miércoles, 23 de junio de 2021

23 de junio de 2021. Miércoles.
BELLEZA REMOVIDA

Volver a ver el mar, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-¡Hoy he vuelto a ver el mar! Después de rezar, he visto el mar. El mar me llena como si comulgara naturaleza. La oración se me enciende en la boca, el mar –la otra plegaria– me arde en los ojos. El mar es contemplación, sus variaciones son la melodía del órgano que interpreta, con Bach, la obra de Dios. Dios nos ha regalado la naturaleza para que, desde el asombro más íntimo, más espiritual, lo vayamos descubriendo a él. Aunque, a veces, el mar sea insultado –contaminación, deshechos, abusos –, él a cada instante se renueva para decirnos que es belleza pensada y moldeada por Dios. Dios, en el mar, es pintor e ingeniero de geometrías inverosímiles, irrepetibles, de líneas magistrales. Hoy, como aquel día de niño, y cogido de la mano de mi padre, he podido decir: «¡Papá, qué grande es el mar! ¡Es como el campo, pero hecho de agua!». Y mi padre: «Sí, hijo, hecho de agua». Entonces el mar no se movía, tenía la quietud de la mariposa que se detiene en la flor y chupa su polen. Hoy el mar, Diario, estaba un tanto agitado, era la mano de Dalí pintando Muchacha en la ventana. O Dios, que, con su mano, lo movía un poco, para hacerlo un cuadro viviente, itinerante: belleza removida (18:28:40).

martes, 22 de junio de 2021

22 de junio de 2021. Martes.
LA FEA REALIDAD

Retoña una flor, en el jardín. Torre de la Horadada. FotVi

-Retoña la orquídea. Pienso: «la fragilidad se hace belleza». Creía muerta la planta y ha resucitado. Al tiempo veo a una pareja de mariposas –¿copos blanquísimos de nieve?– danzando juntas: rozan sus alas, se esquivan, vuelven al juego, y he pensado si serían dos florecillas, salidas de la orquídea, que volaran. Así, pensando estas cosas maravillosas, de ensueño –quizás infantil–, intento salir de la fea realidad que nos rodea. Habla Sánchez y tiembla los pilares –democráticos– de la tierra. El «okupa» de la Moncloa, le llaman. Y como buen okupa, está okupándose de que cuando lo desalojen no quede ningún grifo en estado de dar agua. Cuando salga de la Moncloa, ¿se llevará las tuberías? Qué fea es la política, cuando la visten con los andrajos del interés personal y no el de la colectividad. Dijo Enrique IV, el pretendiente protestante al trono de Francia: «París bien vale una misa», y fue coronado rey, católico. Sánchez que, cuando apareció en la arena política era un enigma, va enseñando sus zarpas de conseguidor irreductible. Es el alcahuete de la política. Aunque yo diría, a los que le rodean y le aplauden y le jalean, una máxima del Arcipreste de Hita: «Quien a mal hombre sirve, siempre será mendigo». Mendigo de prestigio, de dignidad, vestido con el ropaje de la ignominia. Yo, sin embargo, Diario, rezo por todos ellos, para que Dios les haga ver y comprender que han sido elegidos, no para satisfacer sus intereses, sino para servir al pueblo –angustiado–, al que se deben. Dijo el Papa Francisco: «Redescubramos que la vida no sirve, si no se sirve» (18:04:53).

lunes, 21 de junio de 2021

21 de junio de 2021. Lunes.
DESGRACIA INNUMERABLE

Tórtola en mi balcón, esta mañana, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Una tórtola en mi balcón. Esta mañana. La fotografío, su canto es agreste y hondo, me mira. No se inmuta. ¿Me olvida, me desprecia? No; me anima a seguir viviendo y a tener como amigas –¡ah, mis sueños!– a las aves del cielo. O quizá quería decirme, con Manuel Machado, que hoy –21 de junio– da comienzo el verano: el de los «Frutales / cargados», y el de los «Dorados / trigales». Pero salta la tórtola, vuela, y quedo con mis reflexiones. Como diría Lope de Vega: «Porque para andar conmigo / me bastan mis pensamientos». Me estremece la soledad de tantas personas en el mundo: el aislamiento que te deja solo, olvidado, entre miles. La soledad de la señora –ejemplo– que se escribe cartas a sí misma, para simular que alguien la recuerda. Luego las arruga entre las manos, y, mientras evoca a los suyos, llora. ¡Cómo arden esas lágrimas! Esta realidad llevará al poeta a poder decir: «Donde tú habitas, soledad / –desgracia innumerable–, / se mueren las espigas y el desierto». No dejemos que la soledad envenene hasta matarlo el corazón de las personas; necesito que tú me atiendas, necesito atenderte. No rehúyas mi mirada, tal vez sea mi palabra callada. Necesitamos mirarnos y decirnos, con una mirada limpia y serena, que no estamos solos, que yo estoy donde tú estás, y tú, donde yo estoy, que, con los ojos, nos damos la mano y hablamos, y, con mirada de paloma, Diario, nos llamamos amigos; sin más: amigos, vecinos necesitados (13:19:01).

domingo, 20 de junio de 2021

 20 de junio de 2021. Domingo.
DIOS CEÑUDO

Santos riendo, Pórtico de la Gloria. Santiago de Compostela. F: Prensa.

-Me despierto revestido de domingo, de fiesta con Dios. Ir de fiesta con Dios, sin embargo, no se estila. Dios, según nos lo imaginamos (también yo, alguna vez), debe ser un Señor tedioso, de rostro de palo, jamás risueño, que, cuando salimos a divertirnos, es mejor dejar en casa: no nos agüe la fiesta. Así nos lo pintan. Así nos lo imaginamos. ¿Dios riendo? ¿Cuándo? ¿En qué lugar? ¿Ni siquiera cuando dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí»? ¿O cuando comía con algún amigo fariseo? ¿Siempre solemne? ¿Nunca distendido, en ningún momento de su vida? ¿Tampoco en las bodas de Caná, con el vino de por medio y los amigos? ¡Qué tristeza, entonces! Un Dios tan ceñudo, tan hosco, tan estirado, entristece el mundo, lo viste de escombro y no de asombro, lo ennegrece. Andar por la vida con el borrón de Dios tras de ti, o delante, frustrando tu alegría –el trago a veces amargo, pero siempre hermoso de vivir–, debe ser algo así como el mito de Sísifo, eternamente subiendo el pedrusco, que, una vez arriba, se te vuelve a caer, y así una y mil veces, hasta la desesperación. Yo, por el contrario, no me imagino de este modo a Dios. Me lo imagino cercano y festivo, celebrativo y abierto, asombro asombrado, y quizá sólo solemne, cuando dice: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». O, desde la cruz a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Hoy despierto y digo: «Dios, nos vamos de fiesta», y, cogido del brazo, me lleva a la Eucaristía, donde está, Diario, la fiesta de Dios, con vino y pan, y hermanos que cantan y hacen alabanza, y comen y reparten ese pan, y hacen comunión, fraternidad, festejo divino, y humano (12:49:45).

sábado, 19 de junio de 2021

 19 de junio de 2021. Sábado.
TRANCE CORDIAL

Contemplando la belleza de las ruinas de Mileto. Turquía. F: FotVi

-Despierto y, como una oración, me viene a la boca la palabra libertad. «¡Libertad!», digo, y me parece sentir el aleteo de palomas en mi boca, ah, y de abejas gustando polen; acompañado, además, del ancho y generoso clamor de los mártires que en el mundo han sido por conseguir ser libres. Todo es festivo en mi boca. Digo libertad, y el concepto, que me nace en la mente, se va extendiendo como un fluido, hermoso y voluptuoso, por todo el cuerpo, y ahí es cuando aplaude la utopía. El miedo y la libertad se repelen, se detestan. Sólo el que ha superado sus miedos, será ciertamente libre, decía Aristóteles. Superar los miedos: los interiores y los de fuera. Un miedo interior que nos subyuga, con connotaciones de avasallamiento, y que, en ocasiones, nos paraliza, es la turbación ante la muerte. No por lo que es, sino por que no imaginamos qué pueda ser. Si imaginamos que la muerte es la Nada, terrible: entonces, bien está el miedo a caer en semejante borrón, en semejante negación; pero si pienso que doy el salto a un acontecimiento vital mejor, que me adentro en el tiempo sin tiempo de la inmortalidad, sin otro miedo igual al de pensar que tengo que morir, entonces, cuando llegue, me dejaré ir en paz, sin recelos, despojado de todo lo que me sobre, libre. Y solo pido, Diario, que, en ese trance cordial y amigo, tan natural, tan íntimo, pueda decir: «Dios», y dar un beso a los míos, para que recuerden el beso como hermosa reliquia, y, si les parece, alguna vez recen por mí…, alguna vez; no me deben nada más, ni nada menos (12:39:52).

viernes, 18 de junio de 2021

18 de junio de 2021. Viernes.
LOS JUEGOS DE LA LUZ

La luz habla, te dice cosas. Torre de la Horadada. F: FotVi

-La luz abre el día; la oscuridad lo cierra. Al despertar, la luz te habla; te dice: aquí está esto –las zapatillas, la ducha, el cepillo de los dientes, el desayuno–, y es guía: te encamina al trabajo, al libro, al silencio de la montaña, al aconteciendo cambiante de la mar. «Geometría del oleaje», lo llama el poeta. El rezo es la otra luz; es luz en la luz. En la oración, la palabra es la luz del alma en los labios, su centelleo, donde se dice, se pronuncia, se inicia el vuelo hacia la trascendencia. El beso y el abrazo también entran en la hoja de ruta de la luz: son signos –dinámicos y lucientes–, de amistad y de amor. Sin embargo, en la oscuridad, te envuelve el miedo, te asusta: esconde lo que amas y pone a caminar lo que odias. En la oscuridad todo es indefensión. Cualquier ruido o traspié, cualquier roce, te lleva al desconcierto, y te hace tropezar contigo mismo. La luz resume, crea la armonía, adorna; la oscuridad borra lo creado por la luz. Hasta que vuelve de nuevo la luz y recrea lo ya creado. El poeta que había en Antonio Gaudí, dijo: “La arquitectura es la ordenación de la luz; la escultura es el juego de la luz». Y es que el orden que es la luz, Diario, sólo se puede alentar con los juegos de la luz; es decir, con el arte, con la palabra – filosofía, narración, poesía–, con Dios, en el que todo se concentra, alienta y vive. Dijo Louis Pasteur: «Un poco de ciencia –de luz– nos aparta de Dios. Mucha, sin embargo, nos aproxima» Y añadió: «Son los sabios los que ciertamente tienen religión» (13:05:34).

jueves, 17 de junio de 2021

17 de junio de 2021. Jueves.
TEATRO Y ÓPERA BUFA

Tras la tormenta, la luz, la vida. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-De madrugada, nubes y tormenta, agua y viento, para avisarnos de que el verano está a punto de comenzar. Es la gran apertura –disonante, pero hermosa– con que da comienzo la sinfonía de la canícula. Vivaldi pone música al evento, en el que los violines y el chirriar del acorde dan la sensación de estar viviendo una escena estival, que, al final, se torna paz, susurro de vida. La vida rumor, vuelo de mariposa, es la vida en paz; la otra, la del día a día, la del instante, a veces es contento y las más, dolor y dudas, pero todo iluminado –aplacado– por la esperanza, que nace de la fe. Tranquilizadoras son las palabras del Vacunaitor, que dijo: «Pronto vamos a abandonar las mascarillas en la calle». Es una decisión que debe tomar cada comunidad, pero Su Sanchidad se adelanta, y con las manos abiertas, y exultante, parece bendecir a la concurrencia, que contempla atónita el espectáculo; porque cae en la cuenta de que todo en Sánchez es teatro y ópera bufa, y lo sabe, y, en vez de irritarse, ríe, por no llorar. Hay alguien que hasta reza por él, no solo por su bien, que también, sino por el bien de la ciudadanía, para que no nos meta más los dedos en los ojos y no nos pierda el respeto contándonos milongas, en forma de baile de tontos. Mientras tanto, Diario, sube la luz, los carburantes, y bajan la calidad de vida del pobre y del anciano, que se ven marginados. ¿Y la vejez? Echada al muladar de la ley de la eutanasia, porque –según estos bárbaros– es gasto y no ganancia, dispendio y no caja, solo déficit, dicen (13:18:13).

miércoles, 16 de junio de 2021

16 de junio de 2021. Miércoles.
EL MUNDO ES UN LIBRO

Dios escribe, inspirando. Murcia. F: FotVi

-Abrir un buen libro es permitir que su luz te dé en los ojos e inunde todo tu ser, como una cerilla encendida invade la noche y la hace claridad. En la luz interior, respira el alma, como el pez en el agua. Se vive respirando, pero se respira mejor en el aire más limpio y virtuoso de un buen libro. Es como subir a la montaña –cerca de lo incontaminado, de lo libre–, y, desde allí, abrir los brazos y llenarte de pureza, de tersura, y casi tocar la utopía. Dijo Stéphane Mallarmé, poeta: «El mundo existe, para llegar a un libro». Es decir, el arroyo, la burbuja, el instante, el río, la hoja que cae en otoño, la elocuencia del mar, la cenicienta luna caída en un charco, el silencio que hace la oración, la suave brisa, la flor de la ortiga, el pajarillo que pía en el nido, la campana que suena en el valle, el copo de nieve, el calor, la luz del sol, la virtud, el pecado, Dios, su misericordia, todo es tema para «llegar a un libro» que se abra y, con la luz que de él emane, leerlo. Como dice San Juan de la Cruz: «En la noche oscura del alma, fluye brillante el río de Dios». Dios quiso que su Palabra fuera libro, y fue la Biblia. En este frondoso bosque Dios nos dice lo que es bueno y lo que es malo, expone las reglas del juego de la vida y nos invita al Amor, del que Él mismo vive, para acabar asegurando: «El que ame, hallará la salvación». El mundo es un libro, Diario, siempre iluminando, nunca acabado, siempre en la imprenta, el gran best seller (12:39:16).

martes, 15 de junio de 2021

15 de junio de 2021. Martes.
(DES)GOBIERNO

Esta mañana, el viejo día amanecía nuevo, en Murcia. F: FotVi

-El calor ya empieza a derretir nueces; o sea, aprieta. Tanto el pobre como el rico nos quitamos ropa, solo que el rico la deshecha y el pobre mete la suya en una bolsa para usarla –¿lavada?– los próximos otoño e invierno. El rico y el pobre abandonan la ciudad, el uno para llegar al mar o a la montaña, y alimentar así su espíritu, quizá su vanidad, y el otro, para alargar la mano y solicitar la caridad de una limosna. Como siempre: el rico –salvo exquisitas excepciones– da la limosna desde arriba, y el pobre la recibe desde abajo, imitando una genuflexión, pero sin hacerla. Ser pobre con dignidad es una gran riqueza, espiritual. Pero lo más lamentable, con todo, es la indignidad del intelectual que dice sandeces con la excelencia del necio. Esta mañana leo en la prensa que un sabelotodo adjunto al Gobierno, ha dicho: «No es lo mismo que muera una persona de 95 años a que fallezca una de 20». Se llama Simón y es, dicen, una eminencia en idiomas, pero un pardillo, un ruin, en comunicación y dignidad. A los 95, señor Simón, se puede morir siendo sabio, a los 25 siendo solo joven, que no es un logro, sino el azar de haber nacido antes o después. Decía el filósofo Schopenhauer que «los primeros 40 años de la vida dan el texto; y los 30 siguientes, el comentario». Sin texto y sin comentarios sería enfermizo y peligroso subsistir. Por eso me fío más de la sabiduría del anciano Dios, Diario, que del saber altivo y deshonesto de la bufa juventud que, ¡ay!, nos (des)gobierna (12:36:38).

lunes, 14 de junio de 2021

14 de junio de 2021. Lunes.
15 AÑOS DE LA MUERTE DE MI MADRE

Sonrisa de madre, bella y discreta. Murcia. F: FotVi

-Hoy se cumplen 15 años de la muerte de mi madre. Tenía 99 y 9 meses, un jardín precioso de vida, donde todo era generosidad, como lo es el jardín, dadivoso en colores y aromas. A los 31 años, quedaba sola en casa, con dos hijos: yo de 3 y mi hermana Consuelo, aún bebé. Mi padre, engañado –iba al frente, le dijeron, a Fortificaciones–, se fue a hacer una guerra, que no era la suya, y, además, con el bando que perdió. Vivíamos en la calle Honda, Molina de Segura, y allí, mi madre sacó la casa adelante, aunque, como ella decía, lloró mucho y rezó más. (A escondidas: era un tiempo en el que rezar te podía conducir a la marginación, e incluso a la muerte). Su vida siempre fue, con mi padre, un hermoso destello lunar en medio de tanta oscuridad, de tanta noche. Yo la recuerdo pequeña y hacendosa, y muy religiosa. En su vejez última, siempre andaba con el rosario entre las manos –«rezaba 6 rosarios y lo suelto», decía– y la sonrisa: las palabras llenaban su boca de Dios y de sabiduría. Murió un día después de la fiesta de San Antonio, su santo predilecto, al que seguramente rezaba «lo suelto» de cada día, y al que hablaba de tú a tú, como al vecino celeste de arriba. Me contaba que de joven, cuando el santo se hacía el remolón y no le concedía lo que pedía, introducía en un cubo con agua su imagen de terracota, para que aprendiera. Al momento, le pedía perdón, y, dándole besos, lo secaba; mi madre, que besaba poco, cuando creaba un beso –acontecimiento en su boca–, lo hacía con intensidad de fuente, dándose en fertilidad y ternura, en emotiva unción. Mi madre murió, tras desayunar, sentada en su sillón, con el rosario en la mano, y en espera del médico. No dijo nada; solo bajó los ojos y quedóse dormida, sin aspavientos, sin estertores, con la paz de los bienaventurados; desde entonces, Diario, sé lo que es morir en olor de santidad; pero, por discreción, no lo digo, para no herir la modestia de los santos (11:34:30).

domingo, 13 de junio de 2021


13
de junio de 2021. Domingo.
LA POBREZA DE LA TIERRA

Si el grano no cae en tierra... Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Siempre me conmueve el domingo, el día del Señor. Pone lirios en mi mente, que se abren como auroras. Sin pretenderlo –o pretendiéndolo–, vuelvo a la resurrección, al grano de trigo que muere para ser espiga, y, más tarde, cantidad, exuberancia. En la Cena del Señor. Lo mínimo, lo pequeño –un grano de trigo en mi mano, lo miro, lo medito, míralo, medítalo– que pasa a ser gavilla y parva extendida en la era. Y, tras la trilla y el horneado, pan, eucaristía en la mesa, comida para el espíritu –lo mastico con dientes de prudencia– y acción de gracias para Dios, que es quien hace el milagro y lo pone en mi boca. Todo es obra de Dios. También el ser de la iglesia, como «germen y principio» del Reino en el mundo. (Lumen gentium). La iglesia todavía no es el Reino, pero está construyendo el Reino, con pequeños instantes, con sencillas palabras, con el amor como fuerza motril, llenándolo todo del Espíritu de Dios. El Reino pertenece a los pobres, a los de corazón humilde. ¿Templos? Tú eres el templo, en el que puedes adorar a Dios, hablándole, diciéndole «Te amo» o «No puedo», con esperanza: lo tienes en tu corazón. El domingo, Diario, siempre recuerdo lo dicho por Jesús: «Yo he venido para anunciar la Buena Nueva a los pobres», porque de «ellos es el Reino de los Cielos». Si el grano de trigo no cae en la pobreza de la tierra y muere, no da fruto; sin tierra y grano –sin cruz y Dios –no hay eucaristía (13:16:38).

sábado, 12 de junio de 2021

12 de junio de 2021. Sábado.
ARABESCOS EN EL CIELO

Dibujando arabescos, en el cielo. F: Prensa

-Miro al cielo –suelo hacerlo con asiduidad– y veo a los vencejos, graciosos y libres, dibujando arabescos en el cielo, con sus vuelos de tinta china. Pintan su libertad majestuosa, sin complejos y con la alegría de hacerlo, volando. Rasgan el azul, y vuelan. No especulan: van, dónde, y como quieren, y solo dan cuenta de sus actos a su instinto. Ellos no lloran, pero vuelan, como el ser humano en sus sueños. Dios les dijo: «Volad», y ellos obedecen sin cesar. Saben que viven, pero no que mueren. Viven su existir en plenitud, sin sílabas que digan esclavitud, o mentira, o memoria histórica, o magnanimidad, o derechas e izquierdas, o interés, o qué lengua hablas; ellos solo entienden el lenguaje del canto, y con ese modo de hablar, tan sencillo y armonioso, recorren miles de kilómetros, sin fronteras y sin fielatos que los detengan. Viven aproximadamente 20 años, siempre volando, salvo cuando se detienen –2 meses al año–, para criar y calentar el nido, y así aman, sin decirlo. Saben que aman, porque cuidan de sus crías, hasta que éstas, en la escuela del nido, aprenden a volar, y a ser libres; pero no lo dicen, sólo lo cantan. Saben el lenguaje musical y universal de los pájaros, y, con este modo de hablar, tan orquestal, tan de vals, van de norte a sur, de este a oeste, y, sin plantar, comen, y, sin saber escribir, garabatean en el cielo –esté cubierto o con sol– las palabras «paz», «libertad», «amor», «amistad», «Dios». Esto último lo dicen bajito para no molestar a los incrédulos, a los que, sin saberlo, creen en Dios, pues lo tienen en la boca a cada instante como blasfemia o maldición, o como escarnio. Sólo les encuentro un defecto, Diario, que no sepan usar el papel para escribir, saben garabatear, pero no escribir en hojas de libro ni leer, y, con el paso del verano, todo lo que hacen, queda en el olvido. Pero, sin saberlo ellos, yo lo escribo, para que permanezca y la gente sencilla lo sepa, y, si les parece, lo imiten (12:35:34).

viernes, 11 de junio de 2021

 11 de junio de 2021. Viernes.
ANNA Y OLIVIA, RECUERDO

Velas encendidas, por Anna y Olivia. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-No hay palabras que expliquen la sacudida que ayer tarde, a las 8:20, sufrió la conciencia colectiva de la sociedad española. ¿Dolor, terror, consternación, abatimiento, amargura, angustia…? No hay palabras. Solo queda el fluir de un único pensamiento: la sonrisa de las niñas Anna y Olivia, antes de ser sacrificadas, y el sufrimiento de la madre: ese dolor solitario y frío, prolijo, que le ha roto la esperanza. Tendrá que ir recogiendo los trozos y reconstruir su vida, con mucho llanto y bellos recuerdos. Sobre todos, el recuerdo de la sonrisa de sus pequeñas Anna y Olivia –fruto de bocados suaves– le hará sobrevivir a la tragedia. A la madre, la muerte de sus hijas le ha atacado en lo que más duele: la pérdida de lo que más quería. El corazón se ha quedado sin nada –aparente– a lo que asirse, sin nada –aparente– por lo que seguir latiendo. En ellas, en sus hijas, Beatriz amaba la vida y el futuro, y hacía proyectos, y reía y lloraba, y con ellas, se imaginaba una vida feliz y prolongada, donde el amor fuese la razón de su venturosa existencia y la de sus hijas: ahora, jardín florido, en sus recuerdos. Decía François Mauriac, novelista francés, católico, que la muerte no nos roba a nuestros seres queridos; en todo caso, dice: «Nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo». Guardar en el recuerdo, Diario, su vida y no su muerte, como se guarda un verso hermoso o un abrazo de bienvenida, con una oración de fe y amor, de fidelidad, al Dios que es Vida, en la que Anna y Olivia están, viviendo (13:01:03).

jueves, 10 de junio de 2021

10 de junio de 2021. Jueves.
PENTECOSTÉS LAICO

Monumento al viento, Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria. F: FotVi

-¿Ha habido un pentecostés laico, luminoso, llameante que ha inspirado la mente de Sánchez? Que seamos «magnánimos», nos pide el «visionario» interesado. Desde Argentina. El lunes, pedía yo en Laudes: «Danos, Señor, la abundancia de los dones del Espíritu: la comprensión, la servicialidad, la amabilidad». Se lo pedía como dones universales, ecuménicos, tanto para el que pide limosna como para el que la da, para el sabio como para el indocto, para el niño que llora como para la madre que lo consuela. Todos, incluyéndome a mí, hemos de ser tolerantes, solícitos, gentiles, atentos –miro al sol, miro al río, miro al árbol, dándose–, es una merced, una dádiva, que el creyente agradece, y que, al recibirla del Espíritu de Dios, le eleva. Los dones del Espíritu no humillan, al contrario, exaltan. El ser magnánimos de Sánchez, ofende, porque pide la generosidad a los otros, para seguir él en el Falcon –zarandeado y sin tren de aterrizaje– del poder. Pedir gracia para el díscolo catalán Junqueras, es darse indulgencia a sí mismo, y verse protegido de la tormenta que se le avecina. Dijo Giovanni Boccaccio, el sabio florentino: «La magnanimidad es belleza, y ornato de las demás virtudes». Y la belleza no se puede empañar con el aceite de la mentira, que unta, ni con el utillaje de la confrontación, que hiere la paz. Sé tú magnánimo, Sánchez, con lo que es tuyo, y no con lo que es de todos. Sin embargo le avanzo a Sánchez, que, cuando caiga en desgracia y se vea desnudo, le vestiremos y le haremos un hueco en el corro de los niños, donde se juega a ser libres y a tener piedad: éstos, sí son, Diario, dones del Espíritu Santo (13:26:46).

miércoles, 9 de junio de 2021

9 de junio de 2021. Miércoles.
HERMOSO HOYO DE LUNA

Geranio reventón, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-Escribía yo en mi Diario el día 23 de junio de 1983: «Hermoso hoyo de luna: el del ombligo». No dice más; en aquel tiempo, yo escribía poco y resumía sentimientos. Entonces, ¿qué quería decir con este endecasílabo, ciertamente inquietante? ¿Definía al altivo, al hedonista, al que se mira el ombligo sin tomar en consideración nada de lo que ocurre a su alrededor? (No hay paisaje para él; él es él, y el paisaje). ¿Se trata, pues, del egocéntrico, del que se venera a sí mismo, y mirándose al espejo, dice: «No hay nada más importante y valioso –joya preciosa– que yo»? Mientras, le caen unas lágrimas lentas, gruesas como granos de alpiste, que se limpia con el dorso de la mano, emocionado. Alpiste, que si algún grano le entra por las comisuras en la boca, lo mastica y ríe, y luego se consuela pensando que no hay nada que le haga sombra, y, reverenciando su imagen, se va camino de su sepelio futuro, donde será enterrado gloriosamente, como un simple estúpido irredento. ¿En quién pensaría yo, si todavía no existían ni Sánchez, el “indultor”, ni el indultado? Hoy, día de la región. «¡Murcia qué hermosa eres!»; hermosa en el limón partido –agrio y dorado–, y en la torre –plegaria de piedra enhiesta que casi toca a Dios– de la Catedral. Todo en Murcia, Diario, es bello: Salzillo, la Fuensanta, y aun el terrón mullido donde florece el clavel reventón, emoción ceñida, apretada, que siempre se ofrece con amor (11:57:53).

martes, 8 de junio de 2021

8 de junio de 2021. Martes.
PIEDRA VIVA

Catedral de Burgos, milagro de piedra. F: Googel

-Hay una iglesia hecha de piedras, de roca, que construye la otra iglesia, la del espíritu. El arte es testigo de esta fusión entre el peñasco y el soplo de la fe, que, con el trabajo de siglos, se hace templo, iglesia, catedral gótica en Burgos, que estos días cumple 800 años de su construcción. La fe, que mueve montañas, levanta, sobre la «Piedra viva» que es Cristo, templos –palabra tallada, cincelada, aplomada– que hablan del Dios del amor y del pueblo que vive en este amor, nutriéndose de él, como el árbol se alimenta y fortalece en la raíz. La vid es Cristo, la iglesia los sarmientos. El resultado es el grano de uva triturado, que en el cáliz, al ser bebido, se hace comunión, sangre de tu sangre, bebida que alimenta el espíritu. «Vosotros también, como piedras vivas –dice San Pedro–, sed edificados como casa espiritual». Primero se construye la catedral de la fe, y, apoyada en ésta, la de la piedra, que habla de la espiritual, la que vive del aliento de Dios, con el racimo del prójimo a tu lado, o el amor al hermano sin fisuras. Cuenta Heinrich Heine que alguien le preguntó por qué no se construían ahora catedrales como las góticas famosas, y le contestó: «Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para levantar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión». Entonces se creía; ahora se especula, se cierran los ojos a la fe y se abren a la teoría, son ojos con ceguera de Dios, que apenas ven el milagro. Ojos solo hechos para admirar la belleza, pero no para crearla: la mística ha sido olvidada en el bucle de lo puramente material; el soplo divino, Diario, ha sido sustituido por el barro, sin capacidad de vuelos, con peso de plomo en las alas, mutilado de fe (13:49:02).

lunes, 7 de junio de 2021

 

7 de junio de 2021. Lunes.
TRAS SU CELOSÍA

Se anuncia tormenta, en la tarde. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Anteanoche zumbaba el cielo, era herido por la navaja de los relámpagos y lloviznaba. Pensé: el escenario ideal para contar cuentos de miedo al calor de la chimenea. Me recordaba las noches de misión (hablar de Dios), en la campiña de Casas Nuevas, en las que a los mayores, al atardecer, les hablaba de Jesús, de su evangelio, y a los pequeños, por la noche, ante el fuego, les contaba cuentos de miedo, tan cargados de terror, que, al ver sus ojos mirarme, espantados, me asustaba yo con ellos, y concluía el cuento con una risa grande por mi parte, con la que aligeraba la tensión; entonces, los niños, tragando saliva, se miraban unos a otros, y, un tanto liberados, reían conmigo. Respiraban. Salían del cuento y se percataban de que estaban entre amigos, y con el fuego reflejando sombras –solo sombras– en las paredes. Habían dejado de mirarme como a un bicho raro. La inocencia, en los niños, se percibe en sus ojos, en sus miradas ingenuas, de cristal. Transparencias entrañables. Aunque sean revoltosos y fumen colillas de cigarrillos, los ojos delatan a los niños, aún sin grandes manchas ni abismos en sus vidas, todavía con la blancura –espuma y sus pompas– en el alma. Mirar a los ojos debe ser, creo, penetrar en su interior y, una vez allí, ver sus sentimientos, descansar en los buenos y huir de los mezquinos, como el agua –siempre limpieza– en las manos. Qué bello lo dicho por Robert Bresson, cineasta francés: «Dos personas que se miran a los ojos no ven sus ojos, sino sus miradas». O lo que se esconde, Diario, tras ellos, tras su celosía (12:09:13).

domingo, 6 de junio de 2021

 6 de junio de 2021. Domingo.
RESCATE

Dios en el pequeño viril de la custodia, esperando. Capilla Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Me levanto envuelto en claridad, en celebración. Hoy es la fiesta del Cuerpo de Cristo. Como dice San Agustín, Cristo nos ofrece en la cruz «lo que había tomado de nosotros», su cuerpo. Se lo ofrece al Padre como sacrificio de expiación por los pecados del mundo, y al mundo, como comida y bebida, que purifican. Y sigue: «Reconoced en el pan lo que colgó del madero, y en el cáliz lo que manó del costado». Cristo, pues, tras repetir el sacerdote las palabras de Jesús en la última cena: «Esto es mi cuerpo…; y este es el cáliz de mi sangre», se hace resumen, epítome, gracia, en un trozo de pan y en un sorbo de vino. Lo masticas como pan y lo saboreas como vino, y, luego, con unción –humillando la soberbia y pensando en el milagro–, lo tragas Cristo; es decir, Señor Sacramentado. Es el momento en el yo pienso en el Cristo que nace de María, en Belén, débil y frágil de pobreza, liberado de riquezas, y que luego, en su vida, se hace amor cercano, amor de tacto, de curar cegueras con barro hecho con saliva, de salvar a pecadores, para en el tiempo culminante, cuando todo se ha cumplido, hacerse amor que es cruz y resurrección, y eucaristía. Rescate. Hoy, día del Corpus, día que reluce más que el sol, digo con Fray Diego de Murillo (s. XVI): «Viendo que solo por amor del hombre, / Dios, que en el cielo ni en la tierra cabe, / así todo se encierra en un bocado». Dios, en la boca, Diario, dejándose comer, como aliento del espíritu, como alimento místico (17:46:04).

sábado, 5 de junio de 2021

 5 de junio de 2021. Sábado.
DULCE ESTAR

Mariposa vegetal, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Dormía yo, sonó la alarma, y no desperté. Esta mañana. Seguí en mis efluvios, con las mariposas del sueño rondándome la cabeza, dejándome inerme de sensaciones, ausente de mí mismo. En este tiempo de insomnios terribles, que roban el sueño –el virus, el paro, la factura de la luz, los hijos, el llegar a fin de mes, los avatares políticos–, me causa pavor decir que duermo bien. Suena, casi, a ofensa. Agravio para los que no pueden dormir: por el dolor o por los problemas de cada día. Son tantos. Soy, sin duda, una isla de agua en el desierto insufrible de la pandemia. Me horroriza. Pero es así, y lo digo: agradecido. La alarma del despertador no ha podido con mi sueño. Cuando duermo, apuro hasta la última chupada del cigarrillo, y creo con Gila, el cómico, que si la mente funciona, no hay viejos. También ayuda el librar la mente de fobias, decir Dios una vez, o más (si así os parece), y dejar que te invada la levedad del dejarte ir, libre de cualquier atadura exterior. Incluso de ti mismo. Consejo: antes de entrar en el descanso, rescata tu conciencia y déjala blanca como una hoja de libreta en la que escribir tus sueños, que siempre serán aventura y hallazgo, dulce estar, alivio (12:31:25).

viernes, 4 de junio de 2021

4 de junio de 2021. Viernes.
VIVIR EN EL CAOS

Con el andar del día, se hace la luz. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Amanece el día como anochecido, oscuro, con rostro de lluvia. Su aspecto es de tristeza. Quizá el cielo tenga sentimientos y, visto lo que ocurre aquí abajo –«este valle de lágrimas»–, se cubra con el velo del lamento y la decepción. Quizá llore desencantado por las dos pandemias que nos asolan: la del virus, terrible, sin trazas de que acabe, y la del espectáculo deprimente de la política, donde el caos y el descrédito llenan de frustración a los que vamos por el mundo con el único paraguas, el de la justicia, que nos protege. O es lo que debiera. A no ser que nos divierta vivir en el caos y lo aceptemos como paisaje salvaje e intransitable de nuestras vidas. El caos es la oscuridad llena de clavos y aristas por la que andamos tanteando. A veces tocamos y nos desgarramos, y, sangrando, volvemos los ojos a la esperanza, que, en sus alas, nos eleva y, en ocasiones, nos libera. El caos necesita combustible: llega el político, se lo proporciona y, además, enciende la mecha para que arda; luego viene la sensatez, y, con trabajo y fe, y un poco de Dios aquí y de poesía allí, Diario, se establece el orden, que, con el tiempo y los políticos, volverá a romperse y ser de nuevo caos, y, así, de este modo tan inseguro y triste, y con tantas sombras, volvemos a empezar (13:45:20).