29 de enero de 2023. Domingo.
APLAUSO DE DIOS
APLAUSO DE DIOS
-Noche fría, incierta, temblorosa, y una mañana soleada y risueña, con
palomas volando arracimadas y libres, gozosas. De árbol a árbol, bellos vuelos en
el azul celeste. Sale el sol con tal fuerza y esplendor, que pongo mis manos, hago
como si me las lavara, frotándolas, y me las llena de luz, de cálida belleza. Las
palomas, desde sus vuelos –dos se detienen en mi balcón–, miran a los humanos y
lamentan que no sepan vivir en racimo, amando lo que se debe amar y marginando
lo viciado y repulsivo. En la Casa sacerdotal, celebramos misa, y pedimos el
sol para los pobres de la calle, los que no tienen más techo que un portal y un
periódico por manta. Ah, y un perro que les da su calor, como a Jesús la mula y
el buey en la pobreza de Belén. En el pobre, todos los días nace Dios,
denunciando el egoísmo humano, el otro gesto del paganismo. Hoy se ha proclamado
en el evangelio: «Bienaventurados los pobres…», que no la pobreza, ni la
miseria. La pobreza es la lacra del egoísmo humano, su lado oscuro. El egoísmo
de unos pocos crea pobreza de muchos, y la pobreza, a los pobres, a los que Dios llama
«bienaventurados», llorando con ellos su pobreza. Dios nace cada día, Diario,
en la maldición de la pobreza, para hacerla bienaventuranza, y, si la aceptas y
luchas por superarla: justicia y bendición, y aplauso de Dios (12:15:50).
Por desgracia, la pobreza cada vez es mayor y más numerosa. Yo doy gracias cada día antes de dormir porque, a pesar de que mi situación es muy precaria como y tengo techo. La pena que tengo es no poder ayudar más a mis congéneres por culpa de eso.
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