23 de septiembre de
2018. Domingo.
OTOÑO
Arando, de ABC. 1970 |
-Con
el equinoccio de septiembre, el otoño empieza a dar señales de hojas que caen y
de vacunas con pretensión de esquivar la gripe. El verde se aparta y el árbol -el
paisaje- se deja invadir por el ocre, el color del desierto, del bosque de hoja
caediza, de la catedral de viento y roca. A veces, el equinoccio viene cargado
de nubes, y septiembre se llueve para festín de los campos. Los campos,
entonces, se aran, se preparan para la siembra. Los pájaros acechan y, cuando el
sembrador rocía las semillas, pican y comen. Los espantapájaros los ahuyentan,
pero solo hasta que se percatan de que aquello es inofensivo y vuelven avaros y
displicentes, y pican donde ya habían picado. El otoño es melancolía, añoranza,
o, como dijera Juan Ramón Jiménez: «¡Encantamiento de oro!» Oro y ocre, Diario,
los colores del otoño, del declinar de la vida, periodo en el que se vislumbra -se
entrevé- la Trascendencia (19:34:17).