jóvenes encerrados en el horno ardiendo, de los que habla el profeta Daniel: «Criaturas del Señor, bendecid al Señor…Lluvia y rocío, bendecid al Señor…; fuego y calor, bendecid al Señor».
En la creación, aunque no lo entendamos, Diario, todo tiene su razón de ser; Dios que no es nada de lo que vemos, está, sin embargo, en todo.
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