UN JARDÍN DE BELLAS FLORES
Gardenias, en el jardín. Torre de la Horadada. |
-Leo, con emoción y reflexión, un pensamiento de la carmelita Belén de la Cruz, que dice: «Solo tengo lo que he dado». Es el “haber” en la cuenta corriente de la generosidad, donde no suena el ruido del dinero, sino el discreto y hermoso silabeo del amor. El amor tiene el sonido de las manos que se chocan o del beso que se da en la mejilla del desfavorecido. Besar la herida de un indigente, es besar una llaga de Jesús en la cruz, y acompañarle en la soledad de la cruz. Esa soledad que clama al cielo: «¿Por qué me has abandonado?» En las matemáticas de Dios, solo lo que das tiene valor. En la caja fuerte del corazón de Dios se guardan esos valores que has ido consiguiendo a lo largo de la vida, cuando has curado una herida o has dado un vaso de agua al que tenía sed. Dios, pues, Diario, en el evangelio de lo que das, como en un jardín de bellas flores.