2 de junio de 2019. Domingo.
LA RISA DEL
DOMINGO
Celebrando el domingo, en el jardín. Casa Sacerdotal. F. FotVi |
-Se abre la rosa del domingo y nos deja su aroma y
su belleza, y sus tristezas. El aroma y la belleza: o Dios y el rezo, la alabanza
y la celebración, la lectura y la música, con los silencios que las acompañan. Y
que tanto dicen. Y las tristezas: que son lo humilde, lo desechable, lo pobre, el
niño con hambre y mirada grande, el padre, con las manos ocupadas en la
esperanza, sin trabajo, y la enfermera que, como el buen samaritano, cuida del
dolor ajeno. El domingo es misa y es un tizne de vida. O la plegaria y el
encuentro con la realidad, con lo que llora, con lo que sufre. Con lo que ríe también. Quizá
nos salvemos rezando, o quizá aceptando el dolor, que siempre llega como un
hacha de verdugo, insistiendo sobre la vida. Pero yo me quedo con la risa del
domingo, con su canto interior de alegría y celebración. Me quedo con Dios en
una mano, consolando, y en la otra, con mi vida de anciano que aún sueña, y escribe
versos, que luego tira. Como este, Diario, que he guardado: «Hoy he roto mi
amor: te doy los vidrios» (19:45:32).
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