11 de octubre de 2014. Sábado.
GESTOS
Gesto (de belleza), en el jardín. F: FotVi |
-Me gusta mirar los gestos. A veces son la piel que viste el alma, su
carnet de identidad. El gesto describe lo que es y hay en el alma. El alma es
espíritu, y el gesto es su expresión y dimensión. Mis gestos, pues, me dicen. Con
la particularidad de que los gestos las más de las veces se escapan, no se
programan. Son espontáneos, como volverte con asombro si oyes tu nombre en un
lugar extraño, donde estás de casualidad. Los gestos andan por el rostro, andan
por las manos, andan por todos los caminos del cuerpo. Un gesto es un tic sonoro
donde se oye el alma. «Tic» (en los ojos, en la boca, en las manos), y suena el
alma, se estremece de sonidos. Como campana o como llama de vela que arde. La
cruz hace tiempo que dejó de ser un madero, solo; ahora la cruz es un gesto
despojado, cruel, con sangre viva siempre, borbotón siempre, soledad infinita siempre,
pero también amor perenne siempre. Es, Diario, el «tic», por excelencia, del Amor
de la Historia (20:53:14).
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