4 de septiembre de 2016. Domingo.
EL GRAN MILAGRO
Madre Teresa de Calcuta, santa. F: ABC |
-No se trata de milagros, sino de una vida donada,
conscientemente cedida, libremente transferida. ¿Qué milagro ha llevado a
Teresa de Calcuta a los altares? Yo supongo que el milagro de su vida. Poder
dar la vida, ese es el gran milagro. Dar la vida a la pobreza. La pobreza en la
calle, que espera una moneda sin valor, y se encuentra con tu vida en sus
manos. Al tiempo que escucha: toma mi vida, hazla que dé fruto en ti, en tu tierra
de indigente; mi árbol está plantado en ti, en tu tierra de nadie. Tierra de
nadie; o tierra de Dios. Y para los que no creyentes, tierra de la misericordia,
o tierra de pus ennoblecida, que hace que florezcan plantas, como la de la espiga
de trigo del amor. Teresa de Calcuta ha sido canonizada; un, golpe, quizá, para
su humildad. Aunque, siendo como era humilde, y «un lápiz en manos de Dios»,
también es posible que soporte esta gozosa y nueva humillación. Dios la dibuja
ahora así: subida a los altares, con la pobreza como su bellísimo equipaje. «¿Qué
me ofreces?», le habrá dicho Dios, y ella habrá respondido: «Mi amor a la
pobreza». Ya no se llamará Madre Teresa de Calcuta; ahora se llamará Santa
Teresa de Calcuta. Pero yo la seguiré llamando Madre, madre atenta, madre doblada
sobre el dolor, madre solícita por las calles de Calcuta, abrazando la soledad
de un moribundo, que la mira y se siente protegido, acompañado en la terrible orfandad
del momento de la muerte. Yo, Diario, la llamaré madre Teresa, y la veré santa
en los altares, seguida de la pobreza, su feliz compañera de viaje (19:52:45).
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