31 de mayo de 2017. Miércoles.
«NO»
Hablando silencios, desde el jardín. F: FotVi |
-Todos sabemos lo que es
un país o un corazón totalitarios. El totalitario nunca mira hacia fuera de sí,
siempre mira a su ombligo; donde, como diría Paco Umbral, si se entra en él, se
cae en la cuenta que no lleva a ninguna parte. Enclaustrarse en el ombligo; o vivir
de eremita en tu ombligo. Y pidiendo que todo gire a tu alrededor. Un día,
recuerdo, me dijeron que era un totalitario. Había dicho que «no» a una cuestión
que me plantearon. ¿Y qué hice yo: llorar, reír, llenarme de ira? No.
Simplemente, me di lástima. Desde ese día, traté de olvidar todo lo que había
hecho hasta entonces, y cambié de dirección. Y me puse a remar contra corriente
de mí mismo: si antes pensaba dos veces un «no» -es un ejemplo-, ahora lo
pensaba hasta cinco veces, y daba resultado: era un «no» con melodía, con baile
de Cantando bajo la lluvia, distinto.
Era un «no» que, aunque contrariaba, no hería, no humillaba, no sometía. Se veía que no era un «no» mío, caprichoso,
sino un «no» que seguía las reglas del juego establecidas, sin trampa ni cartón;
un «no», Diario, justo y explicado, que es el que mejor se digiere y se acepta,
tanto como morder una guinda con placer o mirar a la luna y que te diga un
silencio que hable, un silencio que te llene de sueños y de alas de aves voladoras,
una luna coloquial y tuya (19:48:47).
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