20 de septiembre de 2016. Martes.
LA LLUVIA LEVE
Lluvia callada, en el jardín. F: FotVi |
-Esta mañana, por fin, han caído diez gotas y media
por metro cuadrado de lluvia. Lluvia mínima, contenida, callada, que, sin
embargo, refresca el ambiente. Hasta ha puesto silbos en la boca de los
pájaros, que exultan en el árbol. Revolotean, pían, se persiguen, se aman, bajo
la prudente lluvia. Que dirá: «No sea que se majen y no puedan volar». La
lluvia compasiva, la lluvia con corazón de mariposa, la lluvia leve, casi hecha
de aire. ¿O es aire? Esta lluvia fina es aire en descensión, que alivia la sequía.
Primero asciende, y luego cae, como un suceso de gracia. Me conmueve esta
lluvia pequeña que te moja sin calar, como una mirada humilde de H2o. Y,
entretanto, siguen los dramas en el mundo: el drama sirio, el drama de los
inmigrantes en las fronteras, el drama ecológico, el drama de la droga que
anula la voluntad, el drama del paro, el drama de la desigualdad, la crisis de
valores. O enterrar valores, para que se hagan más visibles y escandalicen más
los defectos. Pero yo digo con la poeta Raquel Lanseros: «Me pongo por testigo
en esta hora, / cuando la lluvia lava más que riega / y los libros liberan más
que nutren». Esta mañana, Diario, mientras contemplaba el mar, me mojaba con
esta pequeña lluvia, que me hablaba de paz y lavaba mi interior, curándome de alegres
veleidades (19:31:16).
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