23 de enero de 2024. Martes.
FELICITAR ES LLENAR DE LUZ LOS OJOS
FELICITAR ES LLENAR DE LUZ LOS OJOS
-Salgo del día 22
cargado de felicitaciones. Son tantas, que casi no puedo con la carga. Me agradan
las felicitaciones, porque en ellas compruebo el peso del cariño que las
acompañan. Dios ama siempre; los humanos, a veces, olvidamos el amor. Por eso
es bueno, cada cierto tiempo, recordarlo. Y el día de la onomástica es propicio
para este ejercicio del recuerdo. Felicitas y reverdece el amor. La
felicitación es como una primavera, en la que retoña la planta, muchas veces
casi muerta, del amor. Oír que te llaman para felicitarte, es decir: «Ha reverdecido el amor». Y el latido
de tu corazón suena más festivo y seguro que de ordinario. Al ir a desayunar, mis
compañeros de la Casa me han felicitado efusivamente, con fervor casi
religioso. Luego han ido llegando las felicitaciones de fuera: las de mi pequeña
y maravillosa familia, y las de los amigos. Felicitaciones que me han hecho
feliz y han cargado el árbol de mi felicidad con la fruta del agradecimiento. Hubo
un tiempo no muy lejano, en el que si no me felicitaba un amigo el día de mi
Onomástica, lo llamaba yo y se lo recordaba, y esperaba que me llamara. Y me
llamaba; reíamos y quedábamos amigos. Felicitar, Diario, es llenar de luz los
ojos, donde se resume la felicidad.