7 de octubre de 2014. Martes.
EL QUE DICE
COSAS
Cosa, en el jardín. F: FotVi |
-El poeta es el que dice cosas. También el agua dice sus cosas, como el
pájaro o el árbol. Pero son sus cosas; sólo las suyas. El poeta, sin embargo,
las dice todas, y, en decirlas, les da vida. Otra vida. Una cosa dicha, alcanza
dos vidas, la suya y la que está en la palabra. Las cosas son y están, si las
dice el poeta. Las cosas son lo que son, pero están allá donde las ha dicho el
poeta. Así lo expresa Rilke en su Novena
Elegía de Duino: «Estamos quizás aquí para decir: casa, /puente, cisterna,
puerta, vaso, árbol frutal, ventana, / a lo sumo: columna, torre…» Estamos aquí
sólo para eso: para poner en su sitio cada cosa, diciéndola. Dios, poeta él,
dijo las cosas y las puso donde están. Dijo: «Luz» y fue la luz, donde se miran
y se sienten cosa todas las cosas. Sin
palabra que diga las cosas (sin poesía) no habría nada, sólo caos. No decir,
Diario, es matar la luz de las cosas, su belleza, aun de lo feo. La Biblia es
palabra que dice a Dios. Dios, que es
infinidad, cabe, sin embargo, en la palabra; tanto que, fuera de la palabra,
trasciende a todo, yendo más allá de todo, sin dejarse asir (19:42:37).
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