5 de octubre de
2017. Jueves.
SOL
Y MARIPOSA
Subido sobre las nubes, hacia Canarias. F: FotVi. |
-Le pregunto al papel en
blanco sobre el que escribo: ¿sabes tú lo que pasa? Quiero saber, antes de
escribir, qué piensa el papel en blanco sobre el que escribo de esta teoría o
ensoñación que es España. Papel este, hecho de luz y luna, y de pico de pájaro con
cantos, papel lúcido, nevado, extendido como un trigal para ser cortado, molido,
hecho masa y horneado. ¿Sabes tú lo que pasa?, le pido al papel, y el papel,
sacudiendo los hombros, dice: ¿Y tú? Y como ninguno de los dos sabemos lo que
pasa, dejo la pluma, y el papel se pone a llorar lágrimas de celulosa, a las
que acompañan mis lágrimas de rabia y desconcierto. Y entrambas, hacemos este
lamento, que meto en El bosque apócrifo,
para que siga llorando y lamiendo sus heridas; y en silencio, como los rayos de
sol que entran por entre sus ramas y descansan en las alas de la mariposa,
alentando sus colores. Sol y mariposa: o la paz del bosque. Mientras, viajo a
Las Palmas, en Gran Canaria, donde están la luz y el mar, y los delfines en Las
Canteras, y Candela, aleteando. Candela, con su espléndida niñez y su bosque de
elfos y geniecillos rondándole los ojos. Donde la luna conversa con ella y los
cielos están llenos de ángeles y abuelos buenos, que, al mirarla a ella, si
vivieran, se «les pondrían -dice ella- los pelos de punta», y ya de paso le
dicen sus cosas, que son, dice, asuntos secretos. Aunque ella, mientras le
hablan, los llore y los ría, y los comprenda. Pues no es drama lo que ella ve
en sus abuelos idos, sino destellos y señales en el cielo, más allá de las
estrellas, y más allá del tiempo, y no sé si también del espacio. Durante unos
días estaré fuera de El Bosque apócrifo,
para, a la vuelta, Diario, contarte lo que he visto y oído, y gozado. Y decirte,
que le han dado el Nobel de Literatura a Kazuo Ishiguro, el tímido y comedido escritor,
que, hasta ahora, solo se expresaba en sus libros, y desde ahora, espero que también,
por el bien de los libros y de sus lectores, y aun de los silencios de estos
libros, en los que descansa su lujo y lustre (18:13:01).
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