24 de noviembre de 2015. Martes.
CORAZÓN DE
ALCACHOFA
Fe de la debilidad, en el jardín. F: FotVi |
-Destapo un bote de corazones
de alcachofa en conserva y, una vez destapado el bote, el primer corazón que
aparece respira hondo y dice: «¡Por fin, por poco me ahogo!» Alcachofas en
bote, o naturaleza encarcelada, entre rejas tontas de lata. E igual que los
corazones de la alcachofa, Europa, por miedo a su debilidad espiritual, se ha
encerrado a sí misma en su capital, Bruselas. Europa, en Bruselas, donde viven el
poder, y la gloria, y la mentira (o la bastarda política), tiritando de miedo, como
un niño sirio sin patria y con frío en una frontera de alambradas. En Europa
arde la política y el dinero y el dominio, y se hiela el mundo, de guerras, de
miedos, de huidas. Europa despierta del sueño de la molicie, del bienestar, del
despilfarro egoísta, del pensar que la libertad no cuesta sudor y lágrimas, y de
un espíritu sin alas, espíritu de roca, y se topa con la guerra a la altura de
sus calles, de sus escuelas, de sus lugares de diversión, a la altura de su carencia
de valores. Y tiene miedo, y echa el terror a la calle en sus policías y en sus
ejércitos para tapar el otro terror, el de la muerte que acecha en fusiles kalachnikov
o en suicidios con bomba adosadas al cuerpo de crueles «mártires» del odio. Miedo
en Europa, todo el miedo del mundo, porque el miedo es libre, más que la
libertad, y asusta, y debilita. Pero como decía George Orwell: «Es imposible
fundar una civilización sobre el miedo (…), no perduraría». Es más fuerte la fe
y la justicia, Diario, que cualquier otra arma del miedo (20:12:44).
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