5 de febrero de 2023. Domingo.
ENSUCIARSE LAS MANOS POR LA GENTE
ENSUCIARSE LAS MANOS POR LA GENTE
-Si yo digo luz y, pudiendo, le niego un pedazo de pan al hambriento,
estoy oscureciendo el día más bello y convirtiéndolo en tiniebla, en lobreguez.
Isaías dice que si partes tu pan con el hambriento, hospedas al sin techo y vistes
al desnudo, «entonces romperá tu luz como la aurora.» Con la luz de la aurora
todo parece tornar a la vida: vuelan las palomas. Conmovedora, la imagen de un
niño sudanés dando una limosna al Papa. «Quien es pobre –comentan fuentes
vaticanas– dona todo lo que tiene.» Una limosna, por pequeña que sea, de
inmediato se hace luz en la mano de quien la da y en la de quien la recibe. Se
ve en la foto que precede a este
comentario: el valor del billete que da el niño al papa es 0´007 euros, pero es
tanta su luz –me encandila– que aturde y conmueve más que cualquier
otra limosna, pues, da todo lo que tiene. La Iglesia, ha dicho el Papa estos
días que anda por Sudán del Sur, debe estar «en medio de la vida dolorosa y
ensuciarse las manos por la gente.» No rehuir la pobreza, sino abrazarla y
fundirse con ella, componiendo así, Diario, un himno a la esperanza. De este
modo, el cristiano será “hijo luminoso del Padre de los cielos», que invadirá
la tierra, tocándola con la delicadeza del padre que abraza a su hijo (12:37:40).