3 de junio de 2019. Lunes.
CON RITMO DE ROCK
AND ROLL
El clamor de los tulipanes, en Pamukkale, Turquía. F: FotVi |
-Como un cervatillo en la espesura, alegre, confiado,
saltó el primer lunes de junio en nuestras vidas. «¡Junio ya!», me he dicho; o
sea, casi la mitad de la granada consumida, casi la mitad del año sobre mis
espaldas ya. O un pellizco más que el tiempo le da a la vida: y así, grano a
grano, mordiendo días, se acabará la granada. Sin embargo, ahí está el día, luminoso
y calmo, latido y parpadeo, diciéndote que existes, que aún estás para
contarlo. Y es lo que hago: contar que existo, que existes. Que aún nos visita
la respiración. Que aún podemos decir luz, y casa, y letra, y poema, y niño, y
madre, y amistad. Que aún tenemos capacidad de ayudarnos, de darnos la mano, de
sonreír, de cantar un salmo. Aunque sea, Diario, con ritmo de rock and roll, o
con ritmo de manos que hacen palmas y así se sacuden la tristeza, o con ritmo
de pan que se parte y se reparte, y se mastica en la mesa común de la solidaridad –¡qué ruido más hermoso entonces!–, mesa en la que existan aún las miradas, y
se rocen las manos, y, suprimidas para siempre las guerras, se hable de paz,
como otro bocado más de pan, iluminada la boca (18:35:43).
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