3 de abril de 2023. Lunes.
LA PALMA Y EL RAMO DE OLIVO
LA PALMA Y EL RAMO DE OLIVO
-Como un susurro del viento, me viene al oído el salmo 52: «El justo florecerá como la palmera; crecerá como el cetro del Líbano». Ayer, domingo de Ramos, agitando la palma, me parecia estar haciendo un himno a la justicia, según la interpretación antigua. En la palmera se significaba la rectitud e integridad de lo que es justo. La palmera, igual que la oración, sube al cielo como el incienso y allí, cerca de la lluvia y el viento, da su fruto. Cerca de Dios. La palmera es el árbol del oasis, la que alivia el desierto, la que viste su soledad. La que da una pincelada de verde a esas inmensas planicies de dunas y piedras. La palmera, sin olvidar sus raíces, sube hacia el cielo para tratar de oír el silencio de Dios. Y el olivo. La palma y el ramo de olivo. Agito un ramo de olivo en mis manos y tengo la sensación de ir con aceite de crisma bendiciendo el espacio. «¡Hosanna!», gritaban las gentes en la entrada de Jesús en Jerusalén, mientras levantaban los ramos de olivo y las palmas. Decir hosanna es poner el júbilo del corazón en los labios, y dejarlo ir hacia lo eterno, donde nos espera la bienaventuranza, el don de Dios. La pasión de Jesús, Diario, comienza con un triunfo, luego seguirán la cruz y el sepulcro, para acabar en un aleluya. Días, pues, de dolor y dudas, hasta dar con ese aleluya que todo lo hace claridad (17:30:54).