26 de enero de 2016. Martes.
DÍA VERBAL
Belleza claustral, en la Universidad de Murcia. F: FotVi |
-Voy a Murcia y me
traigo la promesa de Javier Díez de Revenga de un prólogo para mi nuevo libro Piedras rodadas; piedras que son
palabras; palabras que ruedan como piedras. Javier es filólogo y persona
amable. Y, al ser filólogo, la palabra, me ha dicho, es su regocijo, su mar de
la ciencia donde nadar, su modo cultural de volar. El filólogo es el que vislumbra
y ejerce la cultura a través del estudio de las palabras escritas. Abre la fruta -la almendra-
de la cultura y profundiza en ella hasta llegar al gajo, la palabra, para desde
ahí entenderla hacia afuera y decirla entendida. La filología es la vena de
agua de la cultura que, desde la palabra, rompe en fuente y calma la sed y el
afán de saber. Hoy, Diario, mi día -próxima la festividad de Santo Tomás de
Aquino- ha sido verbal y filológico; es decir, universitario (19:29:17).
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