15
de septiembre de 2024. Domingo.
EL BESO DE JESÚS
EL BESO DE JESÚS
-El dolor está ahí, al
otro lado de la esquina de la vida. En cualquier recodo nos encontramos con el
desgarro del dolor. Sin buscarlo, desde luego, sería absurdo; pero está, para
recordarnos, que aunque «enamorado», somos polvo, animado por el soplo
–espíritu– de Dios. Soplo de Dios, revestido de arcilla y fragilidad, con las
que, en ocasiones, se esconce y fractura ese soplo de vida que nos alienta, y
chirría, y da forma al dolor. Aunque el
cristiano no busca el dolor, pero sí su sentido. El sentido del dolor
cristiano consiste en incorporarlo a los sufrimientos de Cristo y que se haga
redentor. Santa Teresa de Calcuta decía que el sufrimiento es «el beso de
Jesús: una señal de que te has acercado tanto a él, que él puede besarte». Y tú
a él, Diario, como el beso dado a una madre o a un padre, entrañable, festivo,
de aleluya.