15 de octubre de
2017. Domingo.
HUMILDEMENTE
TIERRA
Amanecer de luciérnaga, en Las Canteras. Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi |
-Vuelvo de Canarias, con
las antorchas encendidas; y, como de unos juegos olímpicos, victorioso. Es la
victoria de lo sencillo, de lo familiar, de Candela, frente a lo solemne y
desmesurado, frente a la mitra y la corona. Ver dibujos animados una hora y otra,
y jugar a todos los juegos imaginables (con trampas infantiles y cambio de
normas sobre la marcha, desde luego), y bailar (aunque duelan todos los
huesos), y cantar (aunque se desafine), es algo que te rejuvenece y te hace
volver a la niñez, como si corrieras los sueños otra vez del revés, y aun dando
hermosos trompicones, pero sin caerte, siempre ilusionado, alzado. Como si
empezaras a vivir una vida distinta, con ilusiones y aventuras que te recuerdan
que eres selva y no calle de ciudad, sin ninguna atadura que te impida ser lo
que eres, desatando todos los nudos de todos los problemas, sin esfuerzo, con
corazón y niñez, con solo vivir la alegría de vivir. Vuelto de Canarias,
Diario, con unos pocos años menos y una esperanza nueva más: como de luciérnaga
que creyera deslumbrar a la luna y se sintiera la única e imprescindible luz
encendida, sin ataduras ni complejos, como diría el poeta: «humildemente
tierra», pero que «alumbra la creación» (20:09:10).
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