28 de abril de 2016.
Jueves.
JOLGORIO
GENERAL
Jacinto Benavente, en Los Intereses creados. |
-Fracaso. Es palabra que estos días en la sociedad (en
esta en la que intentamos la vida) suena a lágrima o a fatiga, a decepción. Se
ha frustrado un fruto del árbol de la democracia: tras la flora de unas
elecciones, el fruto es formar gobierno. Ha florecido la democracia -los votos-
pero no ha dado uvas, sino agrazones. Es decir, los racimillos esos de la vid
que nunca maduran como debieran, que quedan en cápsula seca, sin abeja que la
libe. Quizá los políticos (y esta sociedad) no sirvamos para este menester; es
decir, para lograr que no falle el transitar festivo de la flor, hasta el acontecimiento
de ser almendra o suceso comestible. ¿Causas? O la helada, o la penuria de una
lluvia feliz, o la excesiva frivolidad de la flor por el afán de quedar siendo flor
para siempre. O flor, sin el ejercicio humilde y desprendido de la donación, de
la excelsitud de miras, sin los complejos de Narciso. Leo en Los intereses creados de Jacinto
Benavente (Premio Nobel, por cierto) esta perorata final de Silvia (perorata moralista,
aunque verdadera), en la que dice: «Y en ella visteis, como en las farsas de la
vida, que a estos muñecos como a los humanos, muévenlos cordelillos groseros,
que son los intereses, las pasioncillas, los engaños y todas las miserias de su
condición». Estrenada esta obra en diciembre de 1907 y definida por Benavente
como «comedia de polichinelas», viene a dar luz y razón al porqué del fiasco
colectivo que ha supuesto el no hallar modo de formar gobierno tras unas
elecciones, aunque democráticas, con tufo, sin embargo, Diario, a espectáculo fachoso
y a gracieta, a me quito la corbata o me meo en mitad de la calle, con jolgorio
general (12:46:38).
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