4 de julio de 2015. Sábado.
LA CIRCUNSTANCIA,
O EL ALREDEDOR
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Alrededor glorioso, en el Valle de Göreme. Capadocia. Turquía. F: FotVi |
-Julio avanza y el calor sigue, y da comienzo así la dispersión, el
horror de descoyuntar lo que estaba unido. Las playas se hacen piña, y las
ciudades fuga, postal con perro libre por las calles solitarias. Se detiene el
perro, mira, y ve su sombra lisa y dura bajo el sol, y las esquinas amigas,
donde él (y alguna política extrema) excretan su orina. Mirada, sin embargo, afligida
la del perro, llorosa: la soledad oprime. Pregunte usted a la playa y oirá sus lamentos;
pregunte a la ciudad, y oirá que (aun
con perro triste) suspira con alivio, rescatada. El hombre es un depredador
inmisericorde, con la crueldad de una gota de agua continua sobre la roca, que
hiere hasta perforarla; entre julio y agosto, el litoral se llena de negocio y
pavor ecológicos. Corre el dinero, se tuestan los cuerpos, mientras en el cielo
escriben vuelos tristes y planos las gaviotas. Les han arrebatado su mar y los
acantilados de sus nidos. Y claman, graznan. Ellas saben que el mundo se está
muriendo en el mar, o en el trueque de todo un reino divino por un plato de
lentejas. Muerta el alma del hombre (el otro mar de lo sensible y estancia recóndita
de la Divinidad), se muere todo. Dijo Ortega: «Yo soy yo y mi circunstancia, y
si no la salvo a ella no me salvo yo». Amar el yo, pero a la vez que a la
circunstancia del yo; o toda la hermosa, y terrible a veces, escenografía (o
alrededores) en la que se desenvuelve el yo. La circunstancia, que es pájaro, y
bosque, y zumbar de abeja, y lenguaje del batir del mar en la arena de la playa
o en el acantilado, y amarillear del nerdo, y la raya de luz sobre el mar en
las noches de luna. (La luna, o la niña desnuda que raya la pizarra del mar con
tiza de hada, blanca. ¡Qué triunfo escolar, entonces, la raya de tiza en la
pizarra del mar!). Y en el ínterin, que diría el clásico, ahí siguen la miseria
y la punzada de todo sufrimiento, también el humano, que deriva y se recrea en
la injusticia o tiranía humanas. Sin la perfidia humana, Diario, el mundo sería
bueno y puro, sin parálisis nocivos, y con la divina fragilidad del que, a
pesar de todo, vence; un santo llamado Pablo, así lo afirmó. Con la pureza y
osadía de lo irónico e inédito, dijo: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte». Entonces,
Diario, cuando lo frágil se hace don divino, o fortaleza sin violencia, divina
(19:22:51).