lunes, 30 de noviembre de 2015

30 de noviembre de 2015. Lunes.
BÁRBAROS

Civilizada barbarie, en el jardín. F: FotVi

-Con una sonrisa de broma y caries, he oído decir al Sabio: «Los hay tan bárbaros que en la cabeza sólo tienen sinrazones, sectarismo, odio». Y siguió: «Se maltratan a sí mismos, inoculados, como el alacrán, por su propio veneno. Sufren odiando, u odian sufriendo, que es de lo que se autoalimentan y apenas viven. Mueren de pavor de sí mismos». Dijo el sabio, Diario, y, suspirando, apagó su sonrisa, con la tristeza de la cerilla que se apaga y deja a la oscuridad que triunfe (19:00:03).

domingo, 29 de noviembre de 2015

29 de noviembre de 2015. Domingo.
COMO SI TAL COSA

Silencios que hablan, de Anna Wi.

-Esta mañana he oído a Dios decir a las cosas, a las cercanas, a las que se ven y se sienten, a las que, si atiendes y escuchas, laten: al cielo, a la tierra, a aquella estrella rezagada, a esta gota de rocío, al gorjeo del bebé, al vuelo o himno del ave, al niño que huye de la guerra y que con sus ojos de asombro se pregunta qué es todo esto, a la florecilla, al gato lento y pardo de la noche, al ratoncillo que roza con sus táctiles bigotes la oscuridad y la pone en guardia…; le he oído decir, a todas las cosas: «Cosas todas, ya que los humanos no escuchan mis silencios, decid los vuestros, vuestros silencios, a ver si así oyen y creen, y entran en razón, y vuelven a ser humanos». Es decir, el evangelio de las cosas, Diario; cosas que, con sólo su presencia y sin palabras, ya hablan de Trascendencia, como si tal cosa (19:14:07).

viernes, 27 de noviembre de 2015

27 de noviembre de 2015. Viernes.
CARNE DE CAÑÓN

Suprema pobreza, Catedral de Colonia. Alemania. F: FotVi

-Me gusta el papa Francisco, porque dice cosas tan sencillas y crudas, tan justas y ajustadas, y tan de andar por casa, tan evangélicas, que todo el mundo las entiende, también los sin escuela o los parias de a pie, los tirados, los silenciados, tanto, que hasta sus pies, al andar, parecen nieve que se posara, tan sin ruido caminan en la sumisión de su pobreza. Como escribió de los mexicanos Octavio Paz en El laberinto de la soledad y Elena Poniatowska citó en su discurso a la entrega del Premio Cervantes: a los pobres, la pobreza les obliga a ser Nadie. «¿Quién anda ahí?» «Nadie». A veces, solo Dios sabe que ahí anda Alguien y no Nadie. En Kangemi, un «slum» o barrio bajo (Villa Miseria) en Kenia, el Papa ha dicho: «Me siento como en casa». La casa de los pobres. Y es que el camino de Cristo va «desde los pobres y con los pobres, hacia todos». «Yo soy el camino», dijo Jesús, y dio pasos, sin pausa, hacia la cruz. («¡Oh sabor, tú, de uvas!», que diría el poeta, hablando de su sangre). La cruz, o la suprema pobreza. A los pobres los ha llamado «carne de cañón», del capitalismo. Y con valentía ha denunciado que los culpables de esta injusticia son «las minorías que concentran el poder y la riqueza y la derrochan con egoísmo». También ha hablado de «deuda social» con los más desfavorecidos. Deuda que sólo se paga con «las tres T: tierra, techo y trabajo»; añadiendo que el deber de estas tres T no son «filantropía, sino obligación». De este modo, el Papa trata de que se oigan las pisadas del pobre, y que no sean como nieve que se posa sin oírse. Con sus palabras, el Papa les pone «ruido» a estas pisadas, las jalea como pisadas de Dios; y así suenan fuerte y pasan fronteras, Diario, como un poderoso vendaval evangélico (20:23:57).

jueves, 26 de noviembre de 2015

26 de noviembre de 2015. Jueves.
PEDERASTA DEL ARTE

Luz en las sombras, desde el jardín. F: FotVi

-Acosar a formas consagradas, Abel Azcona, es una villanía. No pueden defenderse. Las pisoteas, y se dejan. Las metes en la burla y, sin protestar, se dejan hacer objeto de burla. Dios, además de amor, en la forma consagrada, es un inválido. Y el modo de conseguirlas con fraude y simulación, es, por tu parte, un ejercicio de mentira sacrílega y cobarde. Azcona, siento llámate villano, simulador, sacrílego y cobarde. Te llamas artista, pero yo te veo ridículo. Como una hiena herida después de haber comido mugre, carroña, me das lástima. Te veo carroñero y desgraciado, herido de ti mismo, de tu impotencia intelectual; en realidad, eres un pesimista que no cree en lo que hace. No eres artista, eres un sablista de popularidad. Te veo derrotado; y lo tuyo, en arte, siempre quedará como una anécdota. Eres una anécdota, ni a historieta llegas, en arte. Un artista del paleolítico lloraría ante tu modo de concebir la realidad y el espíritu estremecedor y vibrante de lo que te rodea, la vida y las cosas. Es verdad que esas hostias consagradas que tú robabas para lastimarlas, han sido envilecidas por algún pederasta sacrílego y predicador como tú; pero esas hostias han hecho más santos que pederastas, y han consolado más. Pederasta tú del arte. No hay arte, sin respeto al mismo arte. Siempre he creído en las vanguardias, como creo en Picasso o Samuel Beckett, pero no en la felonía del «todo vale», aunque sea entrar en la fe de un creyente y, como en un nuevo Auschwitz, tratar de exterminarla. Lo tuyo, Azcona, es la verborrea iconoclasta del odio, que trata de aniquilar humillando. Pero en esta verborrea iconoclasta y ofensiva tuya, al intentar humillar, has salido humillado. O El alguacil alguacilado. Ni siquiera tienes arte -tan menguado artista eres- para, sin humillarte a ti mismo, humillar a otros. Eres, Azcona, lo que defecas. Y es que no siempre ofende el que quiere, Diario, sino el que puede y no mal huele (10:42:26).

martes, 24 de noviembre de 2015

24 de noviembre de 2015. Martes.
CORAZÓN DE ALCACHOFA

Fe de la debilidad, en el jardín. F: FotVi

-Destapo un bote de corazones de alcachofa en conserva y, una vez destapado el bote, el primer corazón que aparece respira hondo y dice: «¡Por fin, por poco me ahogo!» Alcachofas en bote, o naturaleza encarcelada, entre rejas tontas de lata. E igual que los corazones de la alcachofa, Europa, por miedo a su debilidad espiritual, se ha encerrado a sí misma en su capital, Bruselas. Europa, en Bruselas, donde viven el poder, y la gloria, y la mentira (o la bastarda política), tiritando de miedo, como un niño sirio sin patria y con frío en una frontera de alambradas. En Europa arde la política y el dinero y el dominio, y se hiela el mundo, de guerras, de miedos, de huidas. Europa despierta del sueño de la molicie, del bienestar, del despilfarro egoísta, del pensar que la libertad no cuesta sudor y lágrimas, y de un espíritu sin alas, espíritu de roca, y se topa con la guerra a la altura de sus calles, de sus escuelas, de sus lugares de diversión, a la altura de su carencia de valores. Y tiene miedo, y echa el terror a la calle en sus policías y en sus ejércitos para tapar el otro terror, el de la muerte que acecha en fusiles kalachnikov o en suicidios con bomba adosadas al cuerpo de crueles «mártires» del odio. Miedo en Europa, todo el miedo del mundo, porque el miedo es libre, más que la libertad, y asusta, y debilita. Pero como decía George Orwell: «Es imposible fundar una civilización sobre el miedo (…), no perduraría». Es más fuerte la fe y la justicia, Diario, que cualquier otra arma del miedo (20:12:44).

lunes, 23 de noviembre de 2015

23 de noviembre de 2015. Lunes.
GOLPE

Golpe de gracia, en el jardín. F: FotVi
-Cada vez, me acompaña menos la visión. Principio de cataratas llaman a esta caída de tensión visual, que no sé por qué recibe este nombre, si cada vez está más alejada de la cascada de luz que la rodea. Hablan de catarata, para indicar ceguera o cierre de cortinas. Terrible eufemismo. Digo que cada vez veo menos, pero leo más. Y leo más, porque temo que me va a faltar tiempo. Y es que la lectura alegra la visión, aunque ésta sea precaria y ermitaña, casi huida del espiritual y alegre ruido de la claridad. Leo a André Rovsseavx, que hace reseña, entre crítica y admirada, de Henry Miller, del que afirma que, desde la obscenidad más irreverente y hermosa, y poética, describe al hombre en su historia trágica y enferma, demoledora; obscenidad, alega, que, destruyendo, quiere construir. Henry Miller decía en Trópico de cáncer (1934): «Desde hace cien años o más, el mundo, nuestro mundo, se muere (…) El mundo se deshace en podredumbre, se muere a pedazos. Pero necesita un golpe de gracia, por el que quede reducido a polvo». Miller hablaba de una bomba, real, que lo destruyera todo, para que de las cenizas de esa destrucción, de ese caos, renaciera todo, como una creación nueva. Y es verdad: necesitamos un golpe de gracia, pero de otra Gracia, sin duda, pues quien precisa ser salvado es el hombre, y con el hombre, la tierra. No se trata de la salvación de los pueblos, sino, antes y con penuria de tiempo, de la salvación del Hombre, puesto que -sigue Miller- «él es la tierra, fuego de la tierra, agua, aire, materia mineral y vegetal, espíritu de la tierra que es cósmico, imperecedero…» El hombre, Diario, espíritu imperecedero de la tierra; es decir, inmortal (20:08:17).

domingo, 22 de noviembre de 2015

22 de noviembre de 2015. Domingo.
NO EJÉRCITOS

Ascensión de la fe, Catedral de Colonia. Alemania. F: FotVi

-Ido el anticiclón, se nos ha llegado un cambio de tiempo, feliz. Hemos pasado del «veranillo de San Martín» -insistente, dulce, sonoro de claridad- al otoño, vecino del invierno, donde el sol, cuando surge, parece llorar gotas con temblor de frío en su anillo de oro otoñal. Como el cristal del vaso de cerveza en verano. Entre tanto, sigue el escarnio islámico en Malí, en Nigeria, en Bagdad, en Siria, en Kenia. En su mayoría, se trata de cristianos masacrados. Malí, que es la pobreza que clama, ha sido golpeado en la industria donde su economía halla un pequeño alivio económico, el turismo. La estela del yihadismo islámico es la muerte. Y es que menos el odio, todo se enfría, incluso el sol. La huella del otoño son las hojas caídas del árbol, que vuelven a tierra, no para morir en ella, sino para fecundarla; renacen; al contrario que el odio, que es muerte, declive, terrible perversión siempre. Esta mañana, en la misa, hemos pedido -oración, no ejércitos- por un mundo en el que quepan la verdad y la vida, la santidad y la gracia, la justicia, el amor, la paz. La paz, no la que llega como pájaro mojado tras la guerra, sino la que nace, exuberante, del amor. ¿Ilusión, ingenuidad? No, Diario, fe; fe en Dios -soy creyente- y, por lo mismo, también fe en el hombre, o en la idea más brillante de la mente de Dios. ¡Fe! (18:27:55).

viernes, 20 de noviembre de 2015

20 de noviembre de 2015. Jueves.
USAR SIN ABUSAR

Justicia, en el Barrio Sachsenhausen. Frankfurt. Alemania. F: FotVi

-Casi todo animalista -o todo animalista, no escultor o pintor-, que se precie, es vegetariano; es decir, antes que con carne de animal, aunque sea animal de sangre fría, prefiere alimentarse como Platero -el bello desliz poético de Juan Ramón Jiménez- de hierbas y de naranjas mandarinas, de uvas moscateles y de higos morados, con su cristalina gota de miel… Sangre no tan fría, sin embargo, la de estos animales fríos, pues son animales que suelen enamorarse, y enamorarse es arder, aunque la sangre gotee desidia o destile verduras masticadas. Un animalista, pues, come hierba y rehúsa la carne. Actitud tan respetable como la del que mastica chicle o sopla burbujas de jabón con pajitas, y juega así a entretener sueños; la libertad es -o debe serlo- innumerable. El animalista respeta al animal; es decir, lo dignifica. A veces hasta igualarlo al ser humano, que por qué no. Pero, si comer carne es matar a un animal, alimentarse de verduras es matar plantas, tan dignas (¿y sensibles?) como el animal, quizá. Todo es digno, hermosamente digno en la creación, desde la hormiga hasta el grano de trigo que trasiega. El grano de trigo, que feliz, se deja acarrear por la hormiga; la hormiga, omnívora; es decir, desacomplejada. Hormiga y grano de trigo, pues, felices. Yo, que no soy animalista, soy defensor, con furia de pacifista, de cualquier esquirla, o tilde, o corchea, o poema mínimo de la creación vegetal o animal, ya sea lírica como la rosa o prosaica como la araña que se construye -¡qué ingeniería!- castillos de seda. Comer y beber, y hacer libros, y surcar los mares como se camina por los sueños, y proteger la fauna ¡y la flora!, e ir a las estrellas, y casi tocarlas para mejor amarlas, y defender la debilidad, desde la del animal de brega hasta la del lirio anónimo del jardín de la secreta naturaleza de la campiña. Es decir, Diario, usar sin abusar, como se usa la ternura de una madre o el silencio ante un libro, con amor (11:43:36).

miércoles, 18 de noviembre de 2015

18 de noviembre de 2015. Miércoles.
LLORANDO

Cielo agrietado, sobre Europa. F: FotVi

-Escribo por no llorar, dijo el sabio; yo digo: escribo llorando. Cada quien, Diario, tiene su escritura, o su modo de sobrevivir (19:58:22).

martes, 17 de noviembre de 2015

17 de noviembre de 2015. Martes.
¡VIVIR!

¡Vida!, en el jardín. F: FotVi

-Cada día, soy el día que es. Hoy soy martes, y martes soleado, otoñal, con un pájaro solo ensalzando el alba. Rezo y noto que me reza el rezo, que me invade: uno recibe lo que da. Si doy paz, recibo paz, si amor, soy amado, si odio, ardo en su fuego, me quemo. Hoy soy martes y, no porque sea voluble o vacile, sino porque vivo viviendo cada instante, mañana seré miércoles, y al otro lado de los sueños, eternidad; vivo la vida grano a grano, sin excederme en soñar más allá del pequeño latido que ahora siento, que me golpea la sien, que me dice «vives». ¡Vivir! Pues como escribe Jana Putrle Srdic, poeta eslovena de Liubliana, «todo pasa con un lapso de retraso»; hermoso retraso que te revela que has vivido, y, si lo percibes, que sigues viviendo. ¡Glorioso martes, Diario! (21:08:27).

lunes, 16 de noviembre de 2015

16 de noviembre de 2015. Lunes.
ECOS DE LA TRAGEDIA

Gozo de las vírgenes prudentes, Pórtico Catedral. Friburgo. F: FotVi

-Rezado y finalizado el rosario, monótono y hermoso, luminoso y triste, de las condenas, se pregunta uno desde la razón: «¿Y qué se hace ahora?» A este otro lado de las condenas, ¿qué camino tomar? Las condenas son la ruta ensangrentada de la tragedia, pero una vez superado este pavor primero, ¿qué otro camino tomar? Las lágrimas caen durante un tiempo, resbalan mejilla abajo como seda cansada, hasta que acaban por secarse; y secas, acaba el llanto y la emoción que lo causaba. París ya queda a cuatro días vista; y, con las preguntas, la incertidumbre y el miedo a flor de ojos, la vida sigue; sacudida y triste, y casi sin asideros en el espíritu, pero sigue. Y, al igual que las flores y las velas que depositan en los lugares de la tragedia, seguirá hasta que se marchite, hasta que no sea. Es decir, pronto, dado que el recuerdo, a veces, es frágil, y se diluye en el día a día del tener que vivir sin pausa y con agobios, y con agravios: los de la injusticia y la banalidad, por ejemplo, y los del alma sin un interior de almendra gozosa y comestible en valores, vacía. Ante los atentados de París, se lamentaba un comentarista de que alguno de los fallecidos en la sala de conciertos Bataclan, ni siquiera habría podido rezar una oración, esencialmente por no saberla, dice. Tal vez nadie, ni en casa ni la escuela, se la habría enseñado. No es una acusación, en todo caso es un lamento; la fe aminora la desesperanza, y los miedos, y, en determinadas ocasiones, como ante la saña de la muerte, puede servir para dar un paso y entrar en el incendio de la duda y poder preguntarse: «¿Será o no será? ¿Y si…?» La duda, la fe, Diario, y rezas (18:54:43).

sábado, 14 de noviembre de 2015

14 de noviembre de 2015. Sábado.
EN PARÍS

Llanto por París, en Liubliana. Eslovenia. F: FotVi

-Día de cenizas -y no litúrgicas- hoy; día de todas las iras, sin sentido. En París. Otra vez el terror en París, como cada día en infinitos lugares del mundo. Terror este que, sin embargo, nos alarma más, por estar más cerca. Decimos: terror en los mares de Europa, terror en Oriente Medio, terror en África, y nos conmueve, me perturba; pero decimos: terror en París, y nos aterra, me abate. París nos pilla a un paso del tiro, de la bomba, de la acción terrorista descarnada, sin piedad. Así como Dios se encarna en Jesucristo, para sentir y vivir en lo humano y amarlo, e iluminarlo, el terrorismo se desencarna, para hacerse brutal con lo humano, incondicional del mal por el mal, y no muere él en cruz, sino que sacrifica a todo lo que no destila odio como él. Ayer noche, por «un acto de guerra», como lo califica el presiente Hollande, ardió París, y es malo que arda París. París está cerca de todo lo que es Europa, la confiada, y, tras Roma, casi en el centro de todo el mundo. De París se habla en cualquier parte como cuna de revolución con guillotina y cuna de arte, y de bohemia con Moulin Rouge, y de grandes pensadores y poetas, y de santos. Siempre he dicho que la vida vale más que cualquier ideología, aunque se apunte que viene de Dios. Dios no es ideología, el amor nunca se ideologiza, y menos, Diario, si es amor encarnado (19:39:00).

jueves, 12 de noviembre de 2015

12 de noviembre de 2015. Jueves.
CLARIDAD

Claridad que salpica, el arroyo, en Fussen. Alemania. F: FotVi

-Pienso: si dejara caer un buen poema en el vaso de agua -ahora que voy a ponerlo en mis labios-, ésta sabría a agua de arroyo de montaña, viva y alegre, lúcida, casi hirviente. El agua del arroyo, como el poema, salpica su entorno y lo fecunda, y, en la noche, deja que en sus remansos pasten claridad las estrellas. Hoy, día triste de políticos egoístas e incompetentes, lujuriosos de la mediocridad, ínfimos en solidaridad -miren Cataluña-, echo un poema en el vaso de agua que voy a beber, y así, Diario, con el agua, beberé estrellas, o su recuerdo, de cuando el agua fue agua de arroyo -es decir, poema- y dejaba pastar claridad en sus entrañas a las estrellas. Y además, se nos ha muerto uno de los grandes filósofos del siglo XX, André Glucksmann, «maestro de la indignación», lo que hace que lloren los arroyos, indignados, y las estrellas, a su vez. Esta noche, Diario, mira las estrellas, las verás llorar (18:47:00).

miércoles, 11 de noviembre de 2015

11 de noviembre de 2015. Miércoles.
SIN ESCUELA

Moderada belleza, en un jardín de Lindau. Alemania. F: FotVi 

-Sin letras, no habría palabras, y sin palabras, no cabría la acrobacia de vértigo de las ideas diciéndose. Sin palabras, las ideas quedarían mudas en el panteón tenebroso de los silencios, con frío. Sin palabras, las cosas se sentirían huérfanas de nombre, y serían montón, tropel, y no cosa, singularidad, presencia. Las letras son el arroyo por donde trascurre el agua de las palabras. Mi madre, que nunca fue a la escuela y sin embargo sabía leer y escribir, y hacer cuentas valiéndose de garbanzos, me contaba que ella, de niña (10 años), aprendió a leer con las letras del ABC, el periódico. Oía el sonido de las letras y luego las iba identificando, hasta lograr situar cada uno de los 27 signos y cinco dígrafos (o composiciones de dos letras, como ch o ll, o gu, qu y rr), en su retina y en su mente, y leerlas. Primero, en sus balbuceos de lectora, la guiaba el dedo; luego, llegó a mirar libremente las letras y a leerlas de corrido. Y, así, con furia de lectora empedernida, leía periódicos y un solo libro, su devocionario, al que adoraba por ser el que la guiaba en su adoración a Dios. Sin haber ido a la escuela, bisbiseaba rezos y leía periódicos. Se podría decir que el diario ABC la enseñó a leer. De igual modo, ahora, parece que ABC quisiera enseñar a leer lo que es la democracia a Pablo Iglesias, y lo acaba de invitar a su Foro, para que diga y oiga, y alcance la moderación. Y dijo y oyó, y fue moderado; y -aunque me gusta- no habló de la casta, Diario, porque él ya es casta (20:06:55).

lunes, 9 de noviembre de 2015

10 de noviembre de 2015. Lunes.
ROTURA

Luz vegetal, en el jardín. F: FotVi

-Cada día, al despertar, saludo el amanecer con la alegría de la luz primera en los ojos, luz verbal, luz fragilidad, luz de gota de agua con destellos. Luz limpia. Se me encienden los ojos de luz y rezo. Y me digo: «Dios y luz», y, no obstante el «allegro, ma non molto» (alegre, pero no mucho) que imponen los tantos años, empiezo el día como con redoble de tambor, ligero, volador. Pero, de pronto, la cotidianidad, el eco del mundo en la prensa, me descabalga de la luz. Cataluña -dicen- se va; pero yo digo, sin embargo, que ya se ha ido. Cataluña ya no está: borradla del mapa; será península, pero no España. Ya no lloverá lluvia de España en Cataluña, ni nevará nieve de España en el Pirineo catalán; salvo las aves, todo se parará en la frontera. Para España, en Cataluña, todo será límite, pasaporte, otra moneda, y corazones tal vez enfrentados, o en todo caso desconfiados. Todo se romperá en pedazos de egoísmos, y ya no habrá continuidad en la historia ni en los afectos. Llorará España; pero, con el tiempo, más Cataluña. Gaudí no será español; pero tampoco la Alhambra será catalana. Una fracción de catalanes, pequeña, grande, no sé, desde luego, influyente, ha roto mis libros de geografía, de historia, de literatura, de arte; ha roto mi emoción catalana. Con la tristeza de lo roto en los ojos, me encuentro, sin embargo, con esta otra noticia feliz y alentadora: que el Concierto de Aranjuez, del invidente Joaquín Rodrigo, cumple 75 años, y me consuelo. Joaquín Rodrigo, que componía dictando notas como la lluvia gotas de agua. El Concierto de Aranjuez, donde Rodrigo hace de las cuerdas de la guitarra un paisaje y una música irrepetibles, que, con la hoguera de su melodía, incendia y pone latidos nuevos en los jardines y arboledas del alma. Menos mal que el Concierto de Aranjuez, Diario, todavía es España (20:39:49).

sábado, 7 de noviembre de 2015

7 de noviembre de 2015. Sábado.
VIDRIERAS

Luz de vidrio, en la Catedral de Colonia. Alemania. F: FotVi

-Mi angustia -me dijo el sabio- no es por la muerte que acecha, que llega, sino por la vida que acaba. Mengua la luz y se agrandan las sombras. Y concluyó: «No sé nadar en sombras». Eso me dijo, Diario, y cerró los ojos, las vidrieras del alma (20:02:17).

viernes, 6 de noviembre de 2015

6 de noviembre de 2015. Viernes.
PASOS

Andar con alas, en  Núremberg, ciudad de puentes. Alemania. F: FotVi

-Ya mis pasos son más cortos y pesados, como sendas sin retorno. Hubo un tiempo en que ellos me llevaban en vuelos, en andas, ahora he de tirar yo de ellos; mis pasos naufragan ahora y, con fe y furor de anciano, he de salvarlos del agua de los años que los retardan. Me digo: «sin poder, la ancianidad puede», y ando, y camino, y tiro de mis pies, que lo sufren andando. A su ritmo, pero me siguen, con sus torpezas y gorjeos, y sus avatares, y sus ilustres tropiezos y traspiés. Me aconsejan andar, y yo digo que sí, y lo hago: hoy, cuarenta y cinco minutos, entre mañana -mientras rezo- y tarde. Aunque cuando rezo y ando, no sé si es rezo el rezar, o si es rezo el andar, o si ambos son rezo que anda o andar que reza. En todo caso, Diario, me gustaría ser como el pájaro, que «hasta cuando anda, se le nota que tiene alas». Lemiere (20:08:21).

miércoles, 4 de noviembre de 2015

4 de noviembre de 2015. Miércoles.
OLVIDO

Melancolía otoñal, en el jardín de un Palacio de Múnich. F: FotVi

-Ya es otoño, incluso en mi interior, donde se instalan los acontecimientos para que sean y queden, o pasen sin ser. Ya ha llovido, ya han menguado las temperaturas, y ya los árboles toman forma de paleta de pintor, confusa de colores, pero viva y hermosa, casi torrencial. El otoño es profusión de colores en la paleta del paisaje. Pero, en sus lluvias, a veces, cabalga la muerte. En carreteras, en calles arrasadas y hasta en residencias de ancianos. Una residencia de ancianos es un olvido que además de ahogarse en sollozos, hay veces que se ahoga a consecuencia de lluvias intensas. Por lo visto, la ancianidad llama a la muerte, y más si duermes en un semisótano de una residencia de la tercera edad, y llueve sin fin. La lluvia no se respira; la lluvia en abundancia, ahoga. Otros ancianos, atados a la cama (para evitar accidentes, dicen) salvaron la vida flotando. A mí, de niño, me gustaba echar barquitos de papel al riachuelo que corría por la calle cuando llovía. Flotaba y se iba, como un sueño, o como una aventura del sueño. Calle Honda abajo, en Molina. La vejez es un incordio que a veces se salva de la muerte flotando sobre una cama en un acontecimiento otoñal. Y porque la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido -osó afirmar el ensoñador Gabriel García Márquez- quién sabe, Diario, si, antes de tragar el agua y morir, las cuatro ancianas no estarían ya muertas, de olvido (18:57:15).

martes, 3 de noviembre de 2015

3 de noviembre de 2015. Martes.
INVISIBLE

Pureza invisible, y en invierno, en Tallin. Estonia. F: FotVi

-Una vez oír decir a un sabio: «Tanta es mi fe en lo que no veo, que a veces dudo de lo que veo». Y quedó mirando su conciencia, invisible, pero terca en hacerse notar cada vez que sus acciones la llamaban a hacer juicio sobre el valor moral o ético de las mismas. La conciencia no se ve, Diario, pero está, como el odio o el amor, o el pesar o la alegría, o la Trascendencia (20:29:27).

domingo, 1 de noviembre de 2015

1 de noviembre de 2015. Domingo.
EL «AHORA» DE DIOS

Luz en la tierra, camino de San Blas. La Ribera. F: FotVi

-La fe no se ve, la santidad, sí. Si rezo, no se ve mi fe; pero si hundo la mano en una fuente de agua y doy de beber a un sediento, sí. O si hago de samaritano y curo heridas. O si entrego la vida en una cruz para librar a otros de ella y poder darle así a la muerte serenidad de vida. El apóstol Santiago, sabio e inspirado, dijo: «¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: “Tengo fe”, si no tiene obras?». La santidad, como el amor, aun con luces apagadas, se vislumbra, porque ella misma es luz. Cuanto más oscura es la noche, más luce la luciérnaga. La fe, que tiene su origen y su transitar en la Escritura, ni siquiera es palabra (o sólo palabra) es acto, o sacramento, donde los signos se hacen realidad. En el sacramento, el «antes» es la palabra, pero del «antes» (de la palabra) se llega al «ahora», que es presencia, consagración, o Dios-con-nosotros. De la fe, la esperanza y el amor al final sólo quedará el amor, donde Dios es, está, late como Dios. El día de todos los Santos celebramos el «ahora» de Dios, su santidad en los humanos, el «ahora» de las bienaventuranzas, el florecimiento y brillo (o la primavera y su clamor) de la fe. En el día de todos los Santos, yo -ejemplo- celebro a mi madre, porque era amor, y silencio. Como lo fueron tantas otras madres, sin duda, o como lo fue María, la madre de Jesús, o como lo fue Teresa de Calcuta, la madre de los tirados a la calle para que apesten y mueran en ella, sin el intermedio del amor o la ternura. (Con piedad en los dedos, cerrar los ojos del que muere). Como la lluvia en el bosque, así suena la fe en el amor, que no hay modo de que no suene. El amor, pues, Diario, o el himno y salmodia de Dios en el corazón del hombre, su melodía divina, su santidad (18:54:43).