17 de enero de 2015. Sábado.
VIENTO Y SOL FRÍOS
Frío en el bosque, en Riga. Letonia. F: FotVi |
-Viento y sol fríos; y algo de sueño, también frío. El azul, esta mañana,
es puro, como bruñido, y hace del cielo una bóveda azul, espléndida, con
resonancias azules, que azulean incluso mi mirada. Mientras el viento agita las
hojas de mi Libro de la sHoras, yo rezo,
con el viento. Y, si es verdad como dice Octavio Paz que «las estrellas
escriben», yo afirmo que el viento lee, conmigo. O yo leo y él (como el
acompañante del pianista, sentado a su lado) me pasa las hojas, agitándolas y leyéndolas
a un tiempo, con sus himnos y salmos. Solo que el viento, al leer, es más impaciente
que yo, más niño festivo que yo, pues, además de pasar (y leer) las hojas del
Libro de las Horas, se siente con el deber a la vez de excitar y leer las hojas
del olivo y avivar en la calle papeles con algún texto escrito que se resista a
morir hasta ser leído. En la calle hay papeles anónimos (hojas tal vez de un
libro) que se niegan a morir, hasta ser leídas. Por eso yo leo cualquier papel
con letras escritas que encuentro. En una hoja de periódico (ABC) que mañana es
posible que sea objeto de lectura en la calle para el viento, se puede leer que
en Niamey, capital de Níger (África), el domingo pasado fueron quemadas siete
iglesias. ¿Razón? La ira de manifestantes islamistas por las nuevas caricaturas
del profeta Mahoma en la libre y jocosa expresión del último número del
semanario (me muero de risa) Charlie
Hebdo. ¿Se montará en Niamey el mismo carnaval grotesco e hipócrita que en París?
¿A que no? Por Niamey no pasa el Sena, y es muy difícil que alguien diga esta
vez algo así como «¡Yo soy iglesia!», al modo como se dijo en París: «Yo soy
Charlie Hebdo». Viento y sol fríos esta mañana, Diario; pero más frío y encogido
el corazón, por tanta caricatura de libertad como nos venden a precio de
indignidad y desprecio los mandatarios del títere y la mascarada que mal gobiernan Europa (21:14:28).
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