26 de abril de 2016.
Martes.
ALEGRÍA
FURIOSA
Aventura en el espacio, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi |
-Primero las conocí por separado, una a una, como
canicas de jugar al gua; luego, las uní de dos en dos, o en racimo, como
cerezas, y fui diciéndolas con tropiezos, con atascos, dudando, hasta que un
día corrí a casa y, con una alegría furiosa, dije: «¡Mamá, sé leer!» (Cinco o
seis años, no sé, tiempo de iluminaciones aún, en la posguerra). ¿Premio por
tal heroicidad? Puso mi madre su mano lenta y dulce en mi cabeza -¡qué hermoso
premio!- y dijo: « Mañana le daré las gracias a sor Matilde». Sor Matilde
-tiene una calle en Molina- era como Platero, pequeña y alegre, y como hecha de
algodón, tanta paz y suavidad daba, y tan maternal era su mirada. «La m con la a, ma, y repetida, mamá», decía; así empezó todo, como un
hilo de agua que da comienzo a un río, un Danubio lingüístico incontenible, turbador,
bellísimo. ¡Aprender a leer! O de sorpresa en sorpresa, como una batalla
incruenta, pero en la que va la vida, Diario, dar comienzo a la aventura de la
búsqueda de la verdad en libertad, como una siempre novedosa y deslumbrante 2001 odisea en el espacio, del espíritu (20:49:20).
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