30 de marzo de 2023. Jueves.
REÍRTE DE TI MISMO
-Amanece un sol menos apasionado que otras veces, aunque anuncian que más
adelante acabará volviéndose caballo desbocado o zarza ardiendo; veremos. El
martes estuve en San Pedro del Pinatar. Cuestión de dientes: el doctor Hilario
Tárraga me sacó uno –cada día quedan menos míos– y me retocó la prótesis que
suple los que faltan. Desde entonces, me miro en el espejo y me río: me hago gracia.
Esa dentadura llena de ventanales oscuros, un diente aquí y otro más allá, parece
una cordillera de cumbres aserradas y quebradas. Reírme de mí mismo es un modo
de liberarme de mi vanidad, si es que la hubiera. Tomás Moro decía: «Felices
los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse». Reírse
de uno mismo es hacer interminable la diversión, pues siempre la tendrás cerca
de ti. Aprender a reírse de uno mismo es una terapia de liberación, de
independencia, te libras de tus demonios narcisistas, y, antes de que lleguen,
vences al guasón, le quitas la razón de sus ocurrencias contra ti, aquellas que
le hacen divertirse a tu costa. Diviértete mirándote al espejo, y así robarás
la ocasión a otros; tú risa, los despistará: no sabrán si te ríes de ellos o de
qué, y huirán, como si inhalaran un mal olor. El reír nunca es malo, siempre es
saludable, incluso en momentos dolorosos. La sonrisa apacigua el
dolor, decía Charles Chaplin, que algo sabía de sonrisa, de risa y aun de
carcajadas. Dios, Diario, anda por la sonrisa y por la risa, menos, creo, por
la carcajada; pero sobre todo anda por la humildad de reírse de uno mismo (17:56:48).