6 de mayo de 2017. Sábado.
BOCADO
LLENO
Diez voces, en Molina. F: FotVi |
-Ayer festejamos a la
poesía, como arma arrojadiza de la belleza. En Molina, donde yo nací y no
crecí. Crecí por otros mundos más universales y cosmopolitas, más
enciclopédicos. Mi vida, así, se ha parecido más a una biblioteca que a una
máquina de escribir. He leído más que he escrito. La biblioteca, o la
abundancia violenta, desmedida, frente a la máquina de escribir con su teclear tardo
e igual, monocorde, íntimo, pero seguro. Aunque me han servido ambas para
seguir en el camino y no perderme en él, con referencias y notas a pie de página.
Decía que ayer, y gracias a Paco Illán -poeta él-, en Molina, agasajamos a la
poesía, con lectura de poemas de diversos autores. Leer poemas es como morder
palabras -con gula- y que sepan a palabra; es decir, que sepan a belleza sin
engolamiento, a luz, sin encandilar, a vida, con acíbar, pero con el suave
dulzor de la esperanza. Sus aleteos. Como dijo el poeta: en las palabras «todo
son credo, amor y ensueño, y boca, / sin verdades, quizá, pero con alas». Diez
voces distintas, Diario, pero limpias y verdaderas, y sabiendo a fruta mordida con
fruición, bocado lleno, colmado, desparramándose por las comisuras (19:53:42).
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